Es simple. Porque se puede (y se debe) respetar al adversario; incluso compartir algunas de sus acciones, actitudes, propuestas, ideas...Nunca entendí como alguien puede ser simpatizante de un personaje de ultra-derecha y dárselas de patriota (español) y al mismo tiempo idolatrar a Putin.
La virtud (cuando aparece) siempre es admirable; en un potencial aliado o en un posible enemigo...
Yo no me escondo: si fuera norteamericano votaría a Trump (que ni por asomo es ultra-derecha); si fuera ruso defendería con ardor a Putin en ciertas cosas y criticaría enérgicamente otras; pero lo cierto es que soy español...