Harkness_666
Son cuatro
Calles salvajes, de Danny Steinmann
Ochenterísimo “rape and revenge” que le valió a Linda Blair un razzie por su interpretación de una chica de instituto metida a vengadora urbana tras la violación de su hermana sordomuda a manos de una peligrosa panda de macarras. El título puede engañar al evocar algo más parecido a The Warriors, con disputas entre bandas callejeras, lamentablemente no es el caso. Me parece un bodriete que para nada cumple con las expectativas que genera, ni en cuanto a violencia, ni en cuanto a extravagancia o creatividad casposa, aunque su estética tan sumamente de su tiempo puede ser su baza principal. Compilación de mil estereotipos sin gracia, exagerados hasta la parodia, en torno a adolescentes americanos de instituto (aunque por la edad real de los actores no lo parezca, como de costumbre), véase matones, animadoras, docentes de toda índole… repitiéndose sin cesar hasta dar la sensación de que la trama no avanza, o de que los guionistas no saben muy bien por dónde narices tirar.
Cualquier sutileza es nula, pues es ver a la futura víctima, ser angelical y sensible donde los haya, y rozar lo humorístico pretendiendo rozar lo poético… pero los dudosos reyes del asunto aquí son los villanos, villanísimos y odiosísimos, con tanto trazo grueso encima que dejan de ser simples delincuentes juveniles para pasar a convertirse en un grupo de auténticos psicópatas dementes que llegan cada vez más lejos (cualquier parecido con el mundo real es coincidencia); su líder básicamente sufre unos venazos que le convierten en el increíble Hulk. No falta mensaje moralizante, y en cuanto a la Blair en modo dominatrix armada hasta los dientes… pues poco o nada se luce, prácticamente con unas muertes descafeinadas a última hora y un enfrentamiento final que llega demasiado tarde. Lo mejor, que hasta en un producto tan menor te encuentras con un puñado de buenos temas metaleros de la época, por no hablar del erotismo sin complejos, en forma de unos desnudos muy gratuitos.
Ochenterísimo “rape and revenge” que le valió a Linda Blair un razzie por su interpretación de una chica de instituto metida a vengadora urbana tras la violación de su hermana sordomuda a manos de una peligrosa panda de macarras. El título puede engañar al evocar algo más parecido a The Warriors, con disputas entre bandas callejeras, lamentablemente no es el caso. Me parece un bodriete que para nada cumple con las expectativas que genera, ni en cuanto a violencia, ni en cuanto a extravagancia o creatividad casposa, aunque su estética tan sumamente de su tiempo puede ser su baza principal. Compilación de mil estereotipos sin gracia, exagerados hasta la parodia, en torno a adolescentes americanos de instituto (aunque por la edad real de los actores no lo parezca, como de costumbre), véase matones, animadoras, docentes de toda índole… repitiéndose sin cesar hasta dar la sensación de que la trama no avanza, o de que los guionistas no saben muy bien por dónde narices tirar.
Cualquier sutileza es nula, pues es ver a la futura víctima, ser angelical y sensible donde los haya, y rozar lo humorístico pretendiendo rozar lo poético… pero los dudosos reyes del asunto aquí son los villanos, villanísimos y odiosísimos, con tanto trazo grueso encima que dejan de ser simples delincuentes juveniles para pasar a convertirse en un grupo de auténticos psicópatas dementes que llegan cada vez más lejos (cualquier parecido con el mundo real es coincidencia); su líder básicamente sufre unos venazos que le convierten en el increíble Hulk. No falta mensaje moralizante, y en cuanto a la Blair en modo dominatrix armada hasta los dientes… pues poco o nada se luce, prácticamente con unas muertes descafeinadas a última hora y un enfrentamiento final que llega demasiado tarde. Lo mejor, que hasta en un producto tan menor te encuentras con un puñado de buenos temas metaleros de la época, por no hablar del erotismo sin complejos, en forma de unos desnudos muy gratuitos.