Pues estoy con Klopek, el de la segunda puede que sea el mejor diseño de toda la saga. Aunque la película no vale nada resulta divertidísima como cinta gay encubierta y como peli libre y loquísima dentro de los códigos de la franquicia.
Respecto a la primera, se cargan mucho las tintas sobre el final de la misma, y la verdad es que la cosa tampoco es para tanto, al menos no como para echar por tierra todos los logros anteriores que no son pocos. Hablo de un inspirado guión de Craven donde usa la genial ideal de las muertes a través de los sueños (algo que sustrajo de artítulos sobre distintas extrañas muertes de adolescentes de etnia hmong), donde crea un hombre del saco icónico y carismático (echando por tierra los modelos asentados por la saga "Halloween" y "Viernes 13"), en donde encontramos a un personajes adolescentes creíbles y nada odiosos. A nivel visual es una película de lo más correcta, sobria y eficaz, increíblemente alejada de las torpezas anteriores y posteriores del inefable Craven. La música de Charles Bernstein es de una elegancia y de un lirismo (sobre todo en su tema principal que podría no pertencer a un film de terror) muy poco dados en el slasher de la época. Ya nivel de set pieces hay escenas imperecederas que funcionan y acojonan perfectamente hoy día: hablo de las muertes de Tina (posiblemente una de las escenas más acojonantes de la historia), la mítica escena de la bañera, del ahorcamiento en la cárcel o de la succión del personaje de Johnny Depp para acabar escupiendolo en un géiser de sangre.
De las secuelas la única verdaderamente destacable es la tercera, donde encontramos a gente como Patricia Arquette, Laurence Fishburne, Craig Wasson (protagonista de "Doble cuerpo"), Priscilla Pointer (ex suegra de Spielberg), a Craven y a Darabont en el guión o a Badalamenti en la música. Es decir, no hablamos de una pobre secuela ochentera al uso. Es la que, además, inaugura la condición superstar de Freddy, convirtiéndole en el showman de la función, y la que apuesta por un mayor barroquismo y espectacularidad en los asesinatos, cosa de la que tomaron buena nota el resto de las secuelas.
La cuarta tiene algo de vago reciclaje de la anterior entrega, aunque con alguna set piece maja, escenas de atmósfera lograda y un Harlin mostrando bastante oficio detras de la cámara.
También tenía algo de interés la séptima, principalmente por la idea de la irrupción de Freddy en el mundo real y el ensayo sobre su fenómeno. Pero se tomaba demasiado en serio a sí misma, desaprovechaba las posibilidades de la premisa y estaba mediocremente rodada y fotografiada.