A pesar de que la octava temporada fue muy vapuleada y es obvio que no pertenece a la mejor época de la serie, yo siempre la he reivindicado. Tras cuatro temporadas gloriosas (de la 3ª a la 6ª) la 7ª temporada mostraba ya claros síntomas de agotamiento. Posiblemente lo más sensato hubiera sido acabar la serie esa temporada, especialmente una vez que Duchovny anunció su voluntad de no seguir protagonizando la serie, y de hecho gran parte del staff estaba convencido de que esa temporada sería la última. Pero Carter decidió seguir sin Mulder (o más bien con Mulder relegado a un papel muy secundario) y aunque en principio parecía muy mala idea, yo creo que la 8ª temporada trajo un soplo de aire fresco a la serie. Ver a Scully en el papel de creyente que siempre había ocupado Mulder y a Dogget en el papel de escéptica que siempre había ocupado Scully me pareció un giro de tuerca a la serie muy refrescante. Y la introducción de Mónica Reyes como una versión femenina y supervitaminada de Mulder también me gustó mucho.
Otra cosa fue la 9ª temporada, en la que la serie ya sí que se desvió demasiado de su esencia, y pasó de ser una serie ambigua sobre fenómenos paranormales en la que el espectador nunca estaba del todo seguro si lo que estaba viendo era real o fruto de su imaginación, a un tópico relato de rebelión contra invasores extraterrestres y supersoldados, y en el que además Mulder y Scully ya apenas salían.