Es una maravilla por muchas cosas, pero quizás destacaría, por encima de todo, el ojo visual de Shyamalan. Me parece fascinante cómo y dónde sitúa la cámara, cómo usa cada corte, hasta qué punto alarga cada plano, qué ritmo impone, cómo maneja los puntos de vista, cómo dinamiza el relato y cómo...