Las pelis de Paul Schrader

Joder me han entrado unas ganas locas de verla. Pero desvelan demasiado de la trama, se ve que Schrader tenía ganas de hablar y contar su historia por si acaso no le dejan terminar de rodarla

pensandolo bien, me pondré a ver First Reformed como compensacion.
 
Es un lujo que en facebook que este tío tan pasado de rosca sea casi de post al día, que pena que los otros barbas no usen las redes, bueno Marty tiene instagram...
 
Aflicción

Retrato de un perdedor al límite presidido por la imponente figura de Nolte, con una interpretación capaz de dotar de empatía a un despojo humano con tendencias violentas, pero también un hombre desvalido, con su propia dignidad, bastante perdido por culpa de unos conflictos internos que le amargan la existencia y una relación infernal con quien no es precisamente el mejor padre del mundo. Película angustiosa sin necesidad de chillarlo, capaz de esquivar el peligro de los temibles clichés sobre padres abusivos en entornos de la América rural. Aquí el angelito en cuestión (Coburn) no aparece hasta más de la mitad de metraje y nos lo van presentando con flashbacks; es el lado oscuro, el alter-ego del prota, dispuesto a destrozarle, aunque lleve haciéndolo ya desde la más tierna infancia. La suya es una masculinidad autoritaria y en el fondo endeble, arraigada en el machismo más cavernícola, pero lo peor es que se perpetúa con cada nueva generación, siempre está ahí el peligro de convertirte en aquello que más detestas… precisamente cuanto más intentas alejarte de ello, acercarte a los tuyos, pero no puedes conseguirlo sin hacerles daño. En este sentido, la propuesta funciona como un noir emocional en toda regla, por mucho que la trama detectivesca quede en segundo plano, con un pobre hombre metido en problemas y atrapado en la cada vez más asfixiante telaraña de la fatalidad.

Schrader nos presenta a unos seres torturados e incapaces de hallar la paz, a un individuo en todas sus facetas (como padre, hijo, amigo, en el ámbito de la pareja, del trabajo), ninguneado por todos. A unas mujeres condenadas en sufrir en silencio y a hijos que reciben la peor herencia. Lo hace sin prisas y a fuego lento, aunque la cosa estalla cuando debe, mostrando el típico cuadro costumbrista de un pueblo aislado en el que todo el mundo se conoce y del que pocos logran escapar, en el que algo está podrido, como la muela de nuestro amigo, y los caciques hacen y deshacen a su antojo. Hay algo un tanto jamesiano en el punto de vista, los fantasmas que pueden estar ahí o pueden ser fruto de ciertas neuras, de querer sentirse importante y el héroe por una vez. Aunque la voz en off del narrador (Dafoe) me parece un recurso (literal de la novela, quizá) un tanto innecesario y cuestionable (se encarga demasiado bien de dejarlo todo cerrado y explicado). El color blanco de la nieve es omnipresente y permite el contraste, destaca también una música mínima, algunos recursos llamativos como los insertos del pasado en blanco y negro o en forma de vídeo casero… el casi plano final, con la casa en llamas a través de la ventana, tiene toda la pinta de guiño a cierto ruso (conociendo a Paul...) y se inclina hacia cierto surrealismo y catarsis final (o bien metamorfosis definitiva).


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Paul Schrader a punto de ingresar en el club de los directores tuertos

(foto desde el rodaje de su proxima peli, MASTER GARDERNER con Sigourney Weaver y Joel Edgerton)

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Casualmente, vi otra vez por razones que no vienen al caso (yo no quería) American Gigolo. Malísima. Ya me lo pareció cuando la estrenaron en 1980, y ayer me resultó aún peor. Richard Gere muy guapo, pero tan mal actor como siempre, y Lauren Hutton de esposa necesitada sin la menor chispa. El guión ridículo y el ritmo plomizo. Parece mentira que el mismo director que hizo dos años antes la excelente Blue Collar rodará este bodrio.

Sólo se salvan el Call Me de Blondie y el Mercedes.
 
JODER

Este va a acabar como Huston, rodando en sillas de ruedas y sin casi aliento

Olé sus huevos cinéfilos ( y la camiseta de Gnósticos :lol )
 
Ojalá un multiverso Schrader con el reverendo, el cuenta-cartas y el jardinero liándola muy parda por ahí.
 
Master Gardener es un Schrader insólito y esperanzador por una vez, convertido por fin en un humanista; todos somos jardineros y al final la vida es aprender a podar, a enderezar y arreglar con mejor o peor fortuna lo que nos viene torcido.

Aquí hace con la horticultura lo que en la anterior hiciera con el ámbito del póker, adentrándose en este mundillo con absoluto detallismo, hasta el punto de parecer lo que verdaderamente le interesa, para conectarlo con la enésima variación de la trama de siempre. Le sale una película naif, incluso cursi en su secuencia alucinógena de rigor; la propia de un anciano apacible que nos invita a su rincón particular y sin gran cosa que demostrar a estas alturas. Es un “giro” que sorprende, pero que la verdad, cuesta un poco encajar con la evolución, decisiones y motivaciones de las criaturas siempre atormentadas de su autor. Le faltaría más humor absurdo para ser una de Jarmusch, aunque el gag de la camiseta feminista del policía no se queda muy atrás.

El guion es una tontuna considerable, en especial viniendo de tan celebrado escritor, cual ejercicio de concreción del que parece podar y eliminar todo lo susceptible de argumento (cuestión neonazi, secretos familiares…) dando como resultado un conflicto sin apenas conflicto, en el que este se resuelve mágicamente o sin grandes consecuencias; la parte de thriller es irrisoria, ni villanos propiamente dichos hay (¡son dos putos mataos!) y el pico de violencia infernal se resuelve como a desgana. En cambio, “cultiva” a conciencia la cuestión floral para que su destrucción nos impacte y perturbe más cuando llega. Resumen: no pises las flores del maestro jardinero… si quieres vivir.

La Weaver comienza con un personaje ciertamente inquietante y misterioso… para acabar convertido en una caricatura que podría interpretar Mink Stole en una de John Waters. El Edgerton muy en su sitio, como cabría esperar; hasta lo del diario se reitera.

Historia de amor y de odio, de redención, de intentar contener a la bestia, o más bien la mala semilla, a través de un trabajo muy metódico y laborioso (las semillas del amor o las de la violencia, pura literatura ahí). Pero sobre todo, una apuesta por la atmósfera y el tempo pausados como en una fábula, con una primera parte en una mansión que parece al margen de la realidad común, diálogos sosegados, música que entra como fondo discreto, un erotismo etéreamente plasmado y cuidados encuadres que juegan algo con la geometría “ajardinada”.
 
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