Atreyub
En busca y captura
Vista esta noche Depredador con ganas de volverla a saborear una vez más. Pendiente he estado todo el rato a la espera de contar cuantos chascarrillos van en la peli: 2. Sólo 2. Y en la parte primera ("Tack, tack" - "No te muevas"). Lo que se entiende como chascarrillo frente al depredador es una sola frase y es "Eres una auténtica belleza" sin el tono de cachondeo sino más bien de fascinación / provocación. Nada más. No hay diálogo ni enfrentamiento en duelo de chistacos morcilla entre los dos.
A lo que vamos...
(Predator, 1987)
- "Si sangra podemos matarlo" (Dutch)
El cazador de humanos que vino del espacio
Un año antes de conquistar al mundo entero con la primera entrega de su obra magna, "Die Hard", ya dejaba la base y estilo en "Depredador". De guión sencillo pero tremendamente eficaz se divide en dos partes bien diferenciadas pero que forman parte la una de la otra. Con el estilo y oficio que tan bien caracterizó a McTiernan en la década de los 80 y con ecos de la trilogía Rambo con la cual guarda no pocas similitudes y las producciones Carolco, en la exposición de la acción y la trama la película es un ejemplo práctico y perfecto en lo que a planificación, encuadres, montaje y efectos se refiere. Pero si por algo salía vencedora y ganándose el aplauso era por la innovadora forma de encauzar el género de extraterrestres de una forma realista, dura, cruda, salvaje a la cual el cine no estaba acostumbrado de esta forma, dotando al protagonista de una letal forma de matar al hombre y reinventando la forma de cazar, a la vez que innovaba en efectos especiales como era la visión térmica.
Con un reparto variopinto (el propio Shane Black tiene uno de los roles más divertidos) y encabezado por un Schwarzenneger que encaja a la perfección con sus limitaciones artísticas en el rol clásico de los 80 que fuma puros, marca músculos rivalizando con sus amigos en ver quien tiene más fuerza y aprieta el gatillo de su metralleta sin despeinarse pero también consigue un personaje acertado como hombre metódico, eficaz, serio, parco en palabras, inteligente en el campo de batalla (toda la parte final da fe de ello) y que aún pudiendo caer en las formas típicas del cine de acción de la época como era espetar morcillas cómicas para quitarle hierro a la violencia empleada no son tantas como uno podría creer y desde luego no molestan o adolecen al resultado. Porque toda la parte primera, una manida historia de hazañas bélicas, es un simple preámbulo o un adelanto de lo que realmente vale la pena de "Depredador". Así como en la primera parte es todo mucho más ruidoso, menos llamativo y menos concreto que la segunda parte donde la eficacia letal del cazador y el metódico plan de eliminación es lo que da fuerza y sentido a toda la película.
"Depredador" es un tour de force y un ejercicio de estilo marcado a fuego donde la acción, el suspense y el terror forman un cómputo que depara un eficaz título donde lo que importa es el cómo está expuesto. McTiernan aprovecha todos y cada uno de los parajes de la selva (casi un preludio de lo que sería "La jungla de cristal") como si de un laberinto sin salida se tratase, donde el depredador juega con ventaja y sale airoso. Lo llamativo del caso es la forma en como irá eliminando uno a uno y plasmando la contundencia de sus ataques hasta llegar al plano decisivo donde guarda como trofeos los cráneos de sus víctimas (el plano donde esgrime victorioso la columna vertebral con un grito es toda una declaración de intenciones). Aparte de ser un blockbuster de resultados más que evidentes contiene una colección de escenas icónicas que forman parte ya del séptimo arte como ese grupo vaciando los cargadores con la impaciente a la cabeza, la aparición del ser que se encuentra tras la escafandra o toda la parte final.
Porque toda esa parte merece un texto en sí mismo. Cine visual, carente de diálogos, pura acción, cine de escape y la batalla primigenia entre el hombre y la bestia, la plasmación perfecta de como el ingenio humano/rudimentario puede llegar a superar una tecnología tan moderna y superior a la del hombre. El montaje paralelo entre la preparación de las trampas y la espera para acabar con el grito de guerra de Dutch es uno de los pilares fundamentales del cine de acción. Uno de los elementos cruciales que hacen creíble toda la película pero en especial todo ese metraje es, aparte de la BSO de Alan Silvestri quien conjuga con acierto tonos tribales con temas mucho más intensos, la fotografía realista y viva de Donald McAlpine (impresionante el momento en el interior de la cueva donde la sangre fluorescente del depredador realza la tensión y el nerviosismo del momento). La batalla cuerpo a cuerpo es fluida, dura y con un trabajo impecable por parte de un Stan Winston en estado de gracia consiguiendo que su trabajo sea uno de los más destacados en la historia del séptimo arte.
