Lo gracioso es que a este ya le pillaron cuando estaba en el gobierno de Lerma, pero quedó impune porque las grabaciones que lo acusaban eran ilegales. Aunque expulsado en aquel entonces (1991), quedó como uno de los ejemplos de ese putiferio que se supone que los valencianos recuerdan tan bien y por el cual jamás han vuelto a confiar en los socialistas.
En 1995 entró como subsecretario en el primer gobierno de Zaplana, y hasta hoy.