Christian Troy
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Pues aquí tenemos muy cercano el caso de Franco. Después de su muerte, todo el mundo presumía de haber sido antifranquista (y demócrata "de toda la vida"), pero antes... (y no precisamente por miedo).Uno de los problemas sobre la opinión pública de los rusos es que no existe.
Es muy difícil localizar información más allá de pequeños medios de comunicación casi con un perfil clandestino.
Es un grave error creer que el silencio corresponde a asentimiento.
Son bien frescas las imágenes de las pequeñas manifestaciones hace un par de días en Rusia donde prácticamente todos los manifestantes fueron arrestados. Un país donde protestar es un acto de heroicismo no suele tener un líder venerado, sino más bien temido.
Que huevos ni que ostias en vinagreExacto. Ha puesto los huevos en la mesa para obtener una ventaja en la negociación.
¿En serio quieres abrir ese melón?Pues aquí tenemos muy cercano el caso de Franco. Después de su muerte, todo el mundo presumía de haber sido antifranquista (y demócrata "de toda la vida"), pero antes... (y no precisamente por miedo).
Bajo las circunstancias adecuadas, los líderes fuertes que dan estabilidad y seguridad a amplias capas de población siempre tienen asegurado un gran respaldo popular.
La reciente reivindicación de Stalin entre la ciudadanía rusa es sólo un síntoma de los tiempos; estamos en el ciclo adecuado. Y Putin recoge ese testigo. Hay encuestas de opinión (oficiales e independientes) que maneja su Gobierno (por la cuenta que le trae), que reflejan altos y bajos (muy bajos, incluso recientemente). En eso no se diferencian mucho de nosotros. Sabe perfectamente lo que una mayoría de rusos espera de él. Su popularidad sube como la espuma cuando mejora el nivel de vida de la población... pero también se dispara cuando reafirma la posición de fuerza de Rusia en el escenario global (y ahí entran en juego esas causas psicológicas profundas; el alma rusa; su inconsciente colectivo; todo lo que les hace mirar con nostalgia al pasado).
Es como el caso de Napoleón III. Durante veintitantos años, el sentimiento mayoritario en Francia era que Napoleón había sido un cabrón; todo el mundo renegaba de su figura (era el "pensamiento único" de la época; lo "políticamente correcto"). En esto llega la crisis adecuada y ese sentimiento cambia; la gente se vuelve nostálgica y su figura empieza a reivindicarse. Entonces llega Luis, que observa esa tendencia, se presenta a las elecciones y arrasa. Plebiscito y... adiós República; que vuelva la Gran Francia... Imperator, otra vez.
Estas completamente equivocado. No sé actúa porque significaría más bajas humanas y porque el ruso ese está chalado y es capaz de darle al botón de las armas nuclearesPutin es un mafioso autoritario que ha accedido al poder por vías democráticas que ha adulterado con posterioridad. Muchos rusos le respaldan porque es fresca la debacle de la antigua urss, que si bien era una dictadura, no dejaba de ser un imperio intimidatorio que muchos echan de menos y del que estaban orgullosos. La democracia ha de saberse disfrutar y no vale para todos porque muchos no saben qué hacer con ella y se sienten más confortables con mano dura, mando único y disciplina. Es un síndrome de Estocolmo estudiado en las facultades.
Putin actúa así para perpetuarse en el cargo, porque está embebido por su ensoñación de una reencarnación del imperio soviético, porque es una terapia para sus complejos, que si se leen retales de su biografía se entiende, y porque también hay reales motivos estratégicos, tanto de apropiarse de los recursos naturales de ucrania como de evitar la extensión de países bajo tutela de la otan.
En este escenario Putin se aprovecha de la sabida inoperancia previa de la UE, la timorata respuesta de la otan en cualquier escenario y la inutilidad dolosa de la ONU. Sabe que entre su ataque y cualquier respuesta coordinada habrá habido tiempo para completar la invasíón, ganar la guerra, simular una conversación, poner un gobierno afín y volver a casa. Y después preguntar a los demás si quieren petróleo, gas, uranio, titanio, cereales y muchas cosas más.
