Amo la primera temporada y amo la segunda, y de igual modo estoy amando la tercera. Es verdad que Pizzolatto ha regresado a la narración en distintas líneas temporales conectadas entre sí, a la investigación pura y dura, a los rituales de los crímenes horribles, a los personajes torturados por un pasado que tiene consecuencias y a la atmósfera densa de un entorno ambiental cargado de perversidad, cercano al terror (esa música...), y todo ello nos recuerda a la primera temporada, lo cual ni es bueno ni es malo. La segunda era algo muy distinto, un noirazo urbano que recordaba muchísimo a "El gran desierto" de Ellroy. No veo una temporada mejor y una peor, sino diversos enfoques sobre un género de múltiples ramificaciones. Siempre me pareció que cagarse en la segunda tenía mucho de caprichoso y hasta de egoísta por parte del espectador. Parece que le dieron el toque de atención a Pizzolatto y que éste ha tratado de volver a los orígenes. Veremos cómo le sale la jugada. Yo, de momento, compro muchísimo. Cada rastreo de campo de Mahershala es subyugante: cómo se adentra en territorios del horror con prudencia y minuciosidad, y cómo sufre, se aterra, por todo lo que va descubriendo, y nosotros con él. Aplaudo que la serie se tome su tiempo en permitirle que deambule a la búsqueda de pistas en lo que son escenas de exploración de tiempo pausado y siempre inquietante. Esa figura alta y encorvada del rastreador, esa música, esos planos tremendamente sugerentes y atmosféricos, esos encuadres limitados, que nos enseñan la información visual justa que nos descubre, a la par que el personaje, la escena. Y ese misterio tan dosificado... Hay que ser de hielo para no dejarse atrapar por la serie.
Los dos primeros capítulos, a nivel de dirección, me parece que están a la par de lo mejor de Saulnier. El tercero, del tal Dan Sackheim, tampoco anda atrás. El cuarto y el quinto están a cargo del propio Pizzolatto, y el cuarto está co-escrito con David Milch. Veremos... Yo creo que, independientemente de que esté convenciendo más o menos, lo que no se puede discutir es que es un placer ver un producto como éste, que denota una solidez formal que para sí quisieran muchos.