Libros de cine

Respuesta: Libros de cine

A mi Desiree de Fez ya me engañó una vez, con su nefasto Películas clave del cine de terror moderno, y ya no lo hace más. Ángel Sala me hace más gracia. Respect!!
 
Respuesta: Libros de cine

De esa nómina de escritores-críticos solo Fernando de Felipe y el incombustible Palacios ( mas por su tono freak cachondo autoparódico ) me ganan. El resto, ufff...
 
Respuesta: Libros de cine

Para noviembre. Nuevo capítulo de los "Archives" de Taschen, tras Kubrick, Bergman y Almodóvar.

Los+archivos+de+James+Bond.jpg


http://www.taschen.com/pages/es/catalogue/film/all/00399/facts.los_archivos_de_james_bond.htm
 
Respuesta: Libros de cine

Joder, visualmente molará, pero si van a hacer uno cada dos años que elijan mejor...
 
Respuesta: Libros de cine

“Regreso al Motel Bates”, de Ed. Mensajero


Uno de los títulos más aclamados de la historia del cine, Psicosis está presente por partida doble en la oferta cultural de nuestro país. La película Hitchcock, estrenada esta semana, trata del rodaje de la célebre intriga y donde Anthony Hopkins encarna con enorme fuerza al “mago del suspense”. Y el libro Regreso al Motel Bates, publicado por ediciones Mensajero, que analiza las claves sociológicas, culturales, literarias, musicales, publicitarias y, sobre todo, cinematográficas del largometraje más arriesgado de cuantos afrontó el cineasta británico afincado en Hollywood.
El estreno de Hitchcock, dirigida por Sacha Gervasi, no hace sino corroborar que su halo misterioso continúa fascinando a nuevas generaciones de espectadores. Pero este film no es lo único que volverá a poner de actualidad a Psicosis, ya que también está pendiente de estreno Motel Bates, una serie televisiva norteamericana sobre las andanzas del joven Norman Bates y la problemática relación de este con su madre.

Siendo un clásico incontestable de la historia del cine, ¿cabía decir algo acerca de Psicosis que no se hubiese dicho ya? Los once autores de Regreso al Motel Bates piensan que sí. En el libro se abordan las circunstancias sociales y políticas en que se gesta la producción, así como las particularidades del caso de Ed Gein y sus terribles crímenes en Plainfield (Wisconsin) a finales de los años cincuenta, los cuales inspirarían la novela homónima de la que partió Hitchcock. Esta obra fue publicada en 1959 por Robert Bloch, un escritor siempre en la sombra cuya prolífica carrera merecía la pena sacar del anonimato.
Asimismo, en esta monografía se analizan las relaciones entre Psicosis, la serie televisiva Alfred Hitchcock presenta y las obras del cineasta británico de la década de los cincuenta. También se dedican abundantes páginas a desentrañar su rompedora arquitectura narrativa y estética, su música original, y una de las vertientes más polémicas del cine hitchcokiano: sus personajes femeninos. Como no podía ser de otra manera, se ofrecen los detalles que configuran la producción, el rodaje, las estrategias de marketing y la recepción de la película. Para finalizar, se analizan las secuelas y remakes así como los profundos cambios que se originan en el género del terror cinematográfico bajo la influencia de esta obra maestra.

Regreso al Motel Bates está elaborado por un conjunto de críticos y estudiosos del cine con una dilatada experiencia en libros y revistas especializadas: José A. Planes Pedreño (La mujer en el cine español); Israel de Francisco (Hambre de cine); Israel Paredes (Imágenes del cuerpo); Alexander Zárate (El último eclipse); Enrique Pérez Romero (Descubriendo las Españas); José Francisco Montero (Paul Thomas Anderson); Antonio Pardo Larrosa (El baúl de los genios); Anna Petrus (Dirigido por); Ana Sanz (Kane 3); Rafael Arias Carrión (El cine como espejo de lo social) y José David Cáceres (Miradas de cine).

La noticia está extraída de aquí: http://pasadizo.wordpress.com/2013/02/01/regreso-al-motel-bates-de-ed-mensajero/

Y el avance editorial se puede encontrar en Miradas: http://www.miradas.net/2013/02/libros/avance-editorial/regreso-al-motel-bates.html

Título: Regreso al Motel Bates
Páginas: 366
Formato: Rústica
Precio: 20,00 €
Fecha de publicación: 07/01/2013
Editorial: Ediciones Mensajero, S.A.
 
