Yo soy de los que ve a Schwarzenegger especialmente bien en Depredador. Como dijo Atreus, te lo crees como líder. Es, sin duda, uno de sus mejores trabajos... Porque más allá de la vigorosa dirección de McTiernan o de la acojonante música de Silvestri, el gran éxito de la película radica precisamente en el carisma de sus personajes (no es casualidad que al final, como en otras cintas del género, se le de un repaso completo al equipo, con ese plano especial para el que posan ex profeso mirando a cámara....excepto Dutch, cuyo plano, no por casualidad, sí pertenece a la propia película). Me recuerda, en el tratamiento de los mismos, a esas cintas míticas de hazañas bélicas de la Segunda Guerra Mundial.
El mérito de ello también es, en gran parte, del director... porque, salvo excepciones, sabe explotar cojonudamente los registros de sus actores, aprovechando sus puntos fuertes, y siendo plenamente consciente, en todo momento, de las necesidades y las limitaciones de la propuesta. Ya desde la primera escena, Arnold muestra matices inéditos hasta entonces en él, expresando con solvencia los cambios de humor que experimenta su personaje y proyectando perfectamente ese "no me toméis por idiota que ya sé que me estáis ocultando algo ...aun así lo voy a hacer, pero más vale que no me la juguéis": seriedad, profesionalidad, respeto, alegría, chulería competitva, orgullo, nostalgia, pesar, ironía, inteligencia, resignación, desconfianza, mosqueo....McTiernan es quizás el director que mejor ha sabido filmar su rostro para que transmita lo que debe en cada momento; por ejemplo: su acojonante expresión después de que la guerrillera cuente la leyenda (parece fácil...); el plano con puro en el que discute con Billy la ruta de extracción (mítico); el momento en el que observa el cadáver de Hawkins..... También es justo recordar que hay momentos chirriantes y menos inspirados, como la ya mentada discusión con Dillon en la cabaña, cuando ambos ponen las cartas boca arriba... Pero, en general, Schwarzenegger sorprende (y mucho) en esta cinta.
Y el resto del reparto también está a la altura (gran cast): Sonny Landham, sin ir más lejos, crea un Billy acojonante (no es casualidad que sea uno de los personajes más recordados): sabe darle matices a ese explorador indio que es mucho más que el prototípico supermacho callado, solitario y enigmático. Trasmite profesionalidad y un profundo respeto por su superior (no exento de cierta familiaridad; esto vale, en general, para todos); es inteligente y reflexiona sobre lo que ve (aunque se lo calle); se ríe exageradamente con los chistes malos de Hawkins (ingenuidad tras esa fachada); se muestra verdaderamente turbado con los desollados (es humano) y luego está esa resignación mística y esa percepción casi sobrenatural que acaban por rematar un personaje verdaderamente extraordinario para los estándares del género. Su inmolación final pone la piel de gallina.