Pues no está nada mal.
Después de la cantidad ingente de blockbusters verdaderamente calamitosos que llevamos este año, que la crítica y el público se hayan cebado precisamente con éste me resulta incomprensible.
Es cierto que se le notan las costuras y tijeretazos, que adolece de ciertas arritmias, que algunos diálogos son una verdadera patraña y que el cásting y las caracterizaciones son de lo más discutible... pero el conjunto resulta bastante sólido, refrescante, enérgico, sin pretensiones ni dramatismos histéricos (y eso que las sombras alargadas de las anilladas y los juegos de tronos están ahí... pero rebajadas por la influencia de cosas más ligeras, como las fantasías ochenteras de Henson) y con una muy competente labor del director tras las cámaras (el fulano sabe cómo parir el encuadre adecuado para cada situación y situarlo junto a los demás). La primera media hora es un buen ejemplo de ello (llega incluso a notable).
Me gustó mucho el plano subjetivo de la madre orco en la escena Moisés/Willow del río... con el grado justo de emotividad, sin aspavientos ni subrayados innecesarios (en cosas como ésta, Jones demuestra que no es un mercenario cualquiera). También que los magos ejerzan como tales y no se dediquen a cargar a caballo y luchar a espadazos... Hasta la música, manifiestamente mediocre, cumple sobradamente sus objetivos sin llamar negativamente la atención.
En definitiva: un producto digno, de encanto naíf, recomendable para (casi) cualquier amante del cine de espada y brujería.