Ha llegado mi semana favorita del año en Iracing. Toca semana en Indianapolis de carreras programadas (de 50 vueltas que suelen durar 1 hora) para desembocar en el evento especial de este fin de semana. La Indy 500 virtual de 200 vueltas igual que la real.
Tengo una conexión especial con este coche y circuito y que a pesar de ser un oval de los grandes donde se superan los 370 km/h, cada una de sus 4 curvas se gestionan diferente según si vas en aire limpio, sucio, desgaste de neumáticos y cantidad de gasolina. Una mezcla de adrenalina y sangre fría que es enormemente gratificante cuando empiezas a entender los límites y luchas por avanzar a esas velocidades.
Esta semana he disputado dos carreras previas y la de anoche fue gloriosa.
Arranco en posición 10 de 24 coches. En la vuelta 5 se produce un violento accidente en las primeras posiciones y a pesar de que lo evito, el que va justo delante mío se asusta, frena y yo le rozo por detrás dañando mi alerón delantero. Bandera amarilla y coche de seguridad.
Me toca pasar por boxes pero me temo lo peor. Mi anterior carrera un toque me obligó a una reparación de 5 minutos con lo que la di por terminada. Sin embargo, sorpresa, esta vez con sólo 5 segundos de reparaciones el coche vuelve a estar perfecto. Aprovecho para llenar el tanque de gasolina, lo que al final fue algo crucial. Pero claro esta parada imprevista me hace colocarme en la parte de atrás del pelotón. Posición 18. Pero al menos coche en perfecto estado y 5 vueltas más de gasolina que la mayoría.
La resalida regular, los dos coches que tengo por delante están tocados y a pesar de que los paso rápido, quedo desconectado del grupo delantero.
Me cuesta estar a gusto con el aire sucio y el tanque lleno de gasolina pero tengo un ritmo decente, consigo conectar y superar a alguno más.
Alrededor de la vuelta 20 se produce un accidente. Bandera amarilla y toca decidir si parar en boxes o no. Los primeros no lo hacen pero yo me arriesgo, cambio ruedas y lleno de nuevo. Caigo a la posición 15 otra vez pero me siento más fuerte y hago varios adelantamientos trabajados. Tengo Buen ritmo y llego a la posición 10 después de algún three wide acojonante. Llega el momento clave, otro accidente y los que no pararon lo hacen ahora. Subo a la posición 6 y decido que pase lo que pase no vuelvo a entrar, tengo gasolina suficiente para terminar.
Poco a poco voy remontando más posiciones. Me coloco cuarto, me cuesta acercarme a los dos primeros que luchan entre ellos, mientras que el tercero intenta no descolgarse. Faltan menos de 10 vueltas y consigo ponerme tercero. Es una maravilla la actitud de todos con los que me encuentro. Una vez que te pones en paralelo todos respetan las reglas y si has pillado el sitio nadie hace cosas raras.
El segundo empieza a descolgarse, claramente sus ruedas están más desgastadas o mentalmente está tomando más precauciones. Le paso con autoridad a la primera que le pillo el rebufo. Nuevo accidente pero ni el primero ni yo paramos. Quedan 4 vueltas a muerte entre Yonas Eriksson y yo.
Resalida lanzada, me pego a su trasero, abrimos hueco con el tercero y esto se va a decidir entre nosotros dos. Yonas decide quedarse en el interior de las curvas y zigzaguea en las rectas para intentar que no le pille el rebufo. En la recta de meta casi se estampa con el muro de entrada en boxes. Me mantengo en calma al acecho. Pruebo a adelantar por el exterior en las curvas pero siempre el interior tiene algo de ventaja, pero en una de las curvas parece que no traza perfecto y llevo la velocidad suficiente para adelantarle por el exterior, además en cuanto me pongo delante, él estaba trazando al límite y levanta ligeramente para no chocar con el muro, lo cual me da el segundo de ventaja que me permite rodar las dos últimas vueltas liderando de forma tranquila.
Victoria que uno saborea internamente y te hace soñar por cómo debe sentirse alguien cuando lo consigue en la vida real.
Casualmente ha sido mi victoria en 32 con el indycar...
