Yo estoy atonished. Abrumado, estupefacto, anonadado. Es inconcebible que alguien de semejante calaña intelectual haya llegado al cargo. Como sabéis alguno, estoy en proceso de publicar una novela de ficción, que ya está escrita, en el que aparecen un par de personajes ligados al nazismo. Una mujer que de niña fue ayudante de mengele. Para documentar ligeramente, de manera superficial, el personaje investigué al funesto doctor y su legado. Os juro que lo que me encontré eran transcripciones prácticamente literales del discurso racista del tarado este. Terrorífico. Un discurso idéntico. No es sólo supremacismo es directamente un discurso de un intelecto genocida. La superioridad genética de una raza distinta, la referencia de las bestias, la terminología vejatoria....me he quedado pasmado porque desconocía la indecencia de este señor desconocido para mí.Hace poco hacía un homenaje a un tal cardoner que comparaba el tamaño craneal de los catalanes con el de los españoles, creo que lo llamaba el cráneo del hombre de ávila .
Lo dramático no es que haya imbéciles xenófobos, fascistas y miserables. Que abundan en todos lados, para desgracia del ser humano. Es que la mitad de un parlamento lo vote sin que se les revuelvan las tripas, sin que se les caiga la cara de vergüenza o asco, tragando algo inaceptable en la europa de hoy, supurando indignidad sin sentirse abochornado. Estoy consternado que algo que debería estar más allá de la mínima decencia que un ser humano debe tener,haya sido aceptado en manada por gente que ahora sí, antes no, considero que ha perdido el juicio. Mis padres, como bien dijo domenech, no se integró cuando vino con trece años a cataluña sino que ayudó a construirla. Mis padres no hablan catalán por el motivo que sea, porque no se enseñaba, porque no hacía falta para entenderse, porque consideran que un idioma es un medio y no un fin, porque no tuvieron tiempo, es lo que tiene trabajar 18 horas al día durante media vida o porque no tenían capacidad intelectual para aprenderlo. El caso es que para este hijo de la gran puta mis padres son bestias, víboras, hienas y de genética tarada. Que no se cruce en mi camino esta basura. Hiervo de ira por dentro. Avergonzado de quienes lo votaron sin rubor, de quienes sonreían para la foto y a los que les daba igual a costa de qué avanzaban en sus anhelos. Las mismas sonrisas bobas de quienes posaban en muchas fotos a principios de los años 30.
Ayer una amiga independentista a la que le preguntaba si no le abochornaban las declaraciones y pensamientos de este retrasado me respondía que a ella le abochornaba que a los españoles no les abochornara lo que hacían a los catalanes, justificando o soslayando con ese argumento las valoraciones del sujeto. No se posicionó sobre si le parecían graves o no, no entró, y añadió que había muchos así entre los españoles, que pensaban igual pero desde el otro lado. Ninguno presidente ni político con cargos, le rebatí yo. No se puede comparar los estertores de la gente, igualmente condenables, que las declaraciones de un tío que llega a presidente. Me quedé a cuadros. Algunos independentistas, cegados por su obsesión reciente, debidamente dirigidos, de conseguir la independencia a toda costa se han cubierto de una pátina de aceite de brea, una capa de protección o una coraza, que los hace inmunes a la vergüenza y a la decencia.
No voy a negarlo. Los hay en mi entorno que, sin dejar de ser independentistas, faltaría más que un idiota de los suyos consiguiera lo que no ha podido la propaganda española, se echan las manos a la cabeza del perfil y calado de los personajes que se están poniendo a liderar sus aspiraciones. Y gracias a Dios que no son los dos millones los que asumen la superioridad de una raza aria catalana. Si tal cosa sucediera sería el principio de un nuevo exterminio.