Es entretenida, divertida y disfrutable, así que GUAY. Ahora bien, me parece que peca de previsible a ratos y de histriónica otros, como si a veces le faltara pegada o como si la comedia negra atenuara la gravedad de las historias humanas que expone. Apuesta más por la ligereza que por dañar de verdad al espectador. En cierto sentido es una pena, porque tenía munición para más y, sin embargo, las sorpresas no lo son tanto y el tono, tal vez demasiado liviano, banaliza un tanto el contenido dramático que no acaba de explotar.
La mejor historia, para mí, es "La propuesta" por cómo va virando la situación hacia la culpabilidad general de un grupo de gente miserable que o bien trata de salvarse o bien trata de sacar tajada, de modo que retrata la inmundicia moral con mucho acierto. Grandiosa la interpretación de Óscar Martínez como Mauricio, el Tiburón, que da un absoluto recital tanto en lo vocal como en gesto y compostura. Lástima de final fácil.
Pero vamos... que sí, que mola.