Última edición:
Respuesta: Libros de cine

hoy, que es dia de rosa y libro en Catalunya... 15 eu en fnac o AMZ

peterweircatedra.jpg


PETER WEIR


Editorial: Cátedra.
Colección: Cineastas / Signo e Imágenes nº 95.
Autora: Nekane E. Zubiaur.
Fecha de publicación: enero de 2013.

Incluye bibliografía y filmografía completa.




Como afirma la propia autora de este ensayo, el núm. 95 de la espléndida colección Signo e Imágenes/Cineastas de Cátedra, y que comparto plenamente, resulta asombroso que todavía no hubiera una monografía en nuestro país dedicada a un realizador que, a nivel personal y sin ánimo de pontificar al respecto, no dudaría en incluirlo entre los cinco o diez mejores cineastas de la actualidad: el australiano Peter Weir. Por más que Nekane E. Zubiaur, firmante de esta más que recomendable introducción y panorámica a la obra del autor de Picnic en Hanging Rock (1975) y Master & Commander: Al otro lado del mundo (2003), acaso no se atreva a decirlo directamente, sí que sugiere, de forma indirecta, a qué se debe esa aparente indiferencia e incluso cierta displicencia con que suele despacharse la obra de Weir entre la mayoría de la crítica española (como en todo, hay honrosas excepciones): al hecho de que Weir es uno de esos cada vez más raros directores de cine que, por así decirlo, “no hace ruido”; a que es el poseedor de un estilo tan minucioso y sobre todo tan sutil, que como lo califica la propia Zubiaur bien podría adjetivarse como “invisible”; al hecho de que, en un mundo como el del cine actual pero no siempre moderno (actualidad y modernidad no son términos sinónimos, por más que tiendan a solaparse), lleno de prepotentes con ganas de hacerse notar arrojando su estilo a la cara del espectador, Weir hace gala de esa rara modestia que precisamente es característica de los grandes creadores; en definitiva, que el cine de Weir, aparentemente sencillo, en el fondo es tremendamente exigente, dada su sutilidad, y requiere un plus de atención que, ¡ay!, no se da con la frecuencia deseable entre nuestros “comentaristas” del hecho cinematográfico. A ello cabe añadir que su cine es, este sí, realmente para paladares selectos por el hecho de que, si bien se lo pone fácil al espectador gracias a su manera franca y directa de mirar, se lo pone en cambio muy difícil a los críticos que se ven obligados a estrujarse las meninges ante un cine que no es el típico “de festival” (el cual, para mí, acaba siendo en muchas ocasiones el auténtico cine “fácil” para críticos), y al que en el fondo no suele perdonársele el hecho de haberse desarrollado en buena parte bajo la maquinaria industrial de Hollywood. Sobre el cine de Peter Weir pesa, por lo tanto, un prejuicio.