McTiernan supo jugar sus cartas siendo el mejor en lo suyo. No dirigió una película de acción sin más. Supo inyectarle el dramatismo necesario y supo darle el tono adecuado para no caer en el patetismo y jugar con los tempos lentos para darle un respiro tanto al metraje como al espectador e ir dándole forma al carácter letal del depredador, jugando en todo momento con el punto de vista subjetivo y no darle presencia hasta bien entrada la película, para que la sensación de peligro estuviera presente en todo momento. Y si bien es cierto que la trama puede resultar un mejunje de muchas referencias cinéfilas y literarias (desde "10 negritos" de Agatha Crhistie hasta "Llegaron sin avisar" de Greydon Clark pasando por "Alien" de Ridley Scott o incluso "El malvado Zaroff" de Irvin Pichel y Ernest B. Shoedsack) el director y guionista supieron darle un toque distinto y aprovechar lo que ya existía para conseguir un título novedoso, fresco y distinto, algo que no se había visto antes de esa forma.
La taquilla respondió perfectamente a su reclamo y convirtió al enemigo de la película en todo un referente tanto cultural como cinéfilo. Creadora de frases que acabaron convirtiéndose en lemas casi propios ("Ahí fuera hay algo que nos está esperando, y no es un hombre") y que tuvo la mala suerte de tener una continuación pésima, rocambolesca y poco inspirada y que por desgracia nunca tuvo una secuela digna de mención ni una repercusión en entregas posteriores. Nada parecido a este título donde al igual que en "Acorralado" el frío traspasaba la pantalla aquí lo hace un calor desesperante, un sudor pegajoso en un cine de acción tan eficaz como directo, despreocupado, violento y seco, incluso macarra, tan lapidado en su momento pero que con el tiempo ha ido reivindicándose. El tiempo le ha dado el merecido título de clásico no sólo por el conjunto de la propuesta y el resultado sino por ser un manual perfecto de un conciso ritmo y una dosis ejemplar de varios géneros siendo la sci-fi y la acción los más destacados al respecto. Porque no hay nada como ver dos monstruos dándose de puñetazos desprovistos de cualquier armamento.
A lo que vamos...
(Predator, 1987)
- "Si sangra podemos matarlo" (Dutch)
El cazador de humanos que vino del espacio
Un año antes de conquistar al mundo entero con la primera entrega de su obra magna, "Die Hard", ya dejaba la base y estilo en "Depredador". De guión sencillo pero tremendamente eficaz se divide en dos partes bien diferenciadas pero que forman parte la una de la otra. Con el estilo y oficio que tan bien caracterizó a McTiernan en la década de los 80 y con ecos de la trilogía Rambo con la cual guarda no pocas similitudes y las producciones Carolco, en la exposición de la acción y la trama la película es un ejemplo práctico y perfecto en lo que a planificación, encuadres, montaje y efectos se refiere. Pero si por algo salía vencedora y ganándose el aplauso era por la innovadora forma de encauzar el género de extraterrestres de una forma realista, dura, cruda, salvaje a la cual el cine no estaba acostumbrado de esta forma, dotando al protagonista de una letal forma de matar al hombre y reinventando la forma de cazar, a la vez que innovaba en efectos especiales como era la visión térmica.
Con un reparto variopinto (el propio Shane Black tiene uno de los roles más divertidos) y encabezado por un Schwarzenneger que encaja a la perfección con sus limitaciones artísticas en el rol clásico de los 80 que fuma puros, marca músculos rivalizando con sus amigos en ver quien tiene más fuerza y aprieta el gatillo de su metralleta sin despeinarse pero también consigue un personaje acertado como hombre metódico, eficaz, serio, parco en palabras, inteligente en el campo de batalla (toda la parte final da fe de ello) y que aún pudiendo caer en las formas típicas del cine de acción de la época como era espetar morcillas cómicas para quitarle hierro a la violencia empleada no son tantas como uno podría creer y desde luego no molestan o adolecen al resultado. Porque toda la parte primera, una manida historia de hazañas bélicas, es un simple preámbulo o un adelanto de lo que realmente vale la pena de "Depredador". Así como en la primera parte es todo mucho más ruidoso, menos llamativo y menos concreto que la segunda parte donde la eficacia letal del cazador y el metódico plan de eliminación es lo que da fuerza y sentido a toda la película.
