Azaris
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Bueno, vamos a abrir un hilo en nosolodvd sobre la crisis, en general, que se avecina. A ver si os interesa y es posible que haya una razonable participacion por parte de gente interesada (y que no solo lea...).
Hay muchisimo que comentar y habria sustancia para abrir casi un subforo en exclusiva, pero yo queria comenzar, al calorcillo de los ultimos acontecimientos, con la estampa de los bancos centrales al rescate de los bancos. Es un hecho, sorprendente, constatar como los Estados utilizan dinero publico (si) y recursos para intervenir en empresas privadas a fin de evitar que se hundan, por un supuesto (yo estaria mas de acuerdo con usar la palabra "discutible") beneficio comun. Una version bastante descarada del "estar para lo bueno y para lo mejor", porque yo no logro recordar que, cuando estas empresas consiguieron beneficios escandalosos, hicieran un reparto de sus ganancias entre la poblacion en general, sino entre sus accionistas. Una curiosa version asimetrica del liberalismo que el personal acepta ovejunamente, mientras prosigue afanosamente, o no, en su quehacer diario..
Al fin y al cabo, un banco es una compañía por acciones que es propiedad de personas físicas y jurídicas, hasta aquí igual que una empresa que fabrique y venda caramelos de menta. La diferencia estriba en que un banco vende, y hasta cierto punto fabrica, el combustible con el que el sistema funciona y el lubricante por el que el sistema se mueve: el dinero, la pasta, la guita, el parné. Una empresa que fabrique y suministre caramelos de menta, pude quebrar, dará mucha pena, si, pero si sucede, en el sistema no habrá ningún impacto. Pero si quiebra un banco, ¿sucederán cosas en el sistema?.
La respuesta, evidentemente, es afirmativa: la quiebra de un par de bancos, aunque sean pequeños, en Wisconsin, puede llegar a crear un tremendo malestar en cualquier pais de Europa, ya no digamos si un banco mediano o grande es el que quiebra, como el ahora agonizante Bear Stearns o el Northern Rock y sus largas filas de jubilados ansiosos, hace unos meses. La razón de esto -¿la culpa?- la tiene la hiperconectividad financiera que ha ocasionado la globalización de la economía. Entonces, parece lógico que un Estado salga en ayuda de un banco que se encuentra en dificultades, ¿Sí?, ¿debe ser así?.
Lo primero que habría que conocer es el motivo por el que esas entidades bancarias han entrado en zona problemática, porque claro, y lo digo sin pelos en la lengua, si los problemas son debidos a una gestión suicida y/o inepta, que apechuguen ellos y sus accionistas con las consecuencias. “Y con los pobres depositantes, con las ancianitas que dejaron sus ahorritos, ¿qué sucederá con ellos?”, preguntará alguien.
Los pobres depositantes y las ancianitas, de aquí y de allá, al sistema les importan un bledo; utilizan a unos u a otras, pero pasan de ambos porque esos pobres depositantes y esas ancianitas generan muy poco negocio. El negocio de verdad, lo que parte la pana, lo genera la especulación financiera y sus parientes: las subprime, los derivados financieros y compañía. Pero claro, las entidades bancarias …, ¡que carajo!, dígamoslo abiertamente: las entidades financieras, tienen un as en la manga, un as que vale por la suma de todos los otros ases: si ellas se van a la mierda, todo el sistema se va a la mierda, incluidos los pobres depositantes y las ancianitas y tambien, si, las fabricas de caramelos de menta.
Las entidades financieras, las de aquí, las de allá, y las de todas partes, tienen un problemón: no saben, de verdad, de verdad, cuánto valen sus activos porque no existen activos puros debido a que la hiperconectividad financiera ha hecho que todos los activos -los buenos, los regulares y los malos- acaben involucrados y mezclados entre si como en una batidora gigante y reconvertidos en otros productos, aparentemente intachables, tras un complejo proceso de maquillaje financiero, todo ello bajo la complaciente mirada de las empresas de evaluacion de riesgo. Cual metastasis, los activos malignos se han mezclado y colonizado practicamente todos los reductos de los productos financieros que, alegremente, han comprado-invertido, tanto particulares como empresas, en muchos casos en la creencia de estar en posesion de activos triple A. Dicho resumidamente: los banqueros avidos de ambicion como buenos mortales que son, se han metido en camisa de once varas a hacer cosas que no les competen. Y la han jodido.
Mientras a todo el mundo, presa de un ataque furioso de "eternoprimaverismo", esto le ha parecido bien, mientras nadie ha discutido si esto vale tanto o cuanto, mientras todo el mundo ha aceptado religiosamente las historias sobre el movimiento perpetuo y el crecimiento infinito que los iluminados de turno iban contando por las esquinas y todos nos hemos querido creer, todo ha ido muy bien; pero cuando como en el cuento, el niño ha dicho que el rey estaba desnudo, cuando un pringao de Tacoma, Washington, ha metido las llaves de ‘su’ casa en un sobre y en él ha escrito la dirección de la entidad financiera que le había concedido la hipoteca, junto a un papel en el que con letra temblorosa ha escrito que no podía pagar, cuando las ‘cartas cascabel’ han empezado a circular o, directamente, se han puesto boca arriba, todo el tinglado ha empezado a venirse abajo porque la confianza ha entrado en crisis.
Y en esas estamos.
Saludos.
El articulo presentado esta hecho en base a uno de Santiago Niño Becerra, Catedrático de Estructura Económica de la Facultad de Economía IQS (Universidad Ramon Llull), extractado y aderezado con algunas apreciaciones personales con las que estoy mas de acuerdo.
