En este país (bueno, y en otros también, eh, solo es una expresión) se hace poco caso de los traductores. Y es una pena, porque es fundamental. Nos tragamos cualquier cosa sin pensarnoslo dos veces y más de un juicio negativo va a la persona equivoada, aunque pocas veces el positivo funcione así. Sé que es un pestiño, pero ahora sobre todo con internet, es imprescindible, cuando hay opciones, cotejar, investigar un poco, no fiarse solamente de una editorial prestigiosa, en fin, atender al traductor con un interés parecido, no igual, pero parecido, al que solemos tenerle a los autores. Uno sufrirá mucho cuando se encuentre con un pedrusco inamovible, pero evitará otros más claros. Hay demasiados traductores mal pagados y demasiadas editoriales con poca gana de hacer el mínimo esfuerzo. Existen hasta traductores que afirman odiar a un autor que traducen. Por mucha profesionalidad que intenten...
También hay traducciones que tendrán su interés aunque no sean fieles, y hay que tener en cuenta que la filosofía de la traducción ha cambiado con los tiempos y seguirá cambiando hasta que las hormigas gigantes de Calisto nos esclavicen. Vivimos en una era en la que se busca una fidelidad extrema, en ocasiones traicionando en demasía la forma, y por ende, creando una fotocopia falta de la belleza del original, y por tanto, tan mala copia como si se lo hubiesen inventado todo. A veces no hay nada más infiel que ser demasiado fiel. Hubo otro tiempo que hizo más hincapién en el fondo que en la letra manteniendo sin embargo la misma experiencia, o parecida, que el original, y eso puede llegar a tener más grandeza que una transcripción literal y resultar más cercana al libro en su idioma. Algunos siguen pensando así, y no son malas traducciones, todo lo contrario. A veces decir Arcabuz en vez del original Ballesta es más Goethiano que traidor. No se debería cotejar y juzgar sobre ese tipo de literalidad solo, aunque en este caso, la de Soy Leyenda es simplemente MALA. En poesía, sobre todo, es una lección que hay que aprender rápido.
He rebuscado en los antiguos textos del Necronomicon y las tablillas de Hammurabi (está en su idioma original, aunque mi acadio ya no es el que era) y no dice nada sobre las erratas como una opción estilistica, aunque en el libro del arabe loco Abdul Alhazred dice algo sobre los demonios descojonandose por cierta treta que obligó a gollum a gastar 24.95 en una leyenda o algo.
Por lo demás, las erratas, las faltas o excesos de acento, las gilipolleces, en suma, quedan reservados a Sorel en este foro. Así queda dicho, y así quedará hescrito.