Toca por parte de Europa hacer muchos aspavientos de ofendido y en un par de meses a otra cosa mariposa.
Hablas de pueblo y de pluralidad cuando no es así.Hitler no tenía armas nucleares... pero hay una coincidencia fundamental a la que no se le suele dar la importancia debida: el sentimiento de agravio; de ninguneo; de orgullo herido. Es un factor de tensión peligrosísimo.
Krell lo esbozó y Seoman lo acaba de apuntar muy bien:
Tal cual. Y aquí viene el problema:
De acertado nada. Esas "cartas" generan resentimiento (o lo acentúan). ¿Cómo la Madre Rusia, con lo que ha sido, va a tolerar una humillación semejante? Desde la caída de la URRS se han visto forzados a comulgar con ideas liberales que sienten como ajenas para poder sobrevivir; a asumir que lo bueno es lo de fuera; que lo suyo era una mierda. Ése es un trauma psicológico muy duro y profundo (y peligroso) para la nación; para unas masas que además observan cómo esa supuesta panacea occidental trae consigo una parte oscura en forma de inestabilidad, desequilibrios, crimen... por no hablar de los (supuestos) valores progresistas que insistimos en exportar y que desprecian profundamente (con razón). Ese pueblo quiere volver a la grandeza de antaño, recuperar su orgullo, sin paternalismos, sin aceptar que les llamen cosas ofensivas o les miren por encima del hombro (¿me va a dar lecciones un europeo lacayuno que vendió su dignidad hace ya mucho tiempo por un plato de lentejas?). Están hartos de burlas y desprecios. Esas humillaciones provocan una reacción; nadie quiere sentirse así. Hay un resorte psicológico muy fuerte ahí que busca vengar ofensas y derrotas pasadas.
No lo creas. Esto me recuerda a la encuesta masiva de 2008 para elegir a las doce grandes personalidades de la historia rusa. Stalin quedó de tercero. Desde entonces la reivindicación popular de su figura no ha dejado de crecer.
Ahora ya no hay nada que hacer (a corto plazo); cualquier intento de reposicionarse no resultará creíble (saben que no hay huevos). Los países occidentales están en proceso de descomposición; en caída libre. Hay que tocar fondo, dejarse de gilipolleces y volver a la realidad.
En cualquier caso, lo primero sería respetar a los demás (no de boquilla; de verdad). Tratarlos de igual a igual, no desde una supuesta atalaya de superioridad moral, porque eso genera resentimiento. No pretender que son gilipollas a los que tienes que sacar de la ignorancia. La democracia jamás se debe imponer; cada nación debe buscar su propio camino; evolucionar por su cuenta... Es un proceso largo que deben recorrer solos.
Lo segundo es hacerse respetar; pero los occidentales de hogaño no nos respetamos ni a nosotros mismos (como para respetar a otros).
Esos son los factores psicológicos adecuados para que, cuando llegue el conflicto, la cosa pueda resolverse más fácilmente.
Se ríen de Trump; pero él entiende esto a la perfección. Sabe cuándo hay que ser agresivo y cuándo hay que ser empático para solucionar los conflictos (lo demostró, por ejemplo, con el norcoreano). Y comprende que no debe tratarse de una farsa; tiene que ser sincero en gran medida para resultar creíble. Trump sabía cómo lidiar con Putin; cuándo darle un bofetón verbal y cuándo halagarle. Ese respeto y reconocimiento mutuo era un factor fundamental para que la cosa se mantuviera en límites tolerables para ambos. Sin embargo, Sleepy, el de los chanchullos de su hijo en Ucrania, empezó su mandato llamándole asesino (él, el señor de los drones...), con una soberbia avasalladora, pensando que su homólogo ruso era un farsante deshuevado como él; se equivocó.
Los polacos no creo pues es miembro de la OTAN y obligaría a sus miembros a defenderlo.Que se preparen los polacos y finlandeses…