- Para Dussander y Sorel, cogidísimo por los pelos pero vi dos guiños al Doctor Who de David Tennant ("Allons-y!", dos veces además en boca de Poirot) y al de Peter Capaldi con ese inexplicable -para la época- traje negro sin corbata , con un pequeño botón oscuro en el cuello de la camisa blanca de Derek Jacobi al final, quien también encarnó a The Master con Tennant. ¿Imaginaciones mías?
Dejando atrás ese detalle y aunque me sigo quedando con la version protagonizada por Albert Finney primero y David Suchet después, me ha gustado. Académicamente impecable. Conservadora pero es que como después volveré a comentar, la novela original de Agatha Christie apenas permite salirse de su texto literal. A destacar una fotografía preciosísima. Los planos casi parecen estampas, viejas y vaporosas y cremosas láminas en color de una fotonovela romántica de principios del siglo XX con Oriente y sus lujosos misterios presidiéndolo todo. Los efectos especiales no chirrían porque la fotografía les da ese aire de pintura mágica de fantasía de antigua película muda sin buscar un realismo innecesario.
Impecable la maravillosa banda sonora de Patrick Doyle, un gran trabajo para esta historia. Incluye épica e intimismo, a partes iguales y ocupa desde ya uno de mis primeros puestos entre las bandas sonoras de 2018.
El Poirot de Branagh me sacaba de la historia cada vez que veía ese enorme e innecesario bigote. No es postizo y hay que valorar el esfuerzo de Branagh hasta conseguir ese imponente mostacho doble para más señas, como el del sargento Blops de las primeras aventuras de Sir Tim O'Theo de Raf. Sin embargo era como el bigote de Dalí. No le veía a él sino sólo a un mostacho parlante por doquier. Una manía lo sé pero la pequeña barbita bajo el labio inferior me parecía que estaba torcida, a pesar de ser natural y también me ponía nervioso. Mecachis!
Sin embargo, debido a los buenos resultados de la taquilla, el cineasta ha encontrado el filón perfecto en su madurez. La cinta acaba de hecho con el anuncio de un nuevo caso para el detective belga: "Muerte en el Nilo". Con el soporte de la productora y capital, Branagh lo tiene muy fácil para repetir éxito y filmar no menos de media docena de aventuras de Poirot para la gran pantalla: un reparto de grandes estrellas en breves papeles y además con un guion ya escrito, la novela de la que parte la historia, con apenas algunas pinceladas de imaginación, como el inventado y electrizante prologo. El engranaje es perfecto y el riesgo mínimo.
Como curiosidad, celebrar que en la versión doblada se ha hecho un esfuerzo de primera clase para que casi todos los intérpretes cuenten con sus dobladores habituales. En una época en la que la industria del doblaje se desmorona con trabajos cada vez más irregulares es un placer oír a voces veteranas de cinco estrellas como la de Salvador Vidal doblando a Willem Dafoe, Ricard Solans a Derek Jacobi, Maria Luisa Solá a Judi Dench y cómo no a Luís Posada con Johnny Depp
. Un 10 para Jordi Brau doblando a Kenneth Branagh. A pesar del acentazo extranjero, borda los momentos exuberantes del personaje, la mayoría pero también los más íntimos, aquellos en los que el gran detective se despoja de su máscara para mostrarnos su corazón, sus dudas y miedos.
Un buen trabajo general en el que la forma prima sobre el fondo por la simple razón de que la novela original de Agatha Christie, basada como la mayoría de la Gran Dama británica de la novela de misterio, en diálogos sin apenas descripciones, ya es un guion en sí mismo. Un cineasta aplicado y un buen reparto no pueden hacerlo mal partiendo casi literalmente de un material así. Si además le añadimos un gran presupuesto para recrear a la perfección la época en que se sitúa la historia, los años 30, qué podría salir mal, mon ami!