Vista por primera vez A quemarropa (Point Blank si lo preferís) del gran Boorman.
Si viendo Zardoz no quedaba claro si estaba ante una estrambótica obra maestra, o un maravilloso bodriazo, en esta no hay duda posible por ningún lado. Obra maestra de las grandes.
Lo primero que pensé, una vez acabada, es que no había visto una cinta policiaca (eso es secundario) sino una de zombis.
Así es, Walker es un muerto viviente. Murió realmente en Alcatraz, traicionado por su mejor amigo y su esposa, y su regreso es un regreso de la tumba, quizá por algún pacto demoníaco (sus encuentros con el mafioso que sabe más de lo que debería sobre Walker podrían ser un apunte en ese sentido). ¿Como sobrevivió a dos tiros a bocajarro? ¿Como escapó de Alcatraz, gravemente herido? Son preguntas que nunca nos responden claramente.
Pero es que todo el tono de la película llega a ser lisérgico, Ese inicio en los títulos de crédito, esa fotografía, los mejunges de colorines mezclados en la bañera, su visita al pub donde piensa encontrar a Chris... parece todo un mal viaje de LSD.
El propìo Walker no parece tener excusa alguna para vivir, ni redención posible. Ese dinero que la Organización le debe, no es más que un Mcguffin para su venganza.
Más apuntes interesantes, su relación con su mujer y con su colega, Mal Reese. Uno llega a dudar de si se trataba de un triángulo amoroso o de un menage a trois, en cualquier caso es conmovedor el relato de la esposa sobre cómo fueron surgiendo sus sentimientos, primero por Walker, luego por Reese... ¿por ambos? Toda la parte en que ella recuerda "los buenos tiempos" huele a desesperación, nostalgia y arrepentimiento, a tiempo perdido, sin paso atrás. Tampoco deja de tener sentido ese momento que se repite, durante muchas ocasiones a lo largo de la película, la fiesta en la que Reese se abalanza sobre Walker, desesperado, suplicándole su ayuda. John Vernon hace un papelón, consiguiendo que Reese se nos antoje por momentos simpático, por momentos un tío repugnante.
Un único momento que me desconcertó fue el final (a partir de aquí, SPOILER si no la habéis visto) hasta tal punto de preguntarme si no quedó algo tirado en la sala de montaje, o hubo un cambio de guión inesperado: el encuentro final en Alcatraz, y la exigencia del mafioso en que Chris esté presente, todo hace parecer que va a ser una escena-espejo con el principio, quizá con Chris redimiéndose / redimiendo a Lynne, o quizás traicionándole y cerrando el círculo. Pero luego el personaje de Angie no tiene ningún peso en el final, no juega ningún papel. Me pareció... algo que faltaba.
He leído la novela original de Richard Stark (un pseudónimo de Donald Westlake) y he visto el remake de los 90 con Mel Gibson, y aunque ninguna de las dos es, por lo que recuerdo, totalmente fiel al texto, esta es sin duda la mejor.
Cosa curiosa, en ninguna de las dos adaptaciones usan el nombre del protagonista de la novela (¿por temas de derechos, quizás?) su nombre "real" en la novela es Parker, mientras que aquí optan por Walker, y en la de Gibson, por Porter.
Grande, el señor Boorman. La próxima, El exorcista II, que la tengo muy olvidada: volver a verla, eso sí que va a ser un exorcismo...
Si viendo Zardoz no quedaba claro si estaba ante una estrambótica obra maestra, o un maravilloso bodriazo, en esta no hay duda posible por ningún lado. Obra maestra de las grandes.
Lo primero que pensé, una vez acabada, es que no había visto una cinta policiaca (eso es secundario) sino una de zombis.
Así es, Walker es un muerto viviente. Murió realmente en Alcatraz, traicionado por su mejor amigo y su esposa, y su regreso es un regreso de la tumba, quizá por algún pacto demoníaco (sus encuentros con el mafioso que sabe más de lo que debería sobre Walker podrían ser un apunte en ese sentido). ¿Como sobrevivió a dos tiros a bocajarro? ¿Como escapó de Alcatraz, gravemente herido? Son preguntas que nunca nos responden claramente.
Pero es que todo el tono de la película llega a ser lisérgico, Ese inicio en los títulos de crédito, esa fotografía, los mejunges de colorines mezclados en la bañera, su visita al pub donde piensa encontrar a Chris... parece todo un mal viaje de LSD.
El propìo Walker no parece tener excusa alguna para vivir, ni redención posible. Ese dinero que la Organización le debe, no es más que un Mcguffin para su venganza.
Más apuntes interesantes, su relación con su mujer y con su colega, Mal Reese. Uno llega a dudar de si se trataba de un triángulo amoroso o de un menage a trois, en cualquier caso es conmovedor el relato de la esposa sobre cómo fueron surgiendo sus sentimientos, primero por Walker, luego por Reese... ¿por ambos? Toda la parte en que ella recuerda "los buenos tiempos" huele a desesperación, nostalgia y arrepentimiento, a tiempo perdido, sin paso atrás. Tampoco deja de tener sentido ese momento que se repite, durante muchas ocasiones a lo largo de la película, la fiesta en la que Reese se abalanza sobre Walker, desesperado, suplicándole su ayuda. John Vernon hace un papelón, consiguiendo que Reese se nos antoje por momentos simpático, por momentos un tío repugnante.
Un único momento que me desconcertó fue el final (a partir de aquí, SPOILER si no la habéis visto) hasta tal punto de preguntarme si no quedó algo tirado en la sala de montaje, o hubo un cambio de guión inesperado: el encuentro final en Alcatraz, y la exigencia del mafioso en que Chris esté presente, todo hace parecer que va a ser una escena-espejo con el principio, quizá con Chris redimiéndose / redimiendo a Lynne, o quizás traicionándole y cerrando el círculo. Pero luego el personaje de Angie no tiene ningún peso en el final, no juega ningún papel. Me pareció... algo que faltaba.
He leído la novela original de Richard Stark (un pseudónimo de Donald Westlake) y he visto el remake de los 90 con Mel Gibson, y aunque ninguna de las dos es, por lo que recuerdo, totalmente fiel al texto, esta es sin duda la mejor.
Cosa curiosa, en ninguna de las dos adaptaciones usan el nombre del protagonista de la novela (¿por temas de derechos, quizás?) su nombre "real" en la novela es Parker, mientras que aquí optan por Walker, y en la de Gibson, por Porter.
Grande, el señor Boorman. La próxima, El exorcista II, que la tengo muy olvidada: volver a verla, eso sí que va a ser un exorcismo...