Hay muchisimo que comentar y habria sustancia para abrir casi un subforo en exclusiva, pero yo queria comenzar, al calorcillo de los ultimos acontecimientos, con la estampa de los bancos centrales al rescate de los bancos. Es un hecho, sorprendente, constatar como los Estados utilizan dinero publico (si) y recursos para intervenir en empresas privadas a fin de evitar que se hundan, por un supuesto (yo estaria mas de acuerdo con usar la palabra "discutible") beneficio comun. Una version bastante descarada del "estar para lo bueno y para lo mejor", porque yo no logro recordar que, cuando estas empresas consiguieron beneficios escandalosos, hicieran un reparto de sus ganancias entre la poblacion en general, sino entre sus accionistas. Una curiosa version asimetrica del liberalismo que el personal acepta ovejunamente, mientras prosigue afanosamente, o no, en su quehacer diario..
Al fin y al cabo, un banco es una compañía por acciones que es propiedad de personas físicas y jurídicas, hasta aquí igual que una empresa que fabrique y venda caramelos de menta. La diferencia estriba en que un banco vende, y hasta cierto punto fabrica, el combustible con el que el sistema funciona y el lubricante por el que el sistema se mueve: el dinero, la pasta, la guita, el parné. Una empresa que fabrique y suministre caramelos de menta, pude quebrar, dará mucha pena, si, pero si sucede, en el sistema no habrá ningún impacto. Pero si quiebra un banco, ¿sucederán cosas en el sistema?.
La respuesta, evidentemente, es afirmativa: la quiebra de un par de bancos, aunque sean pequeños, en Wisconsin, puede llegar a crear un tremendo malestar en cualquier pais de Europa, ya no digamos si un banco mediano o grande es el que quiebra, como el ahora agonizante Bear Stearns o el Northern Rock y sus largas filas de jubilados ansiosos, hace unos meses. La razón de esto -¿la culpa?- la tiene la hiperconectividad financiera que ha ocasionado la globalización de la economía. Entonces, parece lógico que un Estado salga en ayuda de un banco que se encuentra en dificultades, ¿Sí?, ¿debe ser así?.
Lo primero que habría que conocer es el motivo por el que esas entidades bancarias han entrado en zona problemática, porque claro, y lo digo sin pelos en la lengua, si los problemas son debidos a una gestión suicida y/o inepta, que apechuguen ellos y sus accionistas con las consecuencias. “Y con los pobres depositantes, con las ancianitas que dejaron sus ahorritos, ¿qué sucederá con ellos?”, preguntará alguien.
Los pobres depositantes y las ancianitas, de aquí y de allá, al sistema les importan un bledo; utilizan a unos u a otras, pero pasan de ambos porque esos pobres depositantes y esas ancianitas generan muy poco negocio. El negocio de verdad, lo que parte la pana, lo genera la especulación financiera y sus parientes: las subprime, los derivados financieros y compañía. Pero claro, las entidades bancarias …, ¡que carajo!, dígamoslo abiertamente: las entidades financieras, tienen un as en la manga, un as que vale por la suma de todos los otros ases: si ellas se van a la mierda, todo el sistema se va a la mierda, incluidos los pobres depositantes y las ancianitas y tambien, si, las fabricas de caramelos de menta.
Las entidades financieras, las de aquí, las de allá, y las de todas partes, tienen un problemón: no saben, de verdad, de verdad, cuánto valen sus activos porque no existen activos puros debido a que la hiperconectividad financiera ha hecho que todos los activos -los buenos, los regulares y los malos- acaben involucrados y mezclados entre si como en una batidora gigante y reconvertidos en otros productos, aparentemente intachables, tras un complejo proceso de maquillaje financiero, todo ello bajo la complaciente mirada de las empresas de evaluacion de riesgo. Cual metastasis, los activos malignos se han mezclado y colonizado practicamente todos los reductos de los productos financieros que, alegremente, han comprado-invertido, tanto particulares como empresas, en muchos casos en la creencia de estar en posesion de activos triple A. Dicho resumidamente: los banqueros avidos de ambicion como buenos mortales que son, se han metido en camisa de once varas a hacer cosas que no les competen. Y la han jodido.
Mientras a todo el mundo, presa de un ataque furioso de "eternoprimaverismo", esto le ha parecido bien, mientras nadie ha discutido si esto vale tanto o cuanto, mientras todo el mundo ha aceptado religiosamente las historias sobre el movimiento perpetuo y el crecimiento infinito que los iluminados de turno iban contando por las esquinas y todos nos hemos querido creer, todo ha ido muy bien; pero cuando como en el cuento, el niño ha dicho que el rey estaba desnudo, cuando un pringao de Tacoma, Washington, ha metido las llaves de ‘su’ casa en un sobre y en él ha escrito la dirección de la entidad financiera que le había concedido la hipoteca, junto a un papel en el que con letra temblorosa ha escrito que no podía pagar, cuando las ‘cartas cascabel’ han empezado a circular o, directamente, se han puesto boca arriba, todo el tinglado ha empezado a venirse abajo porque la confianza ha entrado en crisis.
Y en esas estamos.
Saludos.
El articulo presentado esta hecho en base a uno de Santiago Niño Becerra, Catedrático de Estructura Económica de la Facultad de Economía IQS (Universidad Ramon Llull), extractado y aderezado con algunas apreciaciones personales con las que estoy mas de acuerdo.