Derogando tópicos

Resulta de agradecer una obra como la de Nekane E. Zubiaur, que además de muy bien escrita, con un lenguaje diáfano pero no simple, y haciendo gala —como el mismo cine de Weir— de una soterrada erudición, por fin pone “orden” dentro del corpus de la obra de un cineasta de quien todavía se repiten, con una insistencia digna de mejor causa, tópicos tan rotundamente falsos como que las mejores y más personales obras de Weir fueron las que llevó a cabo en su Australia natal, es decir, las reputadas Picnic en Hanging Rock y The Last Wave (1977), y que sus películas rodadas bajo pabellón norteamericano, de Único testigo (1985) en adelante, supusieron su despersonalización. Nada más lejos de la realidad, habida cuenta de que, tal y como Zubiaur aclara en los primeros apartados de su ensayo, “Peter Weir en Australia” (pp. 17-70) y “Peter Weir en América” (pp. 71-134), el exilio del cineasta a Hollywood fue más el resultado de una inquietud artística y un deseo de trabajar en un marco industrial más propicio a sus inquietudes que una cuestión meramente crematística, como se suele afirmar a la ligera. Buena prueba de ello reside, en primer lugar, en la descripción de las tremendas dificultades para hacer cine en Australia, y más en el momento en que Weir inició su carrera como realizador; y en segundo lugar, y por encima de todo, el carácter considerablemente atípico de las propuestas de Weir en Hollywood. A ello hay que añadir el hecho de que, para nuestro cineasta, los géneros no son patrones preestablecidos que constriñen la creatividad, sino por el contrario una especie de reglas de juego lo suficientemente flexibles como para insertar en medio de ellas las inquietudes personales de un realizador que, para desesperación de muchos, tiene la “manía” de no decir las cosas en voz alta y expresarlas casi calladamente a través de su labor de puesta en escena. Debería ser una obviedad asumida por todos los directores de cine del mundo, pero la realidad nos demuestra que no es así: Peter Weir tiene muy claro que, a la hora de la verdad, el cine se escribe con la cámara. Y Nekane E. Zubiaur lo ha entendido perfectamente.
La autora del ensayo sabe perfectamente que lo del “Weir autor australiano” y el “Weir vendido a Hollywood” no sirve a estas alturas para valorar en su justa medida la filmografía del responsable de El show de Truman (1998). De ahí su esfuerzo por dejar bien claro que cada decisión adoptada por Weir a la hora de emprender tal o cual proyecto no ha sido nunca caprichosa, sino motivada por una sólida base artística nacida a su vez de un cúmulo de inquietudes particulares suyas. Tan solo habría que ver que en la carrera hollywoodiense de Weir se han mezclado, ciertamente, éxitos de taquilla como Único testigo, El club de los poetas muertos (1989) o El show de Truman con fracasos comerciales como La costa de los mosquitos (1986), Sin miedo a la vida (1993) o Camino a la libertad (2010), o una producción de alto coste como Master & Commander: Al otro lado del mundo, que “pinchó”, como suele decirse, en los Estados Unidos aunque funcionara mucho mejor en el mercado internacional. Esos prejuicios que mencionaba líneas atrás se hallan felizmente ausentes en el riguroso ensayo elaborado por Zubiaur.

Un estilo que no parece estilo

Siguiendo una estructura, por lo demás, familiar para quienes conozcan la colección Signo e Imagen/Cineastas de Cátedra, la autora dedica el bloque central del volumen a —su título lo dice todo— “Un cine de la emoción. Constantes temáticas, narrativas y formales en las películas de Peter Weir” (pp. 135-183), dividido a su vez en apartados tales como “La inmersión en un mundo extraño”, “El conflicto entre opuestos y la afirmación del individuo”, “El individuo y su entorno”, “Padres y monstruos”, “Elogio de la “invisibilidad””, “Economía narrativa”, “Rimas y ecos”, “Atmósferas sensoriales” y “Un cine musical”. Me parece una forma estupenda de resumir lo más significativo del cine de Weir, habida cuenta de que la autora del ensayo tiene de nuevo muy claro que, si bien es verdad que la obra de cualquier cineasta puede estudiarse desde el punto de vista de las “temáticas”/“temas”/“discursos”/“mensajes” (táchese lo que no proceda) que lo componen desde una perspectiva que particularmente me atrevería a definir como literaria, todo ese contenido carece de sentido desde un punto de vista estrictamente cinematográfico si no se vehicula a través de un estilo fílmico que es el que le confiere todo ese sentido, e incluso le permite en ocasiones ir más allá de sus límites textuales. O, para entendernos, que en cine el fondo por sí solo no valida la obra de un realizador: que es la forma la que da vida a ese fondo. De ahí la dificultad intrínseca del cine de Weir, que como explica asimismo Zubiaur es un cineasta que en muchas ocasiones —sobre todo, cuando ha trabajado en América— ha intentado “rebajar” el estilo típicamente sensual y sensitivo de sus primeras producciones australianas en aras de una narrativa “limpia” y “clásica” pero no por ello menos compleja y sofisticada, y siempre con la intención de llegar al máximo a todo tipo de espectadores; no resulta de extrañar, en este sentido, que Weir prefiera considerarse antes un “artesano” que un “autor”, mas que nadie se llame a engaño: Weir es uno de los mayores autores del cine contemporáneo.
La segunda mitad del volumen (pp. 185-390) se centra en el análisis pormenorizado de las películas de Weir. Una vez más, llama la atención positivamente la manera como Zubiaur aborda estos comentarios, procurando dejar siempre bien especificadas esas constantes temáticas del cineasta apuntadas líneas arriba y previamente desarrolladas por la autora en la primera mitad del libro, pero sin olvidarse en ningún momento de que nada de todo eso sería válido en sí mismo considerado sin su correspondiente expresión cinematográfica, que es a la postre donde reside el valor del cine de Peter Weir: donde reside su arte. La precisión del análisis de Zubiaur viene acompañada de la esporádica inserción de fotogramas de los films de Weir (las ya habituales “capturas” de imagen), que permiten al lector hacerse una mejor composición de lugar entre lo que el texto analiza y la realidad práctica de lo analizado, en la línea de algunas obras de ensayo fílmico norteamericanas como las del siempre interesante David Bordwell. Lo dicho: en muchas, demasiadas ocasiones, se tiende a olvidar que el cine se escribe con la cámara. Peter Weir lo tiene claro; Nekane E. Zubiaur, también. Desde este punto de vista, no cabe menos que aplaudir las virtudes de este ensayo, vuelvo a insistir, libre de los prejuicios habituales en torno al cine del firmante de El año que vivimos peligrosamente, cosa rara de ver en la mayoría de comentarios que, al hablar del director de Gallipoli, no hacen otra cosa de seguir ahondando en lo de siempre y dicho como siempre.•

