Bajo el signo de Ishtar, de Virgil W. Vogel
Cuando unos arqueólogos encuentran indicios de una civilización sumeria desaparecida, descubren que ésta continúa existiendo y reinando bajo tierra. Ciencia-ficción, aventuras y mundos perdidos en ésta serie-B de los años 50, con la gracia de las producciones de la época y bastante influencia de las historias de Julio Verne y H. G. Wells. Con un argumento tontorrón y lleno de lagunas y cosas que pasan porque sí, no me ha parecido gran cosa, aunque tiene alguna escena lograda, como la del descenso de los protagonistas adentrándose en las entrañas de la tierra. Muy icónicos los hombres topo (además de entrañables), imposible que los creadores del personaje de Zoidberg en Futurama no sacaran su inspiración de aquí. Por si fuera poco, hay una introducción explicativa a cargo de un profesor universitario que nos cuenta una serie de teorías sobre el centro del planeta y sus posibles moradores, al más puro estilo Iker Jiménez.
Para los más fans de éstas pelis cutronas en blanco y negro. Los demás, creo yo, no encontrarán muchos alicientes.
El ataque de la mujer de 50 pies, de Nathan Juran
Ésta es una de esas pelis cuya simple idea de partida solamente se le puede ocurrir a un genio, a un visionario. Lamentablemente y como suele ocurrir, lo mejor está en el título, y en realidad la cosa es un “noir” telenovelesco donde la famosa mujer gigante únicamente aparece diez minutos al final, sembrando el caos. Lo bueno es que nunca se toma muy en serio, que apenas pasa de una hora de duración y que nada tiene sentido alguno: una mujer con problemas maritales es raptada por un gigantesco calvo alienígena vestido como un soldado medieval (¿?) que además se dedica a robar joyas (¿¿??) y que la hace crecer de tamaño hasta alcanzar enormes proporciones sin razón aparente (¿¿¿???). Por si fuera poco, los incoherentes efectos especiales hacen “trampa” para adecuarse a cada entorno, jugando con el gigantismo de la buena señora (por ejemplo ¡nos quieren hacer creer que la tienen en una habitación diminuta!), el cual varía continuamente. Por cierto, aquí también nos cuelan un pequeño prólogo con un presentador de noticias explicando cosas con un mapa, lo cual señala la gran confianza que tenían estos guionistas en la inteligencia de los espectadores de sus películas.
Con un obvio mensaje feminista, estamos ante un título sin lugar a dudas adelantado a su época. Una “hovra maeztra” del cine de todos los tiempos, cuyo director es posiblemente un creador incomprendido y fuera de lo común, que sólo podía encontrar su sitio en el cine más marginal y de bajo presupuesto (o eso, o era un troll como la copa de un pino). Bravo.