RAOUL WALSH.

He disfrutado de dos más de Walsh, bastante poco conocidas también, un western peculiar (no hay dos westerns ni parecidos en su filmografía, todos son diferentes y originales), Cheyenne (1947), con un contexto histórico salvaje de forajidos y atracos a diligencias, la película se revela una mezcla entre thriller/misterio y un vodevil romántico que la convierte en una pieza muy ágil, como siempre en Walsh va a toda leche (en algunos momentos es incluso difícil de pillar toda la trama) y de una vitalidad asombrosa.

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La otra, un delicioso musical romántico pre-Hays, Going Hollywood (Amores en Hollywood, 1933), con una trama más simple que el mecanismo de un botijo pero que Walsh convierte en su magia habitual, un sense of wonder en forma de película meta con productor idealista y bonachón, director cascarrabias y cínico, y un triángulo amoroso que se debate entre el glamour esplendoroso del Hollywood de la época, con magníficos números musicales y también una nada disimulada crítica a la falsedad reinante.

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La compré. Peliculón inenarrable, la pondría en cualquier top. Walsh en su máxima expresión.
 
Ésa y la otra, sus dos pelis navales son estupendas (y luego tiene la de piratas que directamente cambió la forma de interpretarlos).
 
Ésa y la otra, sus dos pelis navales son estupendas (y luego tiene la de piratas que directamente cambió la forma de interpretarlos).

Yo creo que son pelis muy diferentes, Horatio Hornblower (El hidalgo de los mares) es más contenida, más sobria, más detallista de la profesión de marinero, el fondo es incluso fordiano con el protagonista dando más importancia a su oficio que a su propia vida familiar y el choque entre estas dos fuerzas. En cambio The World es Walsh desatado, festivo, elevando el sense of wonder y el romanticismo hasta el infinito (como El arrabal, Murieron con las botas puestas, Gentleman Jim o Colorado Territory), el tono es otro.

La del Pirata Barbanegra no la he visto (placer que no tardaré en satisfacer), pero a qué te refieres con el cambio de la forma de interpretarlo?

No te olvides de Sea Devils (Los gavilanes del estrecho), maravillosa adaptación de Victor Hugo, aventuras marinas con intriga palaciega, más thriller, sin el vigor de The World ni el detallismo de Horatio (aunque igualmente reposada) pero más lírica.
 
Sigo con 3 más, otro western Dark Command (Mando siniestro, 1940), este con John Wayne y Walter Pidgeon, cuenta un episodio muy curioso de bandas que se aprovechaban de la guerra civil para saquear en la dividida Kansas, como siempre Walsh lo hace con una destreza única para la narración y encaja, además, sin problemas, un triángulo amoroso y una confrontación psicológica de caracteres entre protagonista y antagonista, pasan tantas cosas que no puedes quitar ojo de la pantalla. Quizás no tan redonda, pero en la vertiente historicista de Silver River.

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A Lion is in the Streets (Un león en las calles, 1953) es otra película muy curiosa, lejanamente inspirada en un personaje real, del ascenso de un buhonero a aspirante a governador. Lo que puede sonar a tostón biográfico, en manos de Walsh es todo lo contrario, un auténtico volcán encendido (además con Cagney como prota y productor, nada menos), un "over the top" que más tiene que ver con The Roaring Twenties y White Heat que con dramones, Walsh (como su admirador John Milius) es capaz de sacar épica hasta de un bocata de calamares. Aquí presenta los peligros del populismo y de la corrupción por muy nobles que sean las causas, pero combina muy bien cierta abstracción de discurso con una historia que se vuelve Shakespeariana. Otro disfrute.

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Y, probablemente, la mejor de las tres, Esther and the King (Esther y el rey, 1960), antepenúltima película del maestro y un peplum bastante desconocido, nada más y nada menos que Walsh a la dirección y Mario Bava a la fotografía, una combinación que no puede deparar más que belleza, Walsh pone aquí su "modo melodrama" que es un modo relajado y lo cuece todo a fuego lento, unas intrigas palaciegas que se van gestando, con las dudas y los conflictos servidos de forma muy adulta y, por supuesto, cualquier escena de acción con una fisicidad y un vigor marca de la casa, todo el encanto de aquel Hollywood de romanos (aquí persas y judíos) puesto en manos de los mejores. Vital verla en scope para disfrutarla, porque circuló una copia cuadrada infecta durante mucho tiempo.

