Respuesta: Pozos de ambición... ¿me la explican?
¡Como se me ha podido olvidar la crítica de este peacho clásico que me calcé la semana pasada!
(
There will be blood, Paul Thomas Anderson, 2007)
"
Ya he terminado".
Me encanta "Pozos de ambición".
Sencillamente me encanta la última obra (hasta la fecha) de Anderson. 2ª vez que la veo y me reafirmo que es una obra maestra. Me encantan sus excesos, su tempo narrativo, el histrionismo patente y presente de un Daniel Day Lewis que se regodea en todos y cada uno de sus momentos ("¡
Drenaaaaaaje, Elay!...¡Me beberé tu batido!") pero es que por primera vez me funciona el perverso, retorcido y grimoso Paul Dano. Me encanta esa doble ambiguedad: ¿tiene un gemelo realmente? ¿es bipolar?, da igual, creo que cualquiera de las dos opciones es totalmente válida.
Pero me encanta porque plasma perfectamente la ambición retorcida y manipuladora sin límites. Dos personajes que ambicionan el poder y la riqueza. Uno por dominar al pueblo, otro por dominar sus tierras. Como a su manera, cada uno, emplean y traman artimañas que les da resultado y como no les importa doblegarse para conseguir lo que ambicionan (Day Lewis acepta el bautismo para conseguir las tierras / Dano reniega por conseguir la participación económica de Lewis).
Creo que es uno de los clásicos contemporaneos que desde el primer día ya lo fue. Me encanta esa fotografía terrosa, esa ambientación / BSO que dan forma a esta historia, donde el tiempo no existía. Pero me encanta porque es una película de personajes villanos: Lewis así lo reconoce, está lleno de odio, no acepta la competencia y no dudará en apretar el gatillo o reventar un craneo si su meta se ve expuesta a cualquier infortunio. Un hombre que no duda en emplear a un niño para sus fines ("
No llegas ni a bastardo").
Momentazo en como es un viaje de golpes bajos, un viaje de sacrificio, un viaje de no temer a perder nada. La película está repleta de escenas memorables. Empezando por esos primeros minutos sin un sólo diálogo, todo es puro movimiento, pura simbiosis con el entorno. Ese plano de la mano empapada en petroleo, recortada por la luz del sol. Ese bautismo de Day Lewis, falso - premeditado - necesario para su fin. Esa explosión que provoca la sordera permanente de su "hijo". O esa escena fuera de plano donde Lewis se regodea y se siente engañado insultándole pero éste ya no le oye. Incluso todos y cada uno de los accidentes, de una contundencia física impecable.
Y aunque no se puede negar que la película está plagada de excesos convertidos en histrionismos, me da igual, sinceramente. La disfruto y paladeo todos y cada uno de sus planos como un auténtico festín cinematográfico, una narrativa templada pero a su vez necesaria para llegar a un fin mucho mayor.
Siento predilección por ella.