PECKINPAH

Alfredo García es maravillosa. Realmente experimentas el viaje febril y desolador de Bennie en carne propia. Pocas películas de los 70 me provocan esto: terminarlas y sentirse como si despertaras de una pesadilla extraña, Apocalypse Now, Wake in Fright, Shura y pocas más. Su narrativa, tan fragmentada y a veces inconexa, funciona cuando sabemos que la película está narrada desde la perspectiva subjetiva de un alcohólico empedernido.

Es encantador que, en una película tan violenta, haya momentos graciosos (como hablar con una cabeza) y otros impregnados de una genuina ternura (la relación con la prosti). Se le perdonan muchos de los rasgos estilísticos propios de la época.
 
Hasta los más rígidos practicantes de la politique des auteurs han conseguido espantarle sus posibles espectadores, lo mismo tachándola de rutinaria e impersonal que arguyendo, una vez más, que su autor se repite. Atribuyéndole intenciones nada probables, han llegado a decir que se autoparodia, olvidando que «el barroco es aquel estilo que deliberadamente agota (o quiere agotar) sus posibilidades y que linda con su propia caricatura», como dijo Borges en el prólogo a la edición de 1954 de su Historia Universal de la Infamia, libro en el que tendría cabida, como tantas de Fuller, esta película de Peckinpah; y es que esos argumentos tienden a contribuir al rechazo de una obra demasiado heterodoxa, incómoda e inoportuna, que tiene la osadía de no ser «artística», ni «seria», ni «consciente» y de ni siquiera —el colmo de la desvergüenza— estar «bien hecha», pese a que Peckinpah ha demostrado con creces y repetidamente su savoir faire. Tamaña desfachatez, sea perversión o afán de provocar, había de ser castigada: fracaso comercial, peroratas moralizantes a derecha e izquierda, escándalo… Pero desde aquí escucho todavía las carcajadas sardónicas de Samuel David, tan poco interesado porque le crean un aplicado funcionario como porque le confundan con el exquisito Stanley (IBM) Kubrick, el taxidermista A. V. McLaglen, el trascendental Frank Perry, el sutil Mike Nichols y otros coquetos burócratas de Hollywood o Pinewood
 
Yo me quedo con Grupo Salvaje, La huida, Perros de paja y Alfredo García.

Ayer vi Alfredo García y creo que no es una película, es un exorcismo. Es su Dolor y gloria.

Warren Oates coge las gafas de sol del director y se embarca a su propio corazón de las tinieblas, perdiendo poco a poco todo, la dignidad, el amor, la esperanza, la moral y finalmente la vida.

El director se casó y divorció 2 veces de su mujer mejicana Begoña Palacios (1965-1971 y 1972-1984).
 
Estoy estos dias repasando algunas pelis de este maestro y son la gloria, no sabria decir cual es la mejor, todas so buenas, Grupo salvaje, Pat Garret y Billy the Kid, Perros de paja, La huida, Alfredo Garcia, no me cansa nunca verlas.
 
Seguramente, en décadas posteriores tenga más impacto Nolan para los estudiantes. Vas a sufrir mucho. Yo está vez no.
 
Seguramente, en décadas posteriores tenga más impacto Nolan para los estudiantes. Vas a sufrir mucho. Yo está vez no.
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Los estudiantes actuales de cine ya son para echarse a correr, como para ponernos a pensar en los de dentro de unas décadas.
 
Los estudiantes actuales de cine ya son para echarse a correr, como para ponernos a pensar en los de dentro de unas décadas.
Mi mujer es profesora de toda la vida y yo doy bastantes clases al año en todas las escuelas de cine que penséis. Actualmente, muy pocos conocen o estudian a Peckinpah (y los profesores ni te cuento), como para pensar que en unos años van a estudiarle tanto como a Nolan. Ridículo, vaya.
 
Es que enseñar y estudiar poesía es rematadamente más difícil que el criptobro de Nolan.
 
No digo que en el futuro se vaya a estudiar más a Peckinpah que a Nolan. Digo que es tan irrelevante como que en unos años se considere a "Interestellar" mejor que "2001".

Por muy machaconamente que nos vendan a Nolan como un genio, no lo va a convertir en un genio.
 
Pues anda que no hay genios vendidos como tales y que no lo son...y que no hay manera de que te crean ni demostrándolo porque lo dicen los libros...
 
La mirada de Peckinpah era única, la infinidad de veces que han intentado copiarle Grupo Salvaje y, especialmente, su final, todas han fracasado. Peckinpah está tan identificado con los personajes de Holden y Ryan que traspasa la pantalla y, además, esta en concreto tiene unos pasajes inmensamente bellos (sus magníficas películas posteriores no son tan bellas) en cinemascope. Peckinpah hace en Grupo Salvaje todo a lo que aspira un artista cuando adapta a los grandes clásicos, especialmente tragedias, o sea, crear una obra inmensamente personal respetando el material de partida (aquí, aunque sea un guion original, todo tiene una base literaria y mitológica evidente).

La mirada de Nolan es ... ¿Volumen a tope? ¿Show me the money? ¿Cine de superhéroes súper adulto? ¿Trailers de dos horas y media? ¿Tú rueda todo que ya montaremos con música épica?

Ni siquiera sabe crear un mundo de ficción. En eso es peor hasta que Ron Howard.
 
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