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Yo es que las últimas películas de estos maestros que vienen del mudo, Walsh, Ford, Lang (el otro día volví a ver el último Mabuse de 1960, qué gozada!) etc, creo que son las que más disfruto, es la teoría opuesta a la de Tarantino, llegaron a una madurez y una libertad que les permitió hacer sus mejores películas de viejos. Hablando de Walsh esta Esther and the King me recordó, por su ritmo pausado, a ese Walsh de The Tall Men, Mamie Stover, Battle Cry, Band of Angels, The Naked and the Dead, y es probablemente el que más me gusta, aunque es muy difícil porque el torbellino de la época de Murieron con las botas puestas, Gentleman Jim y Objetivo:Brimania también es irresistible. Y dos de mis favoritas son de los años 30! The Bowery y Under Pressure.
 
La del Pirata Barbanegra no la he visto (placer que no tardaré en satisfacer), pero a qué te refieres con el cambio de la forma de interpretarlo?

El habla y los tics (ARRRRR) que se convirtieron en el estereotipo del pirata parodiable (y parodiado) viene de dos interpretaciones de Robert Newton, en la peli de Walsh y en la de la Isla del Tesoro, que fueron consecutivas o casi. No cambió hasta que Depp popularizó el pirata a lo rockstar pasao.
 
La del Pirata Barbanegra no la he visto (placer que no tardaré en satisfacer), pero a qué te refieres con el cambio de la forma de interpretarlo?

El habla y los tics (ARRRRR) que se convirtieron en el estereotipo del pirata parodiable (y parodiado) viene de dos interpretaciones de Robert Newton, en la peli de Walsh y en la de la Isla del Tesoro, que fueron consecutivas o casi. No cambió hasta que Depp popularizó el pirata a lo rockstar pasao.

Blackbeard the Pirate (1952) es muy curiosa porque no suele ser habitual, y mucho menos en una película pura de aventuras, que el protagonista sea el "malo", de hecho, el punto de vista arranca con el "héroe" pero está clarísimo que lo que le interesa a Walsh es el pirata con interpretación memorable de Robert Newton, su presencia canibaliza de forma totalmente voluntaria una historia de amor por la que pasa de puntillas, y se vuelca tanto con Barbanegra que vamos con él a muerte a pesar de su evidente maldad, porque lo viste de épica, de inteligencia, de humor y de irresistible carisma (no es difícil, incluso, imaginarlo como un alter ego distorsionado del propio Walsh). La película, además, no es la típica lucha entre el bien y el mal, hay no menos de 5 bandos que van conspirando unos contra otros, con distintos intereses y en el abordaje hacia el final, que es la set piece más destacada de la película, llega un momento en que no sabemos quién conviene que gane la batalla para beneficio de la pareja romántica protagonista. Es realmente sorprendente cómo, incluso, en la última escena la "pareja protagonista" son secundarios de la acción principal. Al final, la película resulta casi un cartoon disfrutabilísimo a pesar de no contar con un gran presupuesto (es una producción RKO).

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LOS DESNUDOS Y LOS MUERTOS (The Naked And The Dead, 1958 -Raoul Walsh)​




Emblemático film bélico del maestro Walsh, adaptando una novela de Norman Mailer y prácticamente en las antípodas de por ejemplo su anterior y magistral "Objetivo Brimania". En esta ocasión, centrando el relato en varios personajes y su visión de la guerra, la lucha de poderes y las diferencias de trato. El resultado, que se va cociendo a fuego lento, es muy potente en la segunda mitad del film... Que ofrece una visión mucho más cruda, desencantada de las miserias de la guerra en la que Walsh no toma partido y manteniendo el mismo vigor narrativo de siempre, con una puesta en escena de un director en plena forma, que no olvida dar espectáculo cuando el relato lo necesita, pero marcando claramente que en esta ocasión se siente más atraído por las partes aparentemente "calmadas" de la trama.
 
The Revolt of Mamie Stover (1956)

por fin la he visto.

oye, y vaya tiempos maneja la peli mas extraños y atractivos, te planta una escena inicial que podría ser un final... seguramente algo circular en la vida de Mamie, y conforme se acerca el final de la peli confirma uno sus sospechas, tanto vitales como cinematográficas, ir huyendo de cada ciudad, a continuación la "paradisiaca" secuencia del barco donde ya te da un montón de claves.... después a media peli te monta un minibélico fabuloso :palmas con el ataque al Pearl Harbour "civil", una de las mejores recreaciones bélicas en una peli que va de otra cosa, y luego Walsh se confunde con el protagonista masculino, guionista escritor que no juzga a Mamie mientras que Walsh se recrea en contarte una historia, sugerir un pasado (cosa que hace el propio protagonista)

hablabais de sencillez en el hilo pero con esa sencillez te está contando muchas cosas, especialmente en sus minutos finales.

es una peli muy poco convencional y con muy pocas concesiones; por cierto, me he enamorado del paisaje y el color.

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Una de las películas de mi vida.

Si no la has visto, y es todavía menos famosa que esta, ponte Battle Cry del 55. Lo de Walsh es apoteósico.
 
@sikander, hoy Garci pasa una de Walsh de la misma época y perfil que Mamie Stover y Battle Cry, scope y colores maravillosos, es Band of Angels (La esclava libre, 1957), extraordinaria, sutil, con buenos y malos que se confunden, retrato nada obvio del sur durante la guerra ...

Aquí un fanboy de Walsh (como yo) que la ha visto con antelación y ha escrito de manera apasionada:

A ★★★★★ review of Band of Angels (1957)
 
Band of Angels no es Scope.

Sí que lo eran las otras 2 que hizo con Gable: The Tall Men y The King and Four Queens...
 
Cierto, pero panorámica sí, como todas las de a partir del 54, ya fuera scope o 1.85:1. Está claro que se adaptaron a filmar de otra manera y se nota, Walsh, Henry King y Ford me parecen superlativos en el formato alargado, también Anthony Mann y Fleischer.
 
No sé si merecerá la pena pero hay un docu llamado True.Adventures.of.Raoul.Walsh que rula por ahi :L


This is the first feature-length documentary on legendary director Raoul Walsh. In this 'memoir,' Walsh 'recounts' his career from the silent film era to the
tumultuous 1960s. The documentary makes stunning use of rare, personal and production photos and footage, revealing Walsh's extraordinary, adventurous life on
and off the set. From his apprenticeship with D.W. Griffith to his discovery of John Wayne and Rock Hudson, from the innovative 'The Thief of Bagdad' (1924) to
the widescreen 'The Big Trail' (1930), from his classic work with Cagney, Bogart and Flynn to his mastery of every genre (musicals, comedies, Westerns,
gangster, war), Walsh made Hollywood history. His life is nothing less than the story of Hollywood itself. Here's a full-bodied account of one of Hollywood's
greatest legends.
 
Obra maestra de proporciones bíblicas. El momento en que War Bond (Sullivan) asume la derrota es todo lo que se le puede pedir al cine y al deporte. Raoul Walsh es otra liga.
 
La pasión ciega es quizá el menos difundido de los noirs de su director. Nos mete de lleno en el mundo de los camioneros, o lo que es lo mismo, un trabajo extenuante, precario, peligroso; horas de conducción sin apenas tiempo de descanso, deudas constantes del camión, con los cobradores al acecho, explotación laboral de los jefes hijos de puta… la posibilidad de accidente o de avería está a la vuelta de la esquina, y para colmo, esto provoca una situación de descomposición familiar, siendo imposible dedicar tiempo a los tuyos o proyectar un futuro. Tenemos a dos hermanos de carácter opuesto, siendo uno de ellos (Raft) ese tipo duro, sacrificado y dispuesto a tirar para adelante, protector con el más débil (Bogart), o con más que perder. Se aprecia una rectitud de carácter y principios, una simpatía clara del cineasta hacia estos personajes toscos, pero a la vez idealizados; hay una idea de llegar a más, de salir de esta rueda infernal prosperando y siendo tu propio jefe (aquí el discurso, tan americano), como hacen algunos espabilados.

Se ofrecen varios modelos de mujer, uno es el de la esposa pura, virtuosa y sufridora, otro en cambio corresponde al interés amoroso de Raft; su contraparte femenina, dotada de rasgos sexualizados, pero con el carácter y la nobleza de quien es una superviviente que sabe encajar los golpes. En cuanto a los secundarios cómicos, con un humor bastante idiota, son quizá la parte que más cuesta digerir.

