Regresé de León el sábado por la mañana, y quise aprovechar el buen tiempo para volver por el puerto de Pajares.
Al pasar por el pueblo decidí coger el camino que lleva a la estación.
Tanto por la carretera como por la vía, he hecho muchas veces el trayecto; por la vía cuando era un niño.
Quiero pensar que estas cosas no se deben a la nostalgia inevitable por volverme viejo: recuerdo como una pesadilla los viajes entre Ujo y León en las “unidades tranvía” o en “El Correo”.
El viaje duraba no menos de 2 horas y media, con un ambiente irrespirable por el humo de tabaco. Me mareaba hasta el vómito. Contemplaba con envidia a los trenes a los que teníamos que ceder el paso. Por ser pobres. Y el puñetero Electrotrén era rojo.
Temo, sin embargo, que algo de nostalgia debe haber. O ganas de tomarme la revancha. Desde que se ha abierto la variante he tenido curiosidad por leer sobre la Rampa de Pajares. He llegado a ver algún video grabado desde la cabina durante el trayecto de Busdongo a Puente de los Fierros, sólo por hacer un corte de mangas al pasado cuando tenga la oportunidad de hacer un viaje en AVE entre Oviedo y León.
El hilo de los trenes, sin trenes.