Tomás Fernández Valentí
 
Respuesta: Libros de cine

no tengo yo tan claro que haya un prejuicio general y división entre el "Weir autor australiano" y el "Weir vendido a Hollywood".

y no hay más que leer este foro para comprobarlo (!), sus obras fuera de su país de origen están igual o mejor valoradas que las primeras, su carrera americana tiene bastante prestigio, no?
 
Respuesta: Libros de cine

Voy por la mitad y lo empecé el viernes, y solo leo en el metro. Posiblemente para este finde lo habré acabado de sobra...

Me está pareciendo muy interesante e instructivo. Por ahí dicen que es pelín duro, pero a mí no me lo parece en absoluto.
 
Respuesta: Libros de cine

no tengo yo tan claro que haya un prejuicio general y división entre el "Weir autor australiano" y el "Weir vendido a Hollywood".

y no hay más que leer este foro para comprobarlo (!), sus obras fuera de su país de origen están igual o mejor valoradas que las primeras, su carrera americana tiene bastante prestigio, no?

si y no. Puede que esa division sea mas de hace 15-20 años que no de gente que ha visto TRUMAN, MASTER AND COMMANDER, etc... Pero tambien que la idea es reivindicar WITNESS o GREENCARD como las grandes pelis que son y que se obviaron justo por eso (la de los poetas me la guardo hasta la revision).
 
Respuesta: Libros de cine

Hombre, grandes pelis...

POETAS está muy bien cuando va de lo que dice el título y menos bien cuando va de otras cosas.
 
Respuesta: Libros de cine

No pude resisitir la buena oferta en el Fnac de " La historia del cine " de Larousse, un magnifico libro ilustrado y muy completo con fimografias, datos, etc,, un libraco a solo 9,50 euros. El precio original era de 32 euros.
 
¿Recomendáis la guía del cine de Carlos Aguilar? La he encontrado de oferta a 9.99, pero no se si merece la pena....
 
Alejandro G. Calvo en Sensacine:

Regreso a la crítica cinematográfica gracias a 'La mirada americana'

El Festival de Las Palmas apadrinó en su última edición el libro "La mirada americana. Cincuenta años de Film Comment", una monumental obra crítica en la que se recogen los mejores textos publicados en la mítica revista norteamericana. Un apasionante viaje por la historia de la crítica cinematográfica de la mano de Manu Yáñez.

