Se pondrá fin al terror, y las cárceles serán abiertas. Pero ahora aparece un contraterror no oficial, formado por mucho de los hijos de los guillotinados, y que perseguirán a los antiguos jacobinos. También irá regresando muchos de los emigrados, lo que produce una situación de crispación. La Convención no podrá dominar el contraterror. Los nuevos gobernantes tenían que hacer frente a antiguos problemas. No eran partidarios del máximo general, que fue enmendado en parte, y que conduce finalmente a su abolición, y su consecuencia fue que los distribuidores estarán muy satisfechos, pero se produce una caída de los salarios, con un aumento de los precios, lo que provoca insurrecciones populares entre las que están las de Germinal y la de Pradial. En la de Germinal, las mujeres ante la elevación de precios del pan, asaltan las panaderías. Los insurgentes se dispersaron rápidamente cuando apareció la Guardia Nacional. Se tomarán medidas para restaurar el orden, y algunos se tomarán la justicia por su mano. Se intenta prevenir un estallido posterior, declarando el Estado de sitio, y con el ejército en la capital al mando del general Pichegru.
Se arresta a los jacobinos, y a diputados de la montaña, algunos son hasta deportados. Pero las causas seguían, y una nueva insurrección en Pradial, con dos lemas: Pan por una parte, y la vuelta de la Constitución de 1793. Fue una autentica protesta social. Esta insurrección duro cuatro días, con una invasión de la Asamblea, encabezada por las mujeres. La Asamblea convence a la masa popular de que hará todo lo posible, pero más tarde el ejército lleva a cabo una nueva represión de gran dureza. Los Sans Coulottes desparecerán como fuerza pública. De ahora en adelante la burguesía puede seguir sus tareas sin el incordio de los Sans Coulottes que les habían ayudado a llegar al poder.
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La nueva situación política, se encontraba con los ultras, que reivindicaban el antiguo régimen, y por otra parte la de los monárquicos constitucionales. Hubo intentos de sublevación de estos grupos, pero fueron rápidamente reprimidos, alguna de ellas por el ya general Napoleón Bonaparte. Las represalias de estos movimientos fueron extraordinariamente suaves.
Hay una nueva conspiración, en el contexto de una economía pésima. Babeff intentará su famosa conjura de los iguales, que intentó entre el 95 y el 96 imponer un régimen casi comunista salvando las distancias. Intenta derribar al Directorio, pero las cosas no salieron bien, y la conjura acabo con Babeff y sus colegas guillotinados.
Los hombres de Termidor parecían que tenían controlada la situación, con un mínimo de estabilidad. Pero realmente era una de las fases de la revolución con menos estabilidad, con una gran confusión política. La situación se hacía cada vez más complicada, y parecía que la solución era volver a las medidas del año 2, o empezar a disponer de una gran cantidad de recursos provenientes de los territorios ocupados. El Directorio escogió la segunda opción.
Las derrotas contra la segunda Coalición se sucedieron, a lo que hay que añadir la sublevación de las provincias belgas. Algunos piensan que la solución es concentrar todo el poder en el gobierno para que tomara decisiones fácilmente. Entre estos estaban Sièyes y Luciano Bonaparte, hermano de Napoleón. A principios de 1799 la guerra dará un revés, y Francia empieza a obtener victorias. Entre los generales victoriosos estaba Napoleón Bonaparte. Ante el temor de un renacimiento jacobino, se pedirá ayuda a Napoleón para dar un golpe de Estado. Con el pretexto de que existía una conspiración jacobina, se convence a los consejos que se reúnan el 9 de noviembre (el 18 Brumario según el calendario republicano) fuera de París. Luciano Bonaparte era el presidente del Consejo de los 500, Consejo en el cual entro Napoleón para tratar de hablar ante los diputados, pero estos se enfrentaron a él y le agredieron físicamente. El presidente intenta controlar la situación, llamando a los guardias y expulsando a los diputados. Mientras tanto el Directorio había dimitido, y el Consejo de ancianos, que en ese momento se encontraba con todo el poder en sus manos, lo confió a una comisión consular compuesta por tres personas. Un primer Cónsul, Napoleón, que era en definitiva tenía todo el poder, y dos cónsules más Shyes y Ducos. Empezaba así el predominio de Napoleón.