RAOUL WALSH.

pues ayer por la noche vi "La rebeldía de la Sra Stower " del maestro y me pareció un melodrama increíblemente bueno, toda una joya de la que ya me extenderé un poquito más adelante, pero gracias por la recomendación
 
Sí, la de Mamie Stover es especialmente deliciosa, por su protagonista femenina, por su sencillez y por el desenfado con el que lo cuenta Walsh, a mí me sorprendió que hasta en un dramón sureño como La esclava libre es capaz de transmitir una alegría de vivir increíble, diría que el cine de Walsh es lo opuesto al cinismo y al cine depresivo, y eso es dificilísimo sin caer en lo cursi, incluso cuando tienen que caer, como en White Heat, caen a lo grande.
 
Ahí va Walshianos!

JUNTOS HASTA LA MUERTE (Colorado Territory, 1949 -Raoul Walsh)


Facturada en un año mítico para su autor (rodaría también "Al Rojo Vivo") todo un memorable western -probablemente en el top del género- con el que Raoul Walsh hacía un remake, una nueva versión, de su anterior logro en el cine negro "El Último Refugio". Los resultados, para mi gusto son incluso superiores -en cualquier caso una vuelta de tuerca más sobre una misma historia de la que surge un sensacional monumento cinematográficos: Combinación de trepidante narración -emblemáticas persecuciones asaltos a trenes- que nunca decae, un asombroso retrato psicológico de todos personajes (en el que su protagonista, un maravilloso Joel McCrea es un forajido más noble que los supuestos ciudadanos respetables que le rodean) y un romanticismo épico y exacerbado que se mantiene inmóvil a pesar de sus años. Monumental


UN REY PARA CUATRO REINAS (The King and Four Queens, 1956 -Raoul Walsh)


Extraño western, francamente entretenido y rodado con la solidez habitual del gran Walsh, en el que el director se permite un tratamiento casi de comedia en un entorno de cine del oeste. El resultado es muy simpático, probablemente no estamos ante el mejor de los films del maestro, pero si una película entretenidisima, sólida (y corta ademas, dura menos de 90 minutos) gracias a una trama en la que su protagonista (un maduro e irónico Clark Gable) establece un juego de seducción sobre cuatro mujeres...Y un dinero escondido


EL ÚLTIMO REFUGIO (High Sierra, 1941 -Raoul Walsh)

Una de las cumbres del cine negro de todos los tiempos -luego fuente de inspiración de otros títulos y algún remake- historia de un ex-convicto que está destinado al desastre en su golpe final (excelente Humphrey Bogart en el papel que cimentaría su leyenda) nada menos que un atraco en un casino (de poca monta) que se salda de la peor manera posible. Muy bien escrita, sabe jugar con la ambiguedad en un diseño de los personajes sensacional, desembocando su trama -marcada por el fatalismo- en la esperada catársis final, una tensa secuencia rodada en exteriores naturales con el ritmo impecable que le daba un maestro como Walsh
 
Yo seguí y vi Battle Cry (Más allá de las lágrimas, 1955), otra vez en gloriosos cinemascope y technicolor (bueno, Warnercolor), y ya tenía la película vendida de antemano, siguiendo con su muy habitual mezcla de géneros, Walsh aquí cruza su delicioso melodrama cincuentero (aunque es anterior a La esclava libre y Mamie Stover) con su gusto por el bélico. Si Objetivo: Birmania era todo acción y misión, y The Naked and the Dead se podía considerar una hangout movie dentro del bélico en el sentido de que la primera hora conocemos y nos recreamos con todos los personajes y la segunda hora los mete en el campo de batalla, aquí se puede decir que las casi 2 horas y media son una preparación para una acción que acontece prácticamente a modo de epílogo. La película son los soldados y sus historias, la Historia (WW2, Guadalcanal, etc) pasa por allí y les sirve para moldear su historia (con minúsculas). Es muy coral, con una viñeta para cada protagonista y sus líos amorosos como en su extraordinario póster, y cada viñeta está contada con la sencillez y el cariño que siempre tiene Walsh con sus personajes, la primera hora en San Diego es una demostración de cine al más alto nivel, atención a las cortas pero inolvidables historias con Dorothy Malone y Anne Francis. Lo que casi cualquier otro director de la época habría convertido en un dramón afectado tipo From Here to Eternity (que es una buena película), Walsh lo adapta sin ninguna ínfula y se recrea en los bares (de San Diego, de Wellington, ...), las tabernas, los juegos y las disputas sanas entre soldados, los flirteos, ... Toda una operación de hipnosis y del desenfado aunque cuente cosas, teóricamente, muy serias y dramáticas, siempre tiene la manera de penetrar en el lado lúdico de cada situación. Sin duda, otra joya semidesconocida y olvidada, supongo que se la habrá acusado de blanquear el militarismo pero es muy discutible, todo está tratado desde el subjetivismo de los personajes, desde su libertad, su elección, etc.

