Joe Dante, con Burying the ex es el encargado de clausurar Sitges. El director Gremlins (1984) y Pequeños guerreros (1998) ha dejado de ser un director de grandes producciones para dedicarse a un cine más artesanal y libre. También más divertido. Para Joe Dante. Y para el publico: Burying the ex es una desternillante comedia sobre una novia zombi, decidida a llevar hasta el final aquello de “hasta que la muerte los separe” y todavía seguir más allá…
-Burying the ex, que clausura el festival, es en cierto sentido una comedia romántica. ¿Se puede decir que es la más romántica de sus películas de horror?
-Bueno, es lo más romántico que me dejan hacer. Se rodó muy rápido. Casi como rodaba Roger Corman. No es quizá la película de la que estoy más, pero es como un regalo para la audiencia. Se lo pasa bien. Hay risas, hay sustos y chicas hermosas. No; en serio. Es una divertimento que, si la miramos por el lado serio, habla de lo duro que puede resultar a veces romper con la pareja.
-Es una película de bajo presupuesto, independiente.
-Sí; ahora son así mis películas. Se acabó para mi la época de los grandes estudios. Mis películas son casi artesanales. Fue difícil el proyecto, pero al final lo hicimos. Nos tomo casi cinco años conseguir la financiación. Trabajar con los estudios se ha convertido en algo imposible. Trabajando de esta manera, de forma independiente, hago las películas que me interesan. Así no tengo que estar obsesionado por recaudar en taquilla 600 millones de dólares.
-¿Ha cambiado la industria del cine desde su época de Gremlins?
-Ha cambiado completamente. Todo es diferente. Para empezar no hay películas: son discos duros. Y la audiencia ha cambiado también. El público no recuerda nada. No sabe nada del pasado del cine. Nuestros cincuenta son sus ochenta, apenas. Lo más antiguo que han visto son películas de hace diez años. No les interesa otra cosa que el presente.
-Y el futuro.
-Interesante. Pero diferente. Quizá es el momento más excitante para ser director. Aunque nadie sabe nada. Ningún director sabe como será el cine dentro de unos años. Es curioso, vivimos en la época que tenemos toda la información al alcance de la mano y es, también, la época de mayor desconocimiento. Vivimos un momento de conexión total, con los móviles, con internet, con todas las nuevas formas de comunicación, y la gente se comunica menos. Tenemos demasiada información y poco conocimiento.
-Usted hizo una película sobre ello…
-Sí; hoy no pasa nada si no pasa primero en la pantalla del teléfono. Doce personas en una mesa, y las doce mirando a su pequeña pantalla, quizá hablando las unas de las otras. Su una películas no tiene teléfono no se entiende. Todo es comunicación. Precisamente cuando el cine, en buena medida, se ha construido sobre la exploración de la falta de comunicación.
-Hoy el cine de Antonioni no se entiende
-No; esas parejas desconsoladas en su incomunicación se comprarían un par de teléfonos móviles y todo solucionado. Hoy no se entiende una película si no tiene móviles dentro.
-¿Qué tal por Sitges?
-Adoro Sitges. La ciudad y el festival. Aquí se toman las películas de terror y fantasía en serio. Antes nadie se tomaba estas películas enserio. Al menos en Estados Unidos. Pero en Sitges hay pasión. Además, siempre que vengo hace buen tiempo y me reencuentro con viejos amigos.