Trump se entiende con PUTIN porque son de la misma calaña.Hitler no tenía armas nucleares... pero hay una coincidencia fundamental a la que no se le suele dar la importancia debida: el sentimiento de agravio; de ninguneo; de orgullo herido. Es un factor de tensión peligrosísimo.
Krell lo esbozó y Seoman lo acaba de apuntar muy bien:
Tal cual. Y aquí viene el problema:
De acertado nada. Esas "cartas" generan resentimiento (o lo acentúan). ¿Cómo la Madre Rusia, con lo que ha sido, va a tolerar una humillación semejante? Desde la caída de la URRS se han visto forzados a comulgar con ideas liberales que sienten como ajenas para poder sobrevivir; a asumir que lo bueno es lo de fuera; que lo suyo era una mierda. Ése es un trauma psicológico muy duro y profundo (y peligroso) para la nación; para unas masas que además observan cómo esa supuesta panacea occidental trae consigo una parte oscura en forma de inestabilidad, desequilibrios, crimen... por no hablar de los (supuestos) valores progresistas que insistimos en exportar y que desprecian profundamente (con razón). Ese pueblo quiere volver a la grandeza de antaño, recuperar su orgullo, sin paternalismos, sin aceptar que les llamen cosas ofensivas o les miren por encima del hombro (¿me va a dar lecciones un europeo lacayuno que vendió su dignidad hace ya mucho tiempo por un plato de lentejas?). Están hartos de burlas y desprecios. Esas humillaciones provocan una reacción; nadie quiere sentirse así. Hay un resorte psicológico muy fuerte ahí que busca vengar ofensas y derrotas pasadas.
No lo creas. Esto me recuerda a la encuesta masiva de 2008 para elegir a las doce grandes personalidades de la historia rusa. Stalin quedó de tercero. Desde entonces la reivindicación popular de su figura no ha dejado de crecer.
Ahora ya no hay nada que hacer (a corto plazo); cualquier intento de reposicionarse no resultará creíble (saben que no hay huevos). Los países occidentales están en proceso de descomposición; en caída libre. Hay que tocar fondo, dejarse de gilipolleces y volver a la realidad.
En cualquier caso, lo primero sería respetar a los demás (no de boquilla; de verdad). Tratarlos de igual a igual, no desde una supuesta atalaya de superioridad moral, porque eso genera resentimiento. No pretender que son gilipollas a los que tienes que sacar de la ignorancia. La democracia jamás se debe imponer; cada nación debe buscar su propio camino; evolucionar por su cuenta... Es un proceso largo que deben recorrer solos.
Lo segundo es hacerse respetar; pero los occidentales de hogaño no nos respetamos ni a nosotros mismos (como para respetar a otros).
Esos son los factores psicológicos adecuados para que, cuando llegue el conflicto, la cosa pueda resolverse más fácilmente.
Se ríen de Trump; pero él entiende esto a la perfección. Sabe cuándo hay que ser agresivo y cuándo hay que ser empático para solucionar los conflictos (lo demostró, por ejemplo, con el norcoreano). Y comprende que no debe tratarse de una farsa; tiene que ser sincero en gran medida para resultar creíble. Trump sabía cómo lidiar con Putin; cuándo darle un bofetón verbal y cuándo halagarle. Ese respeto y reconocimiento mutuo era un factor fundamental para que la cosa se mantuviera en límites tolerables para ambos. Sin embargo, Sleepy, el de los chanchullos de su hijo en Ucrania, empezó su mandato llamándole asesino (él, el señor de los drones...), con una soberbia avasalladora, pensando que su homólogo ruso era un farsante deshuevado como él; se equivocó.
Los dos son narcisistas psicópatas.
Si hablaba TRUMP de utilizar las mismas cartas que PUTIN e invadir MÉXICO.
La diferencia es que USA es un país democrático y TRUMP no puede hacer lo que le de la gana pues sus medidas antes tiene que ser aprobados en su senado.
Sin embargo PUTIN no tiene correas y ataduras que le impidan actuar.