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UN LEON EN LAS CALLES (A Lion is in the streets, 1951 -Raoul Walsh)


Tercera colaboración -esta vez en color- entre Raoul Walsh y el enérgico/excelente actor James Cagney. Se trata de un film notabilisimo (a ratos directamente memorable, el juício con John Mcintire acusado agonizando es sencillamente sublime) con el que el director se sumerge en el mundo de los charlatanes que manipulan a la gente -en un antecedente casi directo de la posterior "Elmer Gantry" de Richard Brooks. Curisisima e impecable en su juego de tonos dramáticos (empieza como comedia ácida y descacharrante y acaba como drama, con un final casi a la altura del famoso final de "Al Rojo Vivo") donde el director se muestra muy cómodo, aquí narrando con un ritmo brutal la historia de un buhonero que incorpora el genial actor dedicado a embaucar a la gente y aprovechando la debilidad de un rico magnate para sacar beneficio y meterse en una carrera política
 
Qué ganas! Creo que, como mínimo, ya era la cuarta colaboración: Los violentos años 20, La pelirroja y Al rojo vivo.
 
Under Pressure (1935). Otra película desconocidísima y no solo reivindicable sino extraordinaria, yo supe de ella como parte de un díptico con la más conocida The Bowery (1933) sobre el New York obrero y la formación de la ciudad. La alucinante trama de Under Pressure se centra en los obreros de la construcción de un túnel que pase por debajo del Río Hudson entre Brooklyn y Manhattan, hasta aquí interesante, original y entra dentro de lo normal, pero es que toda la película usa la excusa de unas condiciones infrahumanas de peligro mortal para los trabajadores, expuestos a incendios, inundaciones, explosiones, niveles y variaciones peligrosísimos de presión atmosférica, contaminación, etc, para montar una especie de muy bestia apuesta de bar entre las dos brigadas que cavan el túnel (una de cada lado) para determinar quién llega antes a la mitad!!! La brigada protagonista la lidera un arrollador Victor McLagen y, por si fuera poco el pique, también hay como una competición de hombría entre él y otro responsable de su propia brigada para impresionar a una periodista. Es increíble como Walsh aprovecha este hecho casi documental e histórico para crear una película con todas las constantes de su cine (ritmo apabullante, humor, vitalidad, romanticismo, acción, ...). Hay que decir que el guion es del gran Borden Chase (Río Rojo, Los Implacables, Horizontes lejanos, Tierras lejanas, Winchester 73 ...) y que el diseño de producción y cómo está recreado el interior de esos túneles y toda su infraestructura es espectacular. El clímax final de esta película y su resolución podría ser, fácilmente, uno de esos momentos que, si esta película fuera más conocida, pasan a la historia del cine. El tono de la película, por muy vital que sea y todo el humor que impregna siempre Walsh, es mucho más dramático que en The Bowery (que también era una competición llevada hasta el infinito). Al final, queda una oda impagable, en apenas 70 minutos, a quienes construyeron de veras la ciudad.

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LA REBELDÍA DE LA SRA STOVER (The Revolt Of mamie Stover, 1956 -Raoul Walsh)


Una perla de la filmografía de Walsh, totalmente reivindicable/memorable melodrama que aquí se atrevió nada menos que a rodar la historia de asunto cuanto menos espinoso (para aquellos años): Una ex prostituta (Jane Rusell, dueña y señora de la trama) que expulsada del continente llega a la isla de Hawai con la intención de amasar una fortuna a cualquier precio. El film, que ya parte de un gran guión de Sidney Boehm (este escritor casi nunca falló en sus piezas para cine, especialmente en noir) suma el típico dechado de virtudes de la narrativa Walshiana, más elegancia,sensualidad visual (que colores y que gran score de Hugo Friedhofer!) además de ser una película prodigiosamente moderna en fondo y formas, muy progresista y respetuosa con sus personajes a los que el ojo del director nunca juzga actos
 
De hecho, yo he visto otro melodrama precioso que anticipa lo que hará en los 50. Y también otro western más grande que la vida.

The Man I Love (1947). Todavía lejos de su etapa en color que tan buenos resultados le dará con el género (en realidad con cualquiera), aquí aborda un melodrama que, tanto por su b/n como por su temática de "mujer protagonista volviendo a casa", la podríamos emparentar con Un tranvía llamado deseo (1951) y Clash by Night (1952), todas ellas con actrices arrolladoras, aquí una monumental Ida Lupino, y desde luego la de Walsh se asemeja (o viceversa, por el orden cronológico) más a la de Fritz Lang en la distancia que guarda con los acontecimientos más dramáticos, aunque si Lang lo hacía con atonía, Walsh, como es habitual, lo hace con dulzura, con comprensión infinita hacia esas hermanas y sus circunstancias, los traumas del pasado que atormentan a un pianista, las secuelas de la guerra en un soldado, los flirteos del hermano con el hampa o el adulterio en un matrimonio vecino. Es cine gente trabajadora, de artistas insatisfechos y, sobre todo, de barra de bar de copas y de cabaret, del que la película mimetiza el ritmo en forma de maravilloso jazz, atención a las actuaciones y, sobre todo, al gran George Gershwin sonando al piano. Otra delicia, y van ...

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Silver River (1948). Este es uno de esos maravillosos westerns que explican un trozo (geográfico y temporal) de la historia de los Estados Unidos, si unos años después Fuller lo hizo con Arizona aquí Walsh lo hace con Nevada, ambas con muchos paralelismos aunque la del parcheado es claramente superior. También tiene paralelismos con los westerns de Mann y Borden Chase relatando acontecimientos del nacimiento de la civilización, y esta lo hace acentuando, incluso, el carácter oscuro del protagonista (Jimmy Stewart solía ser un personaje de vuelta, los pecados estaban en el pasado), aquí Errol Flynn contrasta su encanto habitual con un personaje mega-ambicioso y sumerge la película en la ambigüedad moral que caracterizarán los mejores títulos de Scorsese, de hecho, el film guarda parecido tanto en su estructura tan típicamente scorsesiana (ascenso/caída/redención) como en su temática con El lobo de Wall Street. Walsh cuenta las cosas tan bien que no solo nos da una clase de historia (el presidente Ulysses Grant tiene papel) sino casi que también de economía, con las acciones, la disposición de líquido, la formación de un banco, etc. El protagonista es tan ambiguo, como digo, que en esa época no se ven con otra opción que poner como referente moral a otro personaje, en este caso el inigualable Thomas Mitchell, como una especie de Pepito Grillo que mira de velar por los límites de la ética dentro del liberalismo salvaje. Todo esto acompañado de una introducción y una conclusión en forma de set-pieces acojonantes de acción y un desarrollo marcado, por una parte, por el inseparable romanticismo de Walsh (también por su humor y su desenfado) y, por otra, por una narración mitológica de reinados e imperios con citas explícitas al rey David y a Julio César. Una bomba de película comparable a Murieron con las botas puestas.

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Manpower (Alta tensión, 1941). Una de las 4 películas que hizo Walsh en 1941 (ojo a las otras 3, Strawberry Blonde, High Sierra y Murieron con las botas puestas), sigue un esquema parecido a Under Pressure que comenté el otro día, narra el día a día de una brigada con un oficio muy peligroso, en este caso técnicos de una empresa de electricidad que reparan postes eléctricos, y una especie de triángulo amoroso entre dos compañeros y amigos (G. Robinson y George Raft) y la hija de un tercero (Marlene Dietrich), cabaretera, cómo no, con lo que le gustan los clubs nocturnos a Walsh. Al contrario que en la de los mineros urbanos, aquí el drama se centra más en el romance que en el trabajo aunque este sirve tanto de contexto como de metáfora de los sucesos. Vuelve a ser una obra tremendamente humanista, Walsh se recrea en la camaradería y en la cantidad de chorradas que puede llegar a hacer una brigada masculina, con muchísimo alcohol de por medio (y grandes secundarios como Alan Hale y Ward Bond), mostrándolo con agradecidos gags físicos. La película transita poco a poco de la comedia pura hacia el drama con mucha naturalidad, con atención muy especial a las escenas de acción en plena tormenta, que son extraordinarias, ojo al clímax final.

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The Lawless Breed (Historia de un condenado, 1953). Western eléctrico, a un ritmo endiablado, increíble porque se trata casi de un biopic de un forajido según sus propias memorias, lo que suele dar pie a parones de ritmo y los tics poco fluidos del biopic ... Pero esto es Walsh, ya lo había hecho en Murieron con las botas puestas e incluso, aunque no estuviera basado en la biografía de alguien, en Silver River, todo va a toda leche y el ritmo de esto se parece más a esos noirs de atracos tipo Dillinger, una huida hacia adelante con diferentes enemigos persiguiendo al protagonista (bandidos, yanquis, rangers, ...), una "horse movie" trepidante, extraordinariamente romántica (hay que ver cómo sale Julie Adams), con el gran John McIntire interpretando 2 papeles, tanto el del padre como el del tío, y pasajes memorables como el enfrentamiento con Lee van Cleef, carreras de caballos, huidas en carretas, en definitiva, algo tremendamente físico y en continuo movimiento.

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Última edición:
Gun Fury (Fiebre de venganza, 1953). Aquella máxima que muchas veces hemos discutido en este foro de si un mal director puede estropear un gran guion, o viceversa, si un gran director puede sacar oro de un guion pobre, con Walsh cobra todo el sentido, quizás la respuesta correcta es la que muchas veces se ha dado, que forma y fondo son indistinguibles y el director es el responsable absoluto de ese conjunto inseparable. Aquí lo que tenemos es una magnífica película que, cuando acaba, si piensas solo la historia que acabas de contemplar no puedes llegar a otra conclusión que es puro sota, caballo y rey del western, y esa es la clave y Walsh lo sabe, puro género, un pulp que funciona como un tiro, acción, mucha acción (hasta se rodó en 3D!), romanticismo, violencia, venganza, amistad ... Es como si destilara el género y se centrara en darnos un disfrute visual y emocional (Fritz Lang decía que su época muda era exactamente esto, basta ver Las Arañas o Spione), lo increíble es que es imposible expresar mejor las motivaciones de cada personaje (y hay, como mínimo, una decena de personajes con carga argumental) con menos metraje, 2 miradas, 2 gestos, 3 frases y ya están contextualizados para toda la película. Walsh es un genio en el arte de narrar, pero en sus westerns en blanco y negro hay tramas complejísimas en su densidad argumental (Pursued, Silver River ...) que él hace fáciles, en cambio aquí es casi como si se propusiera, dado el guion que tiene entre manos, vaciar todo lo que pueda la parte argumental (básicamente 2 ideas, no preocuparse solo de los asuntos propios en el protagonista y canalizar los fracasos y las derrotas con positivismo en el antagonista), dar con el hueso del género y filmar en 80 minutos una persecución en ese color tan agradecido de los 50 y, además, la última restauración en Bluray nos devuelve el formato panorámico con que se rodó (el DVD es cuadrado).

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Y la ironía de que Walsh, tuerto, la rodase en 3D...

Contaba Boetticher que cuando él hizo Wings of the Hawk en este sistema, invitó a Walsh a verla en el estudio para que le diese su opinión sobre el 3D. Termina la proyección y lo único que responde Walsh es que él no había notado ninguna diferencia con respecto a una peli normal. Ninguno de los dos había caído en la cuenta de que al ser tuerto el efecto del 3D se anulaba para éste...

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Jajajjajaja, especialistas en 3D Pepe Gotera y Otilio, hoy les enviamos a Raoul Walsh!

Glory Alley (1952). Una de las que tenía más ganas de ver, supongo que asociadas al hecho de que sea casi su única película de los 50 de la que no hay subtítulos en español, ni siquiera en inglés, un santo grial, vamos ... Pero sí hay una copia muy buena y la he querido ver aunque se me escaparan cosas, porque aparte de recomendada tenía una pinta de peli culto tremenda ... Un callejón de Nueva Orleans, encantadores losers por todos los rincones, narrado en modo nostálgico por un periodista deportivo que se retira (el gran John McIntire), un boxeador (el guionista es Art Cohn, el mismo que de The Set-up de Robert Wise) con problemas psicológicos (Ralph Meeker, el prota de El beso mortal de Aldrich), su novia la dulce cabaretera y bailarina Leslie Caron, el ciego padre de ella y dueño del gimnasio, bares, apuestas, espectáculos de variedades, la guerra de Corea y el gran Louis Armstrong de ayudante de entrenador y, por supuesto, con su trompeta ... Vamos, algo irrenunciable en manos de Walsh, con lo que le gustan los bares y la juerga en sus películas. Y da exactamente lo que promete, todo ese delicioso ambiente de Nueva Orleans se apodera literalmente de la película y el guion avanza como pura excusa (la verdad es que la historia es poca cosa, con un punto bizarro) para recorrer cada rincón de ese callejón y escuchar su música.

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Fascinante la virtud de Walsh de sacar lo mejor de cada película en función de lo que tiene entre manos, en Gun Fury que tengo reciente el espectáculo en movimiento de un western de acción, aquí la atmósfera de Nueva Orleans, en Tambores lejanos el entorno selvático y la aventura que se come la película, en Mamie Stover ese glorioso technicolor que dulcifica el melodrama, en Objetivo: Birmania la tensión de la soldadesca, en The Man I Love se funde con el jazz, etc, y, cuando tiene grandes historias entre manos, como en Murieron con las botas puestas, Silver River, Band of Angels o High Sierra, narra como un tornado.

También he visto High Sierra (1941), pero la comentaré haciendo díptico con su remake westerniano de Colorado Territory (1949).
 
Jajajjajaja, especialistas en 3D Pepe Gotera y Otilio, hoy les enviamos a Raoul Walsh!

Que no fue el único, EH.

André De Toth, también tuerto, hizo varias: House of Wax y The Stranger Wore a Gun. The Bounty Hunter también la rodó en 3D, pero al final se estrenó plana.
 
High Sierra (1941) y Colorado Territory (1949). Parece mentira que con la misma base y con el mismo director se puedan hacer dos películas tan diferentes, es cierto que hay bastantes matices de guion que son la semilla de las grandes diferencias, pero lo más importante aquí es el cambio de género (noir/western) y de protagonista, Bogart encarna el noir, con su cinismo, su estar de vuelta de todo, el propio noir ya tiene esas características fatalistas que definen la película desde el principio como un viaje a ninguna parte para el protagonista, de hecho él ya lo ve todo con distancia y solo su honestidad, propia del que ya lo ha hecho todo, dará vida a una Ida Lupino que necesita esa verdad para seguir adelante. Como digo, la fatalidad asumida tanto por la película como por el propio Bogart hace que no creamos en la relación por parte de él más que como un acto compasivo, de hecho, cuando acepta su destino irreversible es cuando él acepta la relación y lo hace porque la normalidad le rechaza, su trayecto en la película está marcado por la búsqueda de redención.

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En cambio Joel McCrea en ningún momento da nada por perdido, su actitud es mucho más optimista, no se declara a la joven como una autoimposición para llevar una vida normal (como hace Bogart), lo hace como reflejo a un fantasma del pasado (a la Vertigo) y, cuando lo supera, sí cree en la nueva relación. Aquí el cambio de época es fundamental para entender las actitudes, Bogart sabe que está y pertenece al otro lado de la ley, una ley que por convenio es justa, y está condenado aunque haga un intento descreído por evitarlo, en cambio en el Oeste Joel McCrea no es peor que los que le persiguen, es una ley que todavía se ha de moldear, y de ahí que todo su recorrido esté mucho más lleno de esperanza y la poesía se eleve tanto en el clímax. Colorado Territory es una película mucho más mitológica, casi hasta llegar a lo metafísico.

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Walsh, como siempre, saca la parte vitalista de cada película, en High Sierra ella renace gracias a la honestidad de su relación y en Colorado Territory es la propia relación la que, con un romanticismo infinito, perdura más allá de la vida.

También he visto 2 comedias, una magnífica, Me and My Gal (1932), en plena depresión y haciendo notar los efectos, pobreza, culpabilidad de los bancos, ... para contextualizar una comedia romántica deliciosamente pre-Hays, de una sencillez abrumadora con el gran Spencer Tracy y una picarona e irresistible Joan Bennett, con toque policíaco y, sin llegar a la excelencia de The Bowery o Under Pressure, sí que contiene esas escenas corales de bares y muchedumbre tan walshianas y agradecidas. El toque tan social casi la sitúa como un pre-neorrealismo.

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La otra, A Private's Affair (1959), es una de sus últimas películas y, aunque es menor, es totalmente reconocible, básicamente lleva al terreno de la comedia la trama de Battle Cry, por supuesto con objetivos más modestos, pero la modestia es una virtud capital en el cine de Walsh y aquí nos cuenta, otra vez con sencillez, encanto y su gusto extraordinario por el color y el cinemascope, una historia de reclutas con amores, un enredo muy humorístico y un punto de musical, hay una mirada irónica y graciosa hacia "el nuevo ejército" con un general en plan "ahora lo tenemos que hacer así" que no cuesta nada asociar al propio Walsh adaptándose a los nuevos tiempos tanto en el cine como en la sociedad. Este hombre no hacía una película floja ni queriendo.

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Uncertain Glory (1944). Esta vuelve a ser puro Walsh, enmarcada dentro del ciclo anti-nazi propio de la época, tiene una trama (original, por otra parte) que podría devenir un dramón de proporciones bíblicas, pues bien, si hay que definir la película lo haría como una enternecedora buddy movie! Con una pareja policía/delincuente deliciosa y con Errol Flynn, en su enésimo magnífico papel con Walsh (pocos actores me parecen tan walshianos en pantalla como Flynn, con su eterna vitalidad), que se manifiesta como una elección perfecta para un papel de ambigua moral pero que debe ganar al espectador por su encanto. La película tiene una introducción arrolladora, llena de acción y aventura, para después estabilizarse en un pueblecito francés con sus mil historias relacionadas con la ocupación alemana. Otra joya.

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Background to Danger (1943). Otra del mismo ciclo en plena Segunda Guerra Mundial, cine de espionaje con una fascinante trama en la neutral Turquía en la que los alemanes urden un plan para simular que los rusos quieren invadirla y así ganarse a los otomanos para su causa. Evidentemente, Walsh monta con este material un circo de 3 pistas a toda leche con agentes de hasta 4 nacionalidades. Divertidísima y con ese agradecido toque exótico propio del país. Grandes Peter Lorre y Sydney Greenstreet, como siempre, y carismático George Raft.

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Juntos hasta la muerte es maravillosa, una cinta compleja y también primaria, rica, misteriosa, sugerente..

a mí es que Joel McCrea es uno de los actores que mejor me cae de la historia del cine.
 
