Respuesta: Ponyo, de Miyazaki
Última muestra del maestro donde una vez más juega sobre seguro contando una nueva versión del clásico de los cuentos "La Sirenita" adaptándolo al mundo nipón. Lo cierto es que Miyazaki es, aparte de un narrador de historias asombroso, un creador de personajes que quedan en la memoria del espectador una vez finaliza el metraje.
Ponyo, esa pececilla, grácil, frágil y esponjosa, es todo un clásico desde ya. Su historia, sus aventuras, sus intenciones, todo lo que le acontece es divertido, emocionante, emotivo, tratado con mimo y cariño, con una transmisión de empatía que ya quisieran para sí muchas películas actuales del (amplio) campo de la animación.
En un exquisito 2D, Miyazaki vuelve a contar con la inventiva, la fantasía, la realidad y ficción a partes iguales para contar algo sencillo y transformarlo en algo que asombra y gusta. Cierto es que guarda bastante semejanza con "Mi vecino Totoro", pues aquí volvemos a contar con un infante como protagonista, el director siempre dota a los niños de un carácter infantil, acorde con el personaje pero nunca torpe, pesado o aburrido sino real como los niños son en la realidad. Son divertidos, vivos, se alegran y enfadan, pero sobre todo viven. Y así lo demuestra con Ponyo (para no destripar nada no contaré a QUE me refiero) o con Sosuke, quien desde el primer momento quedará prendado de la protagonista del título cuidándola y protegiéndola hasta el final.
Con unas aventuras mágicas pero a la vez creíbles, unos personajes bien definidos, con la dosis justa de inventiva y realidad al mismo tiempo y con pequeñas historias que dan empaque al conjunto. Aparte, claro está, de contar con una animación tradicional pero excelente, sin fisura alguna, dotando a según qué escenas o momentos de una belleza sin igual. Miyazaki es un maestro absoluto en ese aspecto. Con momentos como el inicio, acompañada de una BSO maravillosa, o en el que Risa intenta llegar a casa evitando el embiste del "agua", o incluso en el que Sosuke y Ponyo van por el océano encima del barco, viendo la fauna marítima en el fondo del agua son pequeñas piezas de un rompecabezas casi casi perfecto.
No voy a decir que toda la película es perfecta pues tiene algún que otro altibajo, sobre todo en lo que atañe al dueño de Ponyo pero que para nada quita valor al conjunto de la película. Ya sólo por ver la calidad de animación y la calidad de los acabados merece un aplauso como el cine de Miyazaki se merece.
PD: ¡Como se me podía olvidar!, el plano final es de lo más bonito que yo haya visto últimamente. Dando pie, si el maestro quiere, a una continuación (que ojalá sea así).