Agentes of S.H.I.E.L.D. muy probablemente es una de las pequeñas joyas de la última década televisiva que más ha pasado desapercibida. Cuando arrancó las críticas fueron bastante despiadadas (injustamente) y hace unas semanas la serie se despidió del público tal cómo empezó: sin hacer ningún tipo de ruido mediático. Entremedias, AoS ha sido la única serie televisiva de la década dorada del audiovisual superheroico que ha conseguido mantener un nivel notable durante 7 temporadas.
Y es que aunque para mí el cénit creativo de la serie llega en la segunda mitad de la cuarta temporada, con el alabado arco argumental 'Agents of HYDRA' lo cierto es que la serie jamás se ha conformado con repetir la misma fórmula narrativa hasta el agotamiento (*cof cof* *The CW* *Greg Berlanti*) y nunca ha dejado de reinventarse. A lo largo de sus 7 temporadas hemos visto artefactos alienígenas, superhéroes, inhumanos, inteligencias artificiales, criaturas demoníacas, realidades virtuales, viajes espaciales, viajes en el tiempo, universos paralelos, invasiones extraterrestres... Prácticamente todos los palos posibles dentro de la ciencia ficción. Pero sus giros jamás se sienten forzados porque, como todas las buenas series, los nuevos arcos argumentales se apoyan en todas las historias que les precedieron, con lo que el universo interno de la serie crece y se enriquece. Una serie de nicho que difícilmente habría durado 7 temporadas en antena en una cadena generalista como ABC de no tener a la todopoderosa Marvel respaldándola.
Al principio la serie llamó la atención por su co-creador, un Joss Whedon que se encontraba en la cumbre de su fama y que a la postre poco más ha pintado en la serie, de la que se han encargado totalmente su hermano Jed y su cuñada Melissa y que han demostrado no tener nada que envidiar a su familiar más famoso.