El hijo, de David Yarovesky
(Posibles SPOILERS)
La idea del Superman maligno y de mezclar superhéroes con terror estaba ahí, pero el resultado me acaba pareciendo más una excusa de Gunn para presentar a su protegido que otra cosa; el hijo en cuestión bien podría ser un ser satánico al estilo de La profecía o cualquier otra cosa (hasta tiene su propia “marca de la bestia”) y poco cambiaría… porque lo de volar, lanzar rayos, etc. y el tema superheroico es un poco anecdótico, creo yo, y tampoco es que lo aprovechen. Se acerca a una temática rutinaria de terror con niño chungo, con sus sustos, sus momentos sangrientos y su goteo de víctimas en plan slasher, que tampoco es que sea mala, ni tampoco demasiado buena, más allá de lo modesto de la propuesta (sin grandes medios ni efectos especiales). Me falta más contexto, una cosa es mantener cierto misterio en torno a los orígenes del crío y otra es pasar directamente de explicar nada, como ocurre aquí (juegan con que el público conoce la idea y el referente, pero en fin...).
También me parece difícil de creer la sorpresa y la preocupación de los padres en cuanto ven a su churumbel haciendo cosas raras… teniendo en cuenta que lo han recogido ellos mismos de una puta nave espacial. Una nave espacial que es malvada, que convierte en malvado al niño de la noche a la mañana, cual pubertad alienígena (un poco porque sí… porque su destino no es salvar a la gente sino destruirla, supongo), ahorrándonos una evolución del personaje por sí mismo que sea un poco más convincente. El muchacho al menos consigue ser lo bastante inquietante, con el punto justo entre lo inofensivo y lo grimoso, amenizándonos la función con algún estallido gore de una crueldad y gratuidad considerable (ojos perforados y mandíbulas desencajadas aquí y allá). El final, con la aparición de la Liga de la justicia “oscura” o lo que sea, pues más un gag que otra cosa. Conclusión, otra película más para la resaca y pare usted de contar.
La perfección, de Richard Shepard
SPOILERS
Una cosa muy simpática que apuesta por jugar descaradamente con el espectador y por darle la vuelta continuamente al típico argumento retorcido donde nada es lo que parece (lo mejor, verla sin saber nada), sin temor a caer en el ridículo ni en lo inverosímil. Mezclando géneros, entre el thriller de venganzas, el humor negro, incluso la denuncia de un tema serio (que nunca ha estado reñida con la más pura serie B), la cosa avanza durante unos bien aprovechados 90 minutos y logra equilibrar sus diversos materiales. El primer tercio, sumamente incómodo (una situación alargada y truculenta) recuerda al cine de zombies y pandemias, poniéndonos de los nervios… habiendo asistido previamente a una sesión de bollerío interracial, ole sus narices. Las dos actrices muy bien, ayudando el físico un poco turbio de la protagonista (también estamos ante un acertado retrato de personajes con sus angustias interiores, que van evolucionando, aprendiendo y descubriéndose… atención a como se reconfigura el trío central y a la importancia que tienen las mutilaciones, internas y externas).
Como puro cine de la era “me too” que es, en conexión directa con el fenómeno y sin apenas disimularlo (pura metáfora el tema de la música clásica), expone las miserias y la cara oculta de un sistema que asume el abuso hacia los más débiles (mujeres y además procedentes de países tercermundistas) y las relaciones de poder como algo completamente normalizado y cotidiano (el villano es un tipo aristocrático que sólo se considera “algo travieso”), que desecha a quienes dejan de resultarle útiles y productivos, perpetuado además durante generaciones y bien oculto bajo unas formas glamourosas y fotogénicas de cara a la galería, cuando no bajo el prestigio rancio de las instituciones culturales… el precio a pagar por la fama, por la “perfección”, es demasiado alto y tarde o temprado alguien acaba diciendo basta. El final, gloriosamente romántico y freak, es un alegato por la solidaridad femenina, por la gente imperfecta, por apoyarnos (en definitiva) los unos a los otros en lugar de competir y seguir beneficiando a los de arriba... tan naif como efectivo.