Reforma laboral – 2
Santiago Niño Becerra - Miércoles, 16 de Junio de 2010
El razonamiento del Presidente del Gobierno del reino es el de que “(Los mercados) necesitan señales de confianza para eludir o eliminar la intranquilidad” (El País 03.06.2010, Pág. 19). Es decir, partiendo de que pienso que lo único que en realidad busca la ya famosa Reforma Laboral es el decremento de los costes laborales, si la reforma tranquiliza a los mercados es por el hecho de que, que desciendan los costes laborales da confianza a esos mercados; confianza y tranquilidad, ¿en qué?.
A esa-cosa-denominada-los-mercados, pienso, en última, última instancia, el crecimiento económico de un país o zona le importa en tanto en cuanto ese crecimiento pueda contribuir a dibujar con más nitidez, a asegurar con más seguridad (¡una seguridad al cuadrado!) que ellos vayan a cobrar lo que se les adeuda, sino, pienso que el crecimiento les importa un rábano; más aún: si el crecimiento puede enlentecer o dificultar el cobro de sus deudas, entonces, ¡a la porra el crecimiento!.
Un abaratamiento profundo de los costes laborales obtenido con la participación tanto de instrumentos directos como de indirectos, libera pasta, deja de comprometer pasta, posibilita que pasta que se iba a dedicar a unas cosas, se dedique a otras, por ejemplo a asegurar el pago de la millonaria deuda que tienen las empresas del reino (subrayo la palabra ‘empresas’). De ello habló recientemente el Señor Gobernador del BdE, tal vez esto salió durante la, también reciente, visita a la Moncloa del Señor Presidente del Deusche Bank. Lo cierto es que la prima de riesgo del reino está aumentando. ¡Vaya!, snif, snif; bueno, alguien en un despacho insonorizado, climatizado, situado en un piso 67 de alguna torre de oficinas puede que ahora mismo esté diciendo: ‘¡Que buen negocio es ahora España!’.
Un resumen de qué se está cociendo sobre estos temas en las alturas: la entrevista al Sr. Cándido Méndez que en su Pág. 24 publicó El País en su ejemplar del 04.06.2010. Mi lectura: quienes deben saber qué sucede en el mercado de trabajo en España lo saben, lo que pasa es que eso que sucede no tiene solución, ¿qué no tiene solución?, 1) que el modelo productivo español pueda absorber toda su población activa y susceptible de ser activa, a la vez que 2) produce bienes y servicios de valor creciente, mientras 3) va aumentando su productividad. Lo digo otra vez: no-tiene-solución; y de cambiar el modelo productivo olvídense: lean más abajo.
En lo laboral (y en todo) ‘España ha ido bien’ mientras los amos de la pasta han permitido que España se endeudase, cuando esa capacidad de endeudamiento se ha agotado …; encima España, de entrada, no da confianza: si Uds. fuesen megainversores, ¿confiarían en España de buen principio?, por lo que nuestras deudas (atención al plural) son de una calidad más peor que la de otras economías; y para acabarlo de arreglar, esa solución que, se dice, va a salvar al planeta, no nos sirve: importamos más que lo que exportamos, pero teniendo en cuenta que precisamos imperiosamente gran parte de eso que importamos … para exportar lo poco que exportamos.
Se va a aprobar una reforma laboral que, pienso, que no va a solucionar nada y menos aún lo que debería solucionar: las diferentes clase de paro que existen en España, ¿por qué?, pues por pura imposibilidad histórica. España llegó muy tarde y muy mal a la Revolución Industrial (España casi siempre ha llegado tarde y mal a todos los sitios en los que ha estado) pero no por causa de nada maligno, sino porque no podía llegar antes ni de otra manera. España, pienso, va a hacer ahora una mala reforma laboral porque no puede hacer una buena, ¿por qué?, pues porque las ‘transformaciones laborales’ se van generando, no se implantan por ley por muy consensuada que ésta lo esté. Lo saben todos los implicados, todos; lo pésimo del caso es que van a intentar convencer a la gente -a los votantes- de otra cosa, y durante un tiempo se lo van a creer porque esa gente, esos votantes, necesitan creérselo.
Y ahora viene lo peor: no es posible reducir esa tasa de paro, ni aquí ni en ninguna parte: recuerden: estamos a las puertas de una crisis sistémica.
España. España es lo que es, y siempre lo ha sido. España, o tiene una tasa de desempleo estructural enorme, o unas tasa de subempleo y de temporalidad desmesuradas, o una tasa de actividad bajísima. Todo bonito, imposible; por muchas razones, por ejemplo porque a finales del siglo XVI en España era más barato importar bienes de uso corriente que producirlos aquí debido a que los Habsburgos (españoles) gastaron de puta pena la plata que esquilmaron a América. ‘De aquellos polvos son estos lodos’: el modelo productivo español es, hoy, antieconómico por motivos como el apuntado, y las consecuencias de cosas como esas nos las arregla una Reforma Laboral.
Porque, una reforma laboral como la que va a ser mañana aprobada, ¿contribuirá a capitalizar el sistema productivo?, ¿contribuirá a que España tenga una estructura de PIB basada en el alto valor añadido?; ¿en qué va a contribuir a eso despidos con indemnizaciones de 20 días, bolsas de subsidio nutridas por unas empresas que deben lo que no está escrito, y encarecimiento de la única contratación que en España, en base a ese sistema productivo puede funcionar: la temporal?.
Pero la cosa, como está sucediendo con las decisiones que en el mundo mundial últimamente se están tomando, dará para unas semanas más.
(Pues disiento con lo que dijo en Santander el Sr. Francisco González el Lunes 14: “¿Cuál ha sido el problema?. El fundamental, que la crisis ha precipitado el colapso de nuestro modelo económico, que se basaba en un endeudamiento exterior excesivamente orientado a la construcción y al consumo” (El País 15.06.2010, Pág. 18). El endeudamiento, pienso, ha sido exterior e interior, pero lo principal: no había alternativa: o se hacía eso que ahora a todo el mundo le parece tan horrible, o no se crecía: el reino no tenía recursos para financiar ese crecimiento, luego había que inventarlos; ¿el problema real?, pues que ahora que ‘the party is over’ no es que la economía española tenga una resaca, lo que tiene es una cirrosis. Pero, insisto, nadie tiene la culpa; y lo digo sinceramente.
Y, bueno, continúo disintiendo: el mismo día en el mismo lugar, la misma persona: “Vamos en la buena dirección” (misma fuente), pienso que no: nadie va en la buena dirección: es continuar con un manual escrito en otra época: se están utilizando herramientas que ya no sirven: las mismas que nos han llevado adonde estamos, lo que sucede es que no hay nuevas ideas y se siguen utilizando las viejas; pero estoy absolutamente convencido que eso ya lo sabe el Sr. Francisco González.
En lo que sí estoy de acuerdo: “Los mercados financieros han retirado la confianza en nuestro país” (misma fuente, también). Pero la han retirado, pienso no sólo por la deuda total del reino, sino por la no-capacidad de nuestro modelo económico, en la actual situación y en la evolución que de ella se espera, para devolver esa deuda; cosa que se hará extensiva a otras economías -a casi todas las economías-, de ahí que lo que se nos está viniendo encima sea una crisis sistémica).
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.