Groucho lo ha clavado.
En Cannes debieron pensar: una historia de amor de lesbianas que emociona como una de heterosexuales, no podemos dejar pasar la oportunidad de hacer historia sin premiar esto.
Las actrices muy bien, es lo que tiene el cine francés, hay nivelón en cuanto a talento actoral. Por lo demás, Kechocho rueda con típico truco de cineasta sin talento visual, soltando al operador alrededor de los actores porque así es más real y tal. No tiene ningún sentido del rítmo, ni de la síntesis, ni de la sutileza: las protagonistas se conocen (entre bostezos del espectador) a los tres putos cuartos de hora después tropecientos planos de Adele yendo de un lado para otro, hablar sobre el enamoramiento en clase (ya sabeis, aquí anunciar de qué va realmente la peli), cenas con spaguettis (supongo que para adelantar el maravilloso contrapunto de progres que comen ostras, paletos de clase trabajadora que engullen el plato italiano) y demás morralla de cinema verité. Las escenas de sexo son absolutamente vulgares y ni siquiera funcionan como porno blando. Las tres horazas son risibles dado la simplonería de lo que cuenta, aún me pregunto de la necesidad de inflar los minutos de las secuencias de Adele ejerciendo de maestra, o por qué necesita dos interminables escenas para hacerme ver lo poco que encaja Adele con el ambiente gafapasta de su novia.
Os leo... pero no entiendo nada.