Dos horas de Christian Bale deambulando por entornos lujosos y alternando con mujeres de muy buen ver. Además hay luces de neón, paseos en coche, un terremoto, un secarral, puestas de sol, playas, algún animalico (el pelícano es mazo de gracioso, lo mejor de la peli), Antonio Banderas, gente sórdida, y sobre todo, piscinas, muchas piscinas, y gente bañándose. Es todo muy bonico, el problema es que pasa una hora, queda otra por delante y ya estás un poco hasta los cojones de todo el rato lo mismo... y no hay apenas historia ni personajes, no hay propiamente guión ni dramaturgia, tan sólo un cúmulo de imágenes, músicas y voces en off alternándose de manera caprichosa, que podrían alargarse hasta no terminar jamás si así lo quisiera Malick, antaño visionario, ahora jubilado y dedicado a juntarse con con gente molona para filmar las musarañas (eso sí, con un porrón de actores famosos, que los caprichos del abuelo no son los de cualquiera). La coherencia de forma y contenido es ahora, eso sí, mayor y más consecuente que nunca en la filmografía de este señor.
Yo creo que la mejor manera de enfrentarse a ésto es con una mente abierta, olvidándote de todo y sin intentar entender nada concreto, dejándote llevar por la pura sensación y centrándote tan solo en lo que te sugiere lo que vas viendo y oyendo... de lo contrario, prepárate para un videoclip new age de la peor estofa, que ni por el forro cuela como exploración realista, compleja, del mundo de la fama, del vacío vital o de lo que sea. Me vuelve a llamar la atención la insistencia de Malick en un material muy burdo, como de poesía falsa y de diseño (música clásica, miradas al infinito, mucha luz...), pero dándole la forma de un collage experimental, más próximo al videoarte, al diario filmado (esos insertos cutrones como de vídeo casero), que al cine convencional. El resultado, esa curiosa combinación de trascendencia y banalidad, ese lirismo bordeando siempre la petardez. Me sorprende que la naturaleza no tenga tanto protagonismo, al contrario, lo tiene lo urbano y artificial. No me sorprente lo del alma, la búsqueda, lo divino en lo humano y múltiple...
Le falta llegar más lejos y meter más modelos de Met Art. Por lo demás, pues fetén.