Un chico que asesina a sus padres, con premeditación y en circunstancias particularmente horrendas, tiene un lío muy gordo en la cabeza. Si ese chico, pasados unos años y ya mayor de edad, se apunta a un reality televisivo para hacerse famoso, sigue teniendo un lío muy gordo en la cabeza. ¿Quería que toda España supiera lo que hizo? Supongo que sí. Supongo que estará satisfecho. Supongo que a ese chico le queda por delante una vida difícil y tormentosa. Confiemos en que no cause más daño a otros, y que se dañe a sí mismo lo menos posible.
Un ejecutivo de televisión que introduce en un reality a un chico que mató a sus padres tiene en la cabeza algo peor que un lío: tiene el esquema mental de un perfecto sociópata. Me da igual que Antena 3 conociera o desconociera el pasado del chico. Ambos supuestos me parecen igualmente graves, por distintas razones. En este caso, Antena 3 ha superado todos los límites y ha dejado en pañales a la concurrencia: aquí ya no hablamos de telebasura, sino de desprecio hacia la humanidad.
Antena 3 conocía la verdad antes de emitirse La vuelta al mundo en directo. La conocía y, después de pactar con el chico y su pareja una renuncia inmediata, la utilizó como instrumento publicitario. Aprovechó algo espantoso para arañar audiencia. Y ayer a media tarde, en su portal digital, mantenía un titulín sandunguero: LVMD arranca con polémica... Ah, la polémica. Qué bonita es la polémica.
Dado que estos señores parecen buscar la polémica, yo me borro de ella. Pero no quisiera cerrar esta columnita sin recordar a quién tenemos que agradecer este simpático episodio de la historia televisiva. En último extremo, hay que agradecérselo a Juan Manuel Lara, presidente del Consejo de Administración de Antena 3, principal accionista de la empresa y presidente del Grupo Planeta. Confío en que todo esto les aporte audiencia, publicidad y dinero. Confío en que este año superen la rentabilidad de 2008 (el beneficio se estima en unos 100 millones de euros) y puedan seguir repartiéndose un dividendo jugoso.
No confío en que el señor Lara se disculpe. Sé que las personas importantes no necesitan hacer esas cosas.