Respuesta: LA ÚLTIMA PELÍCULA y Bogdanovich en general
Para que Dussander no la utilice como promesa pendiente...
Lo cierto es que no me ha parecido una obra maestra pero sí una buena película. Una historia llena de desgracias, amistades, romances, engaños, soledad y un sinfín de sentimientos más, todo mezclado, agitado y puesto en bandeja dentro de la vida de un pequeño pueblecito de Texas. Un reparto coral en base de un montón de caras conocidas, casi todas realizando sus pinitos en la interpretación y otras tantas consagrando sus dotes artísticas demostrando que cuando se quiere se puede sacar oro en forma de grandes actuaciones.
Por un lado tenemos a los muchachos del lugar. El protagonista de todos, aunque no lo parezca, será un Timothy Bottoms que comenzará un apasionado romance oculto con Cloris Leachman (la viejuna ama de llaves en El jovencito Frankenstein) dado que se siente sola y engañada. Un muchacho que se encuentra en plena adolescencia el cual no sabe bien hacia donde tirar. Luego tenemos al chulito del pueblo, Duane, interpretado por un jovencísimo Jeff Bridgess con el cual o se congenia a la primera o te cae mal en la siguiente escena (demostrando que ya tenía dotes interpretativas para ello). Por allí pasaba un Randy Quaid en el típico papel de panoli con cara de tonto del pueblo, engominado y en definitiva tonto del bote.
Pero quien juega en otra liga esta vez es una bellísima, joven y atractiva Cybill Shepherd, quien dominará a los hombres a su antojo y jugará con ellos cual muñecos de trapo. Un papel casi ni hecho a la medida. Una belleza despampanante y unas intenciones destructivas. Una chica que hace con los hombres lo que quiere y ellos casi no se dan cuenta de ello.
En el lado opuesto, tenemos a un Ben Johnson que es, para mi, el mejor personaje de toda la película. Un actor que llena la pantalla tan sólo con esa pose de sabiduria y experiencia (si encima le añadimos un palillo y un sombrero vaquero tenemos un personaje en toda regla). Momentos como cuando le dice a los muchachos que jamás se acercen a sus billares, o cuando se calza un monólogo de órdago, junto con una puesta en escena emotiva, melancólica y 100% cinematográfica donde echa de menos con una nostalgia dura y ferrea los mejores tiempos de su vida, no hay cosa mejor que hacer que aplaudir y disfrutarlo (encima el sol empieza a brillar un poco más, vamos, ni hecho a drede).
Luego tenemos a las dos actrices que son la guinda del pastel. La mencionada arriba Cloris Leachman, con arrances de pasión y de furia cuando pertoca y en parte nos sentimos mal por ella y por sus circunstancias y a la madre de Cybil en la película, Ellen Burstyn, la cual comprendemos en parte porqué la hija es así pues ella es igual... juega con los hombres a causa también de una vida aburrida, monótona y solitaria.
Una fotografía exquisita, con un blanco y negro duro y remarcado, para hacer de cada escena algo grande y una BSO entre country y folk que da bouqué a las escenas donde aparece. La película es una muy buena por varios motivos: congeniamos con los personajes desde el primer momento haciendo más fácil el metraje y el tempo, la historia está llena de matices sin ser todo blanco o negro, la nostalgia se hace patente en forma de un cine que cierra sus puertas convirtiendo en aquel lugar en algo más solitario y más monótono si cabe.
Situaciones con las cuales quizás podemos identificarnos hacen de esta película algo muy recomendable y ya digo, aunque no me ha parecido una obra maestra sí que me ha parecido algo grande y que merece ser recordado.
Duss, pillastre: