High Sierra (1941) y
Colorado Territory (1949). Parece mentira que con la misma base y con el mismo director se puedan hacer dos películas tan diferentes, es cierto que hay bastantes matices de guion que son la semilla de las grandes diferencias, pero lo más importante aquí es el cambio de género (noir/western) y de protagonista, Bogart encarna el noir, con su cinismo, su estar de vuelta de todo, el propio noir ya tiene esas características fatalistas que definen la película desde el principio como un viaje a ninguna parte para el protagonista, de hecho él ya lo ve todo con distancia y solo su honestidad, propia del que ya lo ha hecho todo, dará vida a una Ida Lupino que necesita esa verdad para seguir adelante. Como digo, la fatalidad asumida tanto por la película como por el propio Bogart hace que no creamos en la relación por parte de él más que como un acto compasivo, de hecho, cuando acepta su destino irreversible es cuando él acepta la relación y lo hace porque la normalidad le rechaza, su trayecto en la película está marcado por la búsqueda de redención.
En cambio Joel McCrea en ningún momento da nada por perdido, su actitud es mucho más optimista, no se declara a la joven como una autoimposición para llevar una vida normal (como hace Bogart), lo hace como reflejo a un fantasma del pasado (a la Vertigo) y, cuando lo supera, sí cree en la nueva relación. Aquí el cambio de época es fundamental para entender las actitudes, Bogart sabe que está y pertenece al otro lado de la ley, una ley que por convenio es justa, y está condenado aunque haga un intento descreído por evitarlo, en cambio en el Oeste Joel McCrea no es peor que los que le persiguen, es una ley que todavía se ha de moldear, y de ahí que todo su recorrido esté mucho más lleno de esperanza y la poesía se eleve tanto en el clímax. Colorado Territory es una película mucho más mitológica, casi hasta llegar a lo metafísico.
Walsh, como siempre, saca la parte vitalista de cada película, en High Sierra ella renace gracias a la honestidad de su relación y en Colorado Territory es la propia relación la que, con un romanticismo infinito, perdura más allá de la vida.
También he visto 2 comedias, una magnífica,
Me and My Gal (1932), en plena depresión y haciendo notar los efectos, pobreza, culpabilidad de los bancos, ... para contextualizar una comedia romántica deliciosamente pre-Hays, de una sencillez abrumadora con el gran Spencer Tracy y una picarona e irresistible Joan Bennett, con toque policíaco y, sin llegar a la excelencia de The Bowery o Under Pressure, sí que contiene esas escenas corales de bares y muchedumbre tan walshianas y agradecidas. El toque tan social casi la sitúa como un pre-neorrealismo.
La otra,
A Private's Affair (1959), es una de sus últimas películas y, aunque es menor, es totalmente reconocible, básicamente lleva al terreno de la comedia la trama de Battle Cry, por supuesto con objetivos más modestos, pero la modestia es una virtud capital en el cine de Walsh y aquí nos cuenta, otra vez con sencillez, encanto y su gusto extraordinario por el color y el cinemascope, una historia de reclutas con amores, un enredo muy humorístico y un punto de musical, hay una mirada irónica y graciosa hacia "el nuevo ejército" con un general en plan "ahora lo tenemos que hacer así" que no cuesta nada asociar al propio Walsh adaptándose a los nuevos tiempos tanto en el cine como en la sociedad. Este hombre no hacía una película floja ni queriendo.