Juntos hasta la muerte es maravillosa, una cinta compleja y también primaria, rica, misteriosa, sugerente..

Mitológica y fantasmagórica, sí. Si no has visto Perseguido con Mitchum ve a por ella de cabeza, es tan o más misteriosa y también es una mezcla de western y cine negro, con una foto b/n igualmente extraordinaria.
 
Rebelión en el fuerte (Saskatchewan, 1954). A estas alturas ya es difícil que me sorprenda nada por su calidad, pero aquí volvemos a estar ante una obra relativamente poco conocida y, otra vez, descomunal en varios aspectos. Se trata de un western de su etapa en color y la verdad es que está a caballo entre la concisión de los 2 magníficos westerns del año anterior (Gun Fury y Lawless Breed) y la epicidad intimista (a lo Anthony Mann) dominada por los paisajes de su inmediatamente posterior Los implacables (The Tall Men, 1955). Aquí todo es irresistible, una persecución en tono pre-bélico entre los sioux que llegan a Canadá después de cargarse al general Custer y la Policía Montada del Canadá, rodada en el mismo Saskatchewan canadiense entre bosques inenarrables, cañones naturales, ríos y glaciares, una inmensidad natural que, normalmente, solo podemos disfrutar en maravillosos documentales y aquí es el hipnótico background de una película de género, pura aventura walshiana, con, por otra parte, un guion riquísimo que combina los tratos de Ottawa con los indios autóctonos, los Cree, la tensión y el miedo a una posible alianza de los Cree con los beligerantes Sioux, la complejidad e ingenuidad canadiense de un trato con los sioux por cómo los americanos les han tratado, el caso contrario, la desconfianza proveniente de USA hacia una tribu pacífica como los Cree, un canto al mestizaje, etc.

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Como siempre en Walsh, trata todos estos temas desde la absoluta modestia, basando todo su discurso en los sentimientos, la profesionalidad y el sentido moral de su protagonista, sin proclamas ni juicios hacia casi nadie y comprendiendo la postura de todos. Igual de inteligente es su habitual decisión de fundir su narración con el fantástico paisaje (como en la ya citada The Tall Men o la anterior Distant Drums), y su sencillez obra de maravilla para disfrutar de las vistas (un ejemplo de lo contrario es The Revenant de Iñárritu, igualmente con un paisaje extraordinario pero el mexicano lo embadurna todo de trascendencia y onirismo artificioso), qué plasticidad el rojo de la Policía Montada sobre el verde de los inmesos bosques. Además, la historia incorpora conflictos entre mandos en la Policía Montada, y un marshall americano con una oscura y trágica historia de amor relacionada con la mujer protagonista, una Shelley Winters tremenda que da una fuerza impresionante a un personaje que, quizás, sobre el papel sea de los más tópicos. En definitiva, y aunque sea un ejercicio casi imposible decidirlo, puede que una de sus mejores películas que recomiendo ver con la mejor copia posible porque sino se puede perder mucho en la experiencia.

@Duke, vaya festival de westerns que es la carrera del amigo Walsh, eh, es un recital su década de los 40 (bueno, hasta Along the Great Divide del 51) en blanco y negro, y puede que incluso más espectacular sus westerns en color de los 50. Todavía me queda disfrutar de unos pocos (los 2 de John Wayne, Cheyenne y su despedida A Distant Trumpet).

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@Duke, vaya festival de westerns que es la carrera del amigo Walsh, eh, es un recital su década de los 40 (bueno, hasta Along the Great Divide del 51) en blanco y negro, y puede que incluso más espectacular sus westerns en color de los 50. Todavía me queda disfrutar de unos pocos (los 2 de John Wayne, Cheyenne y su despedida A Distant Trumpet).

Te has dejado 2 fuera de la lista: The King and Four Queens y The Sheriff of Fractured Jaw...
 
Sí, geminis los definía como westerns cómicos en este hilo, supongo que por ahí los separaba, la primera la tengo recomendadísima ...
 
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