El crimen llega, contra todo pronóstico, muy avanzada la acción, de la mano de un personaje, el de Ida Lupino, que aparece como mero secundario (un tanto burdo, por cierto) pero que acaba imponiéndose más y más, hasta apoderarse del film por completo, fataleando mucho y muy fuerte, convirtiéndose, creo yo, en un absoluto icono (icono gay, podría añadir incluso) que hasta hace palidecer a los demás. Quienes por cierto, no terminan ni de lejos tan mal como podrían terminar, tratándose de este género, con un desenlace bastante feliz y esperanzador. Grandiosa actriz, de rasgos muy peculiares que uno no asociaría con la belleza sino con la turbiedad, que con cada gesto compone a un ser amargado, capaz de lo peor, pero también solitario y desesperado, no correspondido en su amor. Terriblemente humana, pese a tratarse de la malísima. Tras un asesinato bastante sutil en su concepción, en el que interviene un sistema de cierre automático de garaje, se irá apoderando de ella un sentimiento de culpa que acabará derivando en un estallido de locura (“¡Las puertas me obligaron!”) próximo al terror.

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Walsh y sus guionistas aportan unos diálogos incisivos (“¿Qué va a tomar?” - “Lo que tenga menos veneno”), y sobre todo, un sentido de la narración sólido como una roca, contundente; un conjunto de pinceladas precisas que no parece precipitado, sino más bien sintético en cuanto a dejar fuera todo lo irrelevante para la trama.


Y sigo con otro Walsh. Como atípico western que se nutre de la moda del psicoanálisis, Perseguido tiene un protagonista de orígenes inciertos y acosado por una mala suerte con mucho de maldición, torturado por un trauma de infancia que vuelve a modo de recuerdos atormentadores cuyo significado no logra discernir y que condicionan su forma de ser; pasiva, insensible, con la sensación de vivir falsamente una vida que no le pertenece. Mitchum hace un papel inexpresivo del que logra extraer los matices, el carácter misterioso del héroe de una tragedia griega o shakespeariana; lo que la película es en el fondo si se la despoja de todo, incluyendo sus ropajes del lejano oeste, ya tardío (caballos, pistolas, tierras, casas de apuestas, en una pequeña población de Nuevo México) y de cine negro (el ambiente, las sombras, la fatalidad).

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Los personajes caminan ciegos sin ser conscientes de las fuerzas oscuras que les mueven, personificadas en una presencia que mete cizaña y hace lo imposible por quitarse de en medio a quien más odia. Odio y amor extremos y a un paso uno del otro, un escenario que retorna, como la violencia, donde todo se consumará. Los pecados de los padres repercutiendo en quienes vienen después de ellos. La película adquiere un tono fantasmagórico desde el principio, con un plano con efecto de transparencia, y ni se molesta en ocultarlo, remitiendo incluso a un imaginario gótico, con esa pretendida boda funesta. O una entrañable escena familiar, con una caja de música y un perro, que resulta tan almibarada como extrañamente tristona.

Musicote de Steiner, muy reconocible en su motivo principal teñido de romanticismo y que acompaña incansable a estos individuos disfuncionales, que a veces parece que están locos o son idiotas. Un detalle curioso es el de la guerra de EEUU contra España, que en pocas películas (que me suena a mí, al menos) suele tener presencia. El expresionismo de un apartado visual muy estilizado, con lucimiento de las secuencias más puramente físicas (como la de Mitchum escabulléndose sigilosamente de la casa) corresponde a unos seres humanos perseguidos por sus propias sombras, tan densas como el relato. La construcción cuidadosa de un guion donde nos encontramos igual de perdidos que los protagonistas, tan sólo intuyendo lo que ocurrió, deja para el final la resolución del enigma, con ese pasado imposible de dejar atrás por mucho que se intente, en continua tensión con un futuro que lucha por abrirse paso; adopta para ello una estructura en forma de gran flashback “confesional” que puede resultar artificiosa y que es en sí misma un gran cliché noir; el de la memoria borrosa, por cierto, lo sería para el giallo. Afrontar ese destino, dándolo todo, sin secretos y sin mentiras, poniendo fin al resentimiento y permitiendo empezar de nuevo, es la conclusión esperanzadora y romántica; es el amor (levemente incestuoso) y no los ocultamientos ni la vergüenza, lo que permite librarse de tan siniestras ataduras… la horca, sin ir más lejos, permite interpretar algo que no se nos dice claramente (¿suicidio?).
 
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