"Depredador" es un tour de force y un ejercicio de estilo marcado a fuego donde la acción, el suspense y el terror forman un cómputo que depara un eficaz título donde lo que importa es el cómo está expuesto. McTiernan aprovecha todos y cada uno de los parajes de la selva (casi un preludio de lo que sería "La jungla de cristal") como si de un laberinto sin salida se tratase, donde el depredador juega con ventaja y sale airoso. Lo llamativo del caso es la forma en como irá eliminando uno a uno y plasmando la contundencia de sus ataques hasta llegar al plano decisivo donde guarda como trofeos los cráneos de sus víctimas (el plano donde esgrime victorioso la columna vertebral con un grito es toda una declaración de intenciones). Aparte de ser un blockbuster de resultados más que evidentes contiene una colección de escenas icónicas que forman parte ya del séptimo arte como ese grupo vaciando los cargadores con la impaciente a la cabeza, la aparición del ser que se encuentra tras la escafandra o toda la parte final.
Porque toda esa parte merece un texto en sí mismo. Cine visual, carente de diálogos, pura acción, cine de escape y la batalla primigenia entre el hombre y la bestia, la plasmación perfecta de como el ingenio humano/rudimentario puede llegar a superar una tecnología tan moderna y superior a la del hombre. El montaje paralelo entre la preparación de las trampas y la espera para acabar con el grito de guerra de Dutch es uno de los pilares fundamentales del cine de acción. Uno de los elementos cruciales que hacen creíble toda la película pero en especial todo ese metraje es, aparte de la BSO de Alan Silvestri quien conjuga con acierto tonos tribales con temas mucho más intensos, la fotografía realista y viva de Donald McAlpine (impresionante el momento en el interior de la cueva donde la sangre fluorescente del depredador realza la tensión y el nerviosismo del momento). La batalla cuerpo a cuerpo es fluida, dura y con un trabajo impecable por parte de un Stan Winston en estado de gracia consiguiendo que su trabajo sea uno de los más destacados en la historia del séptimo arte.
McTiernan supo jugar sus cartas siendo el mejor en lo suyo. No dirigió una película de acción sin más. Supo inyectarle el dramatismo necesario y supo darle el tono adecuado para no caer en el patetismo y jugar con los tempos lentos para darle un respiro tanto al metraje como al espectador e ir dándole forma al carácter letal del depredador, jugando en todo momento con el punto de vista subjetivo y no darle presencia hasta bien entrada la película, para que la sensación de peligro estuviera presente en todo momento. Y si bien es cierto que la trama puede resultar un mejunje de muchas referencias cinéfilas y literarias (desde "10 negritos" de Agatha Crhistie hasta "Llegaron sin avisar" de Greydon Clark pasando por "Alien" de Ridley Scott o incluso "El malvado Zaroff" de Irvin Pichel y Ernest B. Shoedsack) el director y guionista supieron darle un toque distinto y aprovechar lo que ya existía para conseguir un título novedoso, fresco y distinto, algo que no se había visto antes de esa forma.
La taquilla respondió perfectamente a su reclamo y convirtió al enemigo de la película en todo un referente tanto cultural como cinéfilo. Creadora de frases que acabaron convirtiéndose en lemas casi propios ("Ahí fuera hay algo que nos está esperando, y no es un hombre") y que tuvo la mala suerte de tener una continuación pésima, rocambolesca y poco inspirada y que por desgracia nunca tuvo una secuela digna de mención ni una repercusión en entregas posteriores. Nada parecido a este título donde al igual que en "Acorralado" el frío traspasaba la pantalla aquí lo hace un calor desesperante, un sudor pegajoso en un cine de acción tan eficaz como directo, despreocupado, violento y seco, incluso macarra, tan lapidado en su momento pero que con el tiempo ha ido reivindicándose. El tiempo le ha dado el merecido título de clásico no sólo por el conjunto de la propuesta y el resultado sino por ser un manual perfecto de un conciso ritmo y una dosis ejemplar de varios géneros siendo la sci-fi y la acción los más destacados al respecto. Porque no hay nada como ver dos monstruos dándose de puñetazos desprovistos de cualquier armamento.