Vista con mis hijos ayer, que me sacaron de mi jaula. Lo mejor, la compañía, lo peor, la luz del proyector , que estaba tan gastada que parecía ropa vieja la película.
No sé qué decir de la película. Los chistes de los cuatro, nosotros, sobre si ya sería lunes, o si habría ganado el barça el partido del sábado, sobre cómo era posible haber sobrevivido el finde semana encerrados en el cine sin comer, o a ver quién tenía huevos de cagar ahora después de tres días sin ir al baño o que lo peor de la peli era habernos perdido el fin de año, os puede hacer una idea de lo larga que es la hija de la gran puta.
Y ojo, no es mala, pero no sé lo que es. Nos ha gustado, o puede que no. O sí. Puede que esté bien explicado, o no. Tal vez puede. Requiere, eso sí, reflexión y degustación lenta. A pesar de lo larga que es a veces parece precipitada. Hay tantas cosas que contar a lo largo de tanto tiempo que contar tan poco queda hasta ridículo. Y cuando pienso eso recuerdo el prólogo de UP, que en cinco minutos te cuentan una vida, te rompen el corazón y te hacen llorar, como jamás en ninguna otra película, y sabes desde ese día que si algo no te lo cuentan bien solo es por falta de talento, no de presupuesto. Eternals tiene una puesta en escena buena y una dirección muy buena. Hay encuadres de gran cine, de buen director, pero el tema es el que es.
A medida que escribo voy variando entre me ha encantado, es buenísima, qué larga y pesada, se me ha hecho corta, me ha faltado algo, me ha sobrado una cosa, todo lo cual me refuerza la idea de que es de las pocas películas en las que va a ser absolutamente imprescindible un segundo visionado. Que nos gustará mucho más, casi con total seguridad. A que acaba siendo un peliculón…