Özil y Khedira, fueron fichados después del mundial, y el Madrid, pensando que el traspaso de Mesut, sería más cuantioso tras ese campeonato, se apresuró a su contratación gracias a los contactos mantenidos mucho antes.
Lo cierto es que fue una ganga, si se compara con las cifras que se están moviendo ultimamente, y que parecían haber hibernado con esta crísis y trás el dispendio de Cristiano Ronaldo.
Lo cierto es que desde que lo han activado con esas idas de olla, de los nuevos ricachones rusos y la resurreción de equipos como el PSG y el Mónaco, a todo Dios se les ha ido la pinza.
En Italia, el Nápoles, en Francia los ya mencionados PSG y Mónaco, en Reino Unido, Manchester City, United, Chelsea, Arsenal, los propios Spurs,
Y por supuesto no iban a ser menos Barcelona y sobre todo el Madrid que se ha gastado, así como el que no quiere la cosa cerca de 180 kilazos, aunque se haya sacado 100 en ventas.
El mencionado Özil es un crack y tiene una clase que pocas veces se han visto en el Bernabeu, pero su introvertida actitud, su endeblez anímica y su pasividad en cuantiosas salidas al campo, han pesado mucho a la hora de valorar si merece la pena rechazar los 47 millones que pagaban por él, por unos pocos destellos de genialidad futbolera tras algunas lagunas de optimismo y gran ánimo, tan fugaces como sus ganas de aprender castellano.
Que tenga suerte, que la tendrá, porque Londres es como su forma de ver la vida. Gris e insípida.