Lo cierto es que ya casi no leo libros de cine. Es así. Tengo la sensación de que entre los quince y los treinta años me leí todos los que existían: de Robin Wood a Siegfried Kracauer, de André Bazin a Adrian Martin, de gran Domènec Font al pesado de Noel Burch. Leía a lo loco, por acumulación, sin apenas criterio, una máquina de tragar y tragar textos, ya fueran ensayos, análisis, estudios y, joder, críticas, muchísimas críticas, seguramente demasiadas críticas. Recuerdo realizar toneladas de fotocopias de todo tipo de revistas de cine, nacionales e internacionales, aprovechando la generosidad de las (defectuosas) fotocopiadoras de la Universitat de Barcelona y de la Pompeu Fabra. Luego las recortaba, las archivaba por carpetas, primero en orden alfabético, luego por autor, muy nerd todo, para qué negarlo. Para cuando acabé la universidad aún me quedaban un porrón de fotocopias por catalogar, multitud de Din A 4 usufructado con apasionantes textos emborronados de Positif, Cahiers du Cinema, Film Comment, Film Ideal, Dirigido por… De hecho, aún siguen ahí, en la habitación de casa de mis padres, acumulando polvo a la espera de que un día mi madre coja valor y, con toda seguridad, las tire todas a la basura.



Sea como fuere: en algún momento me harté. Mi cerebro dejó de computar textos cinematográficos, se aburría extremadamente, volaba hacia otras cosas. Obviamente no dejé de leer –ni de acumular libros- pero ello me exigía un sobresfuerzo impúdico -¿por qué tengo que hacer cosas que no quiero hacer? (llanto natal)- y aun así me encontraba incapaz de acabarlos, quedándose patitiesos en la estantería que guardo para los libros a medio leer. Un infausto lugar dominado por metafóricas telarañas donde cohabitan un estudio sobre la crítica artística italiana (no recuerdo al autor) con el cuarto volumen de En busca del tiempo perdido, un poemario de Ángel González junto una novela corta de Stephen King en la que una chica se pierde en un bosque y luego hay un monstruo o algo o qué sé yo, etcétera.






Sirva todo este rollo auto-punitivo para presentar el primer libro de crítica cinematográfica que he sido capaz de terminarme en los últimos años: "La mirada americana. Cincuenta años de Film Comment", un compendio de los más brillantes análisis que haya dado nunca la tan denostada como infausta labor del cronista cinematográfico. El libro, que ha sido publicado por el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, ha estado coordinado siguiendo una iniciativa propia por el crítico Manu Yáñez –mucho ojo con él, que lleva ya años demostrando que es uno de los mejores escritores/pensadores de nuestro país- , en lo que ha debido resultar una agotadora, exhaustiva y, a la postre, fructífera tarea de revisión, selección y traducción de textos y más textos de la revista americana Film Comment. El resultado es simplemente fascinante, una orgía crítica donde la inteligencia de los razonamientos se entrelaza en fusión perfecta con la belleza de los textos. Ética y estética, fondo y forma, narrativa y dramática. La crítica americana vertida en Film Comment da una patada al academicismo estructuralista y aborda las películas siguiendo el modelo pautado por François Truffaut y André Bazin sólo que adecuando sus textos hacía una lectura más nítida, más cercana.



Textos magistrales que analizan la historia del cine al completo, desde los cortos animados de la Warner Bros. –el texto de Greg Ford desglosando las correrías de Bugs Bunny & Co es todo un alucine- y el revolucionario (en todos los aspectos) cine de Dziga-Vertov a las nuevas transgresiones plásticas de David Lynch y Richard Kelly o la belleza superlativa de la obra de Hou Hsiao-hsien. Textos que llevan las firmas de los que son, probablemente, algunos de los mejores críticos que ha habido nunca: Andrew Sarris –su revisión a la política de los autores es magnífica-, David Bordwell, Jonathan Rosenbaum, Kent Jones, Manny Farber, Robin Wood, Gavin Smith… En definitiva, un libro que cumple con su cometido de descubrirnos esa mirada americana a la que hace honor el título de la obra, logrando rescribir la historia del cine a la vez que redescubre nuestra pasión cinéfila. Un libro que, sin duda, ningún crítico debería dejar de leer (y estudiar) pero del que disfrutará cualquier cinéfilo que se precie. Y es que es acabar de leer un artículo y empezar a tener ganas compulsivas de consumir películas para así poder seguir escribiendo sobre ellas.


Alejandro G.Calvo

Y aquí un vídeo: http://ojosabiertos.otroscines.com/el-cinematografo-2012-2012-segundo-bloque/
 
Tremendo el de XXI, coordinado por Hilario J. Rodríguez. Párrafos sobre todos los directores en activo.

Y por fin me he comprado la biografía de Polanski.

Viva la Feria del Libro.
 
Arriba Pie