La verdad es que el programa a dejado a Hodor en bastante evidencia. Esperaba mucho más del 'niño bonito
' del independentismo. Del hombre de los 288 idiomas. Del gran orador.
Bien es cierto que tiene un mensaje pausado, relajado, reflexivo... y eso normalmente le ayuda. Pero hoy no le ha servido para nada.
Al contrario de lo que su imagen parece proyectar, es una persona inteligente y culta. El problema es que el fregado en el que se ha metido excede sus capacidades.
Como buen doctor en historia ha demostrado que, cuando de economía se trata, no tiene ni puta idea. Pero no por ningún motivo en particular... sino porque no es su campo. Se pierde. No tiene argumentos. Y cuando gran parte del peso de las propuestas independentistas se sustentan en la pata de la economía, pues el hombre hace aguas. A partir de ahí intenta suplir sus carencias con anhelos, con deseos... "yo quiero que", "yo pienso que", "yo estoy convencido que"... son mensajes que calan entre la población que es propensa a que les calen. Es decir, entre los sectores indepes le funciona, y no hay más que leer la limpieza de sable que algunos por aquí le procuran, porque es lo que quieren oir.
Luego, su mensaje también ha estado bastante condicionado por la imperiosa necesidad que tenía de quedar bien. En un programa de ámbito nacional, que va a tener una repercusión enorme, y en el que va a vender un mensaje "buenrollista" no puede utilizar los mensajes beligerantes, ofensivos, humillantes y llenos de odio a los que está habituado. Y entonces llega a puntos tan absurdos como:
Individuo: ¿Pero por qué cree que siendo independientes les irá mejor que ahora? ¿Qué cambiará?
Hodor: Porque se hará lo que decida la mayoría de los catalanes, tanta gente no puede estar equivocada.
Individuo: Pero entonces usted cree que los españoles no sabemos hacer nada, ¿no?
Hodor: No, los españoles no, el Gobierno del Partido Popular.
Individuo: Es que este gobierno lo ha escogido una mayoría de la sociedad, y claro, tanta gente no puede estar equivocada.
Aquí llega el punto en el que Hodor tendría ganas de decir "sí, son ustedes retrasados", porque es lo que le pide el cuerpo, pero claro, se le desmontaría el tinglado del postureo buenrollista que llevaba.