Respuesta: This is it, de Michael Jackson
Cuando Michael apareció para indicar que "This is it" iba a ser su último concierto nunca se imaginó (y con él nosotros) que aquellas palabras iban a ser tan, tristemente, ciertas. Aquellas palabras se convirtieron en su carta de despedida. El arrasante mercantilismo que había tras ese niño perdido tuvo a bien, con el sonido de las monedas de fondo sonando sin parar, sacar esta especie de documental - concierto entre bambalinas de alguien que demostró, una vez más, porqué era la estrella que era y como el perfeccionismo era norma de la casa.
Alguien que se sabía los acordes, notas, ritmos y sonidos al dedillo y que encima tenía el don de improvisar, innovar y convertir lo perfecto en algo mejor. Pero siempre con el punto de humildad necesaria para hacerlo alguien cercano y dejar a un lado los prejuicios inválidos que intentaron achacarle un sinfín de injustos desplantes y descaros que no tenían razón de ser. Lo más importante es que detrás del personaje estaba la persona: un hombre humilde, sencillo, infantil y a la vez cariñoso, destrozando por completo esa falsa hipocresía de que era un monstruo (otra cosa son sus excentricidades, las cuales todos tendríamos también).
Espectáculo de primera orden, magno e irrepetible, íbamos a presenciar el mejor resurgimiento de una estrella de capa caída y envuelto en las mejores glorias, ataviado de un currículum excelente, una ristra de temas eternos y atemporales, aderezados de mucho trabajo, magia y esfuerzo. Michael, estrella - director - maestro de ceremonias - showman, pero sobre todo real y cercano, iba a demostrar que nada había acabado, que aún había mucho que contar, enseñar y demostrar. Que a pesar de sus miles de excentricidades tenía cuerda para rato, tenía fuerza para rato, tenía vida para rato.
Cada número es una experiencia y cada canción es una parte de la historia, tanto de la música, como de cada uno de los incontables fans (entre los que me incluyo). Ver el gran conciertazo que estaba surgiendo iba a ser el apoteosis, el colofón final de algo que jamás podremos descubrir. La muerte no tuvo a bien que lo pudiéramos ver pero desde luego aquello no iba a dejar indiferente a nadie, imposible. Un juego de luces, pirotecnia, orquestación, movimientos, nuevos (y viejos) bailes, voz impoluta a pesar de tener cierta edad pero sobre todo (y ante todo) saber que Michael seguía siendo él: único e irrepetible, original y para nada caduco. Un auténtico mago.
Para siempre, el mejor showman / artista / cantante / creador de su generación.