Es la historia del Hispanistán:
¡A emigrar, y abandonar a este país a su suerte!
Los cuatro países "mediterráneos" denominados PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) tienen como rasgos comunes el haber vivido una dictadura y la peculiar relación entre dos poderes: El Estado y La Iglesia. En Hispanistán, dicha relación ha tenido como consecuencia el desarrollo de un débil Estado del Bienestar, de manera que en la actualidad es uno de los países OCDE que menos inversión dedica a las políticas sociales. La influencia de la Iglesia dio lugar a la imposición del "principio de subsidiariedad" --es decir, mínima influencia y dependencia de la ayuda del Estado, y más dependencia de los servicios prestados por la Iglesia--, y del clientelismo y padrinazgo respecto de las clases dominantes, la mayoría de las cuáles constituían "los brazos" del sistema político y económico (y religioso) del país. Esas mismas familias continúan en la actualidad liderando y manteniendo sus status adquiridos durante la época de la dictadura.
La tardía democratización, modernización, industrialización y más lento abandono de un sistema basado en la agricultura hacia una sociedad de servicios, han sido causas del actual retraso del país respecto de los países del norte de Europa. Las posibilidades de educación de los ciudadanos eran mínimas, y en gran parte sólo accesibles a las clases más pudientes, con lo que la falta de educación y cultura era manifiesta en la mayor parte de la población. Fruto de esta situación, nos encontramos en la actualidad con un sistema educativo deficitario, incompleto e ineficiente frente a los sistemas educativos de los países OCDE, donde por ejemplo, las Universidades españoles están muy mal situadas, o en el informe PISA los resultados de los estudiantes hispanistaníes son un desastre, año tras año.
Una consecuencia muy importante del periodo franquista, ha sido el de la interiorización del miedo por las generaciones que sufrieron esta época, como es lógico en todo proceso donde la impunidad, los asesinatos, la corrupción, junto a la influencia moral y dominio de la Iglesia, no daban mucha más alternativa que la de lograr la supervivencia o la emigración. Como bien es sabido fueron muchos los españoles que iniciaron la aventura “del sueño americano” en busca de un futuro mejor, y de unas posibilidades de vida como personas y ciudadanos más real.
En la etapa de transición “hacia la democracia”, las mismas familias que ostentaban el poder durante la dictadura maniobraron para mantener su statu quo (con cierta ayuda de la CIA, que buscaba crear un nuevo socio a los intereses mundiales de EEUU) y colocar en el poder a un fiel sirviente de su causa y de sus intereses. “Todo quedaba atado y bien atado, con el objetivo de que todo cambiara, para que en realidad, nada cambiara”.
Como es normal el pueblo celebró y aplaudió “su liberación” y su apertura hacia las “sociedades democráticas” sin darse cuenta que todo era una apariencia, una falsa ilusión. El gobierno socialista, inició una campaña de subidas salariales, mejora de ciertas políticas sociales, en especial y casi exclusivamente en la financiación de la educación (no así en la calidad de la misma) y en las prestaciones no contributivas de la Seguridad Social, mientras que la gran mayoría de materias, leyes y estructuras del país se derivaban y heredaban de las ya existente en la dictadura. En la educación se mejoró el sistema de becas y la educación “gratuita” pero no se mejoraron ni los contenidos ni las prácticas más adecuadas a cada etapa, y sobre todo, al sistema laboral que necesitaba el país. Con la llegada del PP, no sólo se comenzó a cambiar el sistema de estudios, sino que también se redujo el nivel de las becas, y se intentó establecer un sistema educativo seccionado basado en la división entre estudiantes eficientes y los no eficientes o más atrasados. De este modo, los partidos que emergieron de la dictadura, el PPSOE, realizaban todo tipo de cambios educativos, a fin de que la formación de los estudiantes no les permitiera convertirse en ciudadanos democráticamente participativos y buenos conocedores del funcionamiento correcto de una sociedad.
