Finiquitada la serie sobre Hernán Cortés, la impresión que me queda es que se trata de un producto muy satisfactorio a nivel de tratamiento de los personajes, aunque se queda a medio gas por la falta de presupuesto (que no de ambición) y algunas decisones narrativas, como la ya mencionada fragmentación del relato, así como algunos tópicos melodramáticos en torno a los orígenes del protagonista.
Pero por encima de todo, está el notable intento de hacer que el espectador empatice con todos los 'bandos', con un especial énfasis puesto en los personajes españoles, a los que se retrata con toda la complejidad imaginable, no como monstruos hambrientos de sangre y riquezas, sino como individuos duros en busca de fortuna en condiciones adversas extremas, y que en ocasiones responden con una crueldad irracional ante un entorno del que desconocen absolutamente todo, empujados en parte por una actitud condescendiente hacia aquello que no entienden. Pero también se resaltan entre ellos ciertos rasgos de tolerancia y respeto al otro, aunque quizá forzada por las circunstancias. La serie además se encarga de dejar claro que los españoles de esa época fueron la última generación en siglos que vivió una España multicultural y multiconfesional, y que ese mundo que empezó a desvanecerse con la culminación de la Reconquista tuvo un impacto evidente en la manera en que afrontaron las relaciones con los indígenas.
En este sentido, con los indígenas no se pone toda la carne en el asador en cuanto a su caracterización, aunque se muestra claramente que tampoco eran precisamente unos santos, y que sufrían de las mismas contradicciones en las que caían los españoles. Todos tenían sus motivos, con base real o no, para actuar como lo hicieron. Al fin y al cabo, eso es lo que debió de suceder.
Eso sí, resulta desconcertante que durante semejante epopeya apenas veamos a más de 15 o 20 personas en un mismo plano, y que Tenochtitlán, una de las ciudades más pobladas del mundo en aquella época, sea representada como una ciudad prácticamente vacía incluso durante escenas que debieran ser de masas. Es una serie muy preocupada por el detalle, pero más por el detalle íntimo (los decorados, el maquillaje y el vestuario son excepcionales) que por el detalle épico. Ojalá que, si la serie tiene éxito, puedan llegar a compensarlo con más presupuesto para futuras temporadas, aunque tengo la sensación de que la parte más fascinante de esta historia ya está contada, y es una pena que no lo haya sido con todos los medios que merecía.
Un saludete.