Libros de cine

¿En cual librería los has comprado?

Yo también tengo unos cuantos pero no encuentro el número 3 (Lawrence de Arabia/Uno de los nuestros).
 
a mi lo que me molaria seria conseguir los nickelodeon del garci... en la cuesta de moyano encontre unos cuantos hace tiempo...tengo como cinco o seis pero es jodidisimo encontrarlos.
 
Yo tengo prácticamente todos los tops, Love.

El mejor, los de Mondo, increíbles. Y los de La Cosa, por ejemplo (un libro entero de chorrear)

Y luego la colección de seis libros de tapa blanda de cada década, muy guai.

Y por supuesto, los dos de STruzan y el otro complementario.

Y uno gordo que hay de posters de tapa dura.

Me los como todos siempre, en cada peli. Sales de ahí musculao.
 
La colección de seis libros no me refiero a Mondo, sino a una que hay general.

Lo bueno de querer documentarte de posters es que no hay que echar el ojo del 2000 para acá, porque salvo excepciones y Mondo son basura. Bueno, no es lo bueno porque sufrimos mucho, pero te documentas rápido.

El arte de cartelería de cine es como el del doblaje, ha muerto. Yo en mis pelis sí que soy muy nazi con eso, pero todos los que trabajan con nosotros, que curran con majors, dicen que somos la excepción. Se quieren caras y colorinches. También somos la excepción en ediciones físicas top.
 
Joder, no puedo resistirme a compartir con vosotros la crítica que le hacen a "Alien" en Cine para leer (1979).

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Se le dora la píldora por sus aspectos técnicos (foto, diseño de producción, bso de Goldsmith... todo es ensalzado) pero se la tacha de "vacía, sin alma, como si fuera una película hecha por una computadora". Ya criticaban lo mismo en la crítica de "Los duelistas" pero aquí se ceban.

El crítico tampoco se entera mucho, todo sea dicho. Habla del tripulante al que le crece un alien dentro llamándolo "Ash", y se refiere al androide introducido por la Compañía en la nave para proteger al alien como "Parker". ¡Parker! La única cuyo nombre clavan es Ripley, claro. pero eso sí, denominándola "la chica de la película". A ver, vale que Verónica Cartwright no es excesivamente agraciada, pero tampoco es eso. En fin, también entiendo que eran otros tiempos, no había Internet y contrastar datos no siempre sería posible.

Por último, sometido a vuestra consideración el irresistible último párrafo de la crítica, donde el autor de la misma hace sus predicciones sobre lo que Alien supone (supondrá) para el panorama cinematográfico del futuro:

"En definitiva, uno puede recordar los magníficos planos que muestran el interior de la nave, la riqueza de la fantasía gastada en el cohete abandonado, la excelente idea del robot, o la realización técnica de todo el filme. Pero Alien no podrá ser recordado por su hálito poético, por ese mundo de significaciones que nos cuestionan metafísica, social o personalmente algo a partir de la película. Al encenderse las luces de la sala, se acaba Alien. Se citará en las monografías del género, pero únicamente para aludir a aspectos parciales de la obra, no para referirse a ella misma en su totalidad. Alien es un producto, no una obra".

Omitamos, por piedad, el nombre de este Nostradamus de la gran pantalla :mparto También es cierto que a toro pasado, todos somos Manolete, que es lo que tiene leer estos libros en 2024, pero en fin.

El libro también habla, por primera vez, de la revolución potencial que va a suponer, quizás, en el futuro, la introducción del vídeo en los hogares :babas En el volumen de 1978 ya se mencionaba el invento, pero de pasada, "el magnetoscopio" como una tecnología demasiado cara como para poder universalizarse. En un solo año, parece que la percepción cambió completamente. Léase:


Continúa imparable la difusión del "vídeo" a precios ya asequibles y con material de exhibición cada vez más rico. Firmas tan importantes como RCA, SONY, PHILIPS o GRUNDIG anuncian constantes avances técnicos que permiten proyecciones ininterrumpidas de hasta 6 horas de duración. Aunque los sistemas no son intercambiables, ya existen en Estados Unidos varias casas distribuidoras para varios tipos, sin contar con la posibilidad de toma directa de programas de TV. Esto va a suponer la creación de cinematecas privadas. Algunas de las productoras cinematográficas, tal vez anticipándose a una competencia difícilmente controlable, han comenzado a editar en "casette" parte de sus archivos. Dicho en términos simplificados, la década de los "ochenta" va a experimentar un boom de magnetoscopios parecido al de los tocadiscos en los años "setenta". Es difícil predecir cuál será la repercusión en el fenómeno cinematográfico estrictamente dicho, porque los síntomas son contradictorios y la adaptación de la industria y el comercio a las nuevas situaciones es simplemente asombrosa.
 
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Prince expertly uses the philosophy of the Christian existentialist Paul Tillich in his reading of Kobayashi’s cinema. Tillich was a German theologian who had to flee Nazism for his humanist and pacifist views and take asylum in America. Prince takes from Tillich the concept of the vertical dimension, “the phenomenological connection of spirit with verticality” (p. 4), and adroitly uses it to explore the significance of high-angle shots in Kobayashi’s films. Usually used to show an individual with less or diminished power, in Kobayashi the high-angle indicates an elevation of spirit and Prince provides several examples from Kobayashi’s films to back this argument. The use of this technique visually recorded Kobayashi’s belief in the sovereignty of the individual and the indomitability of the spirit that yearns for freedom.
Prince claims that the film was inspired more by Christianity than by a leftist ideology (p. 130) and also that the protagonist’s approach is moral and eschatological, closer to spirituality than Marxism (p. 166). In The Human Condition as in his other films like Harakiri and Samurai Rebellion, Kobayashi is neither portraying nor privileging the revolution of a class but the revolt of an individual against society. Conscience, agency, individuality, self-assertion, reflexive morality and freedom are what Kobayashi’s heroes pursue. These are core concerns for both Christian existentialism and anarchism.
 
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