Los mass media, en su aparente apertura a la nueva etapa democrática, comenzaron a crecer y a ofrecer multitud de alternativas e informaciones varias, aunque siempre ejerciendo la labor para que fueron creados: la manipulación y alienación del ciudadano, dando preferencia a deportes, concursos, espectáculos taurinos, apertura al erotismo y sexualidad, etc, y muy poco espacio a la cultura o documentales sobre asuntos internacionales. Con los años, esto derivó hacia un (brutal) gusto mediático centrado en los famosos, los ricos, los futbolistas, la vida privada de auténticos descerebrados, de modo que los ciudadanos asimilaban que eso era en lo que tenían que convertirse y que eso era lo normal en toda sociedad.
Con la entrada en la Unión Europea, el Sr. Aznar y su famosa “España va bien”, después de haber vendido las empresas estatales más valiosas, inició el modelo económico basado en la construcción y el turismo, motivando así que los jóvenes dejaran los estudios, pues era más rentable el trabajo duro sin ningún tipo de formación, pero con salarios desorbitados, que el esfuerzo de la formación para conseguir un puesto de trabajo de mayor calidad y salario. Las consecuencias de esta falta de educación y cultura son patentes en cualquier esquina del país. Mientras desde diferentes organismos nacionales e internacionales se avisaba de la posible burbuja que se creaba con dicho sistema de crecimiento económico, y que se estaba construyendo “un país gigante con pies de barro”. Lo que ocurrió con el estallido de dicha burbuja es lo que estamos viviendo en la actualidad, junto con las consecuencias de la falsa crisis financiera mundial.
Con el PSOE de nuevo en el poder, una de las medidas más importantes fue la de permitir la entrada masiva de inmigrantes en el país, con un doble objetivo: cubrir ciertos puestos de trabajo que los hispanistaníes no querían por entonces, y sobre todo, comenzar una campaña de bajada de salarios para mejorar la competitividad a nivel internacional, y por consiguiente también, favorecer un aumento de beneficios a los empresarios. El resto del ahogamiento económico-social de los ciudadanos se está completando en estos momentos.
Como consecuencia de las restricciones sociales, económicas y culturales, combinadas con otros factores idiosincráticos, una sociedad caracterizada por la pobreza y la escasez de recursos, por el miedo, el odio y el rencor derivado de la alienación de los dos bandos en los que se dividía la Sociedad Franquista, pasó a una sociedad caracterizada por la falsa abundancia (obtenida a base de crédito que dió lugar a una brutal deuda privada familias-empresas), los bajos salarios (completados con el apoyo y ayuda inter-generacional de las familias y por la enorme economía sumergida) y la competencia feroz por los escasos puestos de trabajo “libres y de calidad” que iban quedando fuera del amparo del enchufismo y padrinazgo. Caso especialmente grave este último, en los puestos de alta dirección y responsabilidad tanto de la empresa privada como de la pública.
En esta nueva “Hispania rica” la gran mayoría de la gente, con independencia de formación y procedencia social, aspiraban a su casita de 300.000 euros y su cochecito de 30.000 euros, aun a pesar de disponer de unos salarios medios que difícilmente pasaban de 1.200 euros/mes netos. Pero las aspiraciones de la gente siempre iban a más, en una fiera competencia de apariencia personal y material respecto del resto de conciudadanos. Por eso cuando las burbujas explotaron, el “cuanto peor, mejor” salió a flote y se hizo manifiesto en la personalidad de muchos hispanistaníes.
La pirámide poblacional de la sociedad hispanistaní se caracteriza por ser una de las más envejecidas del mundo, debido a que las limitaciones con las que se encuentran las generaciones jóvenes les impiden retrasar su independencia del domicilio paterno-familiar y tener una media de 1,2 hijos por familia, siendo una de las tasas de natalidad más bajas del mundo.
Por todo ello, podemos comprender que los factores socio-económicos-culturales y, sobre todo, los factores humanos de los hispanistaníes, se han ido interiorizando a lo largo de muchas generaciones, y esto es lo que hace que sea prácticamente imposible revertir la situación actual en la que estamos inmersos. Hispanistán no sólo sufre de una crisis económica, sino también una crisis social y, especialmente, una gran crisis de valores humanos. Y por ello, la única salida, para aquellos ciudadanos que “son diferentes” y poseen la suficiente formación, es “por tierra, mar o aire”.
UNO QUE PIENSA