Respuesta: ¿Alguien sabe que pasa con el Estatut? Apuestas.
Tan impecable como innecesaria, porque es EVIDENTE que Catalunya no es una "nación jurídica", o -lo que es lo mismo- un estado.
Es tan evidente que no hace falta recordarlo.
La sentencia no juzga el Estatut por "lo que dice", sino "lo que los catalanes en el fondo quieren decir".
Esto es como si el dia de tu boda, el cura te dice "y te recuerdo que tu mujer es para toda la vida, que no la puedes maltratar ni irte con fulanas porque es un pecado de los gordos y te irás de cabeza al infierno".
Joder, es impecablemente cierto, pero tú piensas "tiene usted razón, pero no debería limitarse a oficiar la boda, gilipollas?"
Es esa eterna sospecha de separatismo y antiespañolismo lo que a muchos catalanes nos tiene hasta los cojones, y provoca precisamente ese sentimiento.
Una nación jurídicamente reconocida no tiene por qué ser un estado (ahí está Escocia, o Inglaterra). Pero dejando ese detalle superfluo de lado, en lo que respecta a la sentencia, esas argumentaciones se hacen necesarias desde el mismo momento en que hay un recurso presentado que el tribunal tiene que resolver... argumentando.
Luego si quieres podemos ir a otros puntos de la sentencia, que evidentemente tampoco he leído entera, pero sí a trozos, intentando ir más allá de titulares y sesgados resúmenes/highlights (es sorprendente, o no, lo sesgados que están siendo los artículos que pretenden explicar la sentencia en los medios escritos de allí y de aquí). Lo que sí leí en su momento fue el Estatut, y la Constitución (esta unas cuantas veces aunque sólo sea por la cantidad de oposiciones a que me presenté), y mi impresión fue que se estaba forzando la constitucionalidad del texto hasta límites extremos, se estaba queriendo meter el nuevo Estatut dentro de la Constitución a martillazos.
Esto no tenía nada que ver con estar a favor o en contra del texto, tenía que ver con la viabilidad de lo que se pretendía; con muchas cosas estaba de acuerdo y con otras no, independientemente de su constitucionalidad. Aún así, voté a favor porque:
1) En líneas generales estaba a favor del contenido, y pretender que el marco jurídico de un país responda al 100% al pensamiento de uno... bueno, eso sólo lo consiguen los dictadores, los demás tenemos que conformarnos con una satisfacción razonable.
2) Creía en aquel momento que un rechazo del texto tendría un efecto devastador para la situación política tanto de Cataluña como del conjunto de España.
Cuatro años después, me sorprendo (o no) viendo que la sentencia pone objeciones a la constitucionalidad del texto que yo había visto ya entonces. Algunas de las más flagrantes tienen que ver con puntos donde en el estatuto de autonomía de Cataluña se pretende condicionar la relación de Estado con otras comunidades autónomas. Sencillamente un sinsentido, como lo sería aprovechar para legislar sobre el divorcio en el articulado de la ley del aborto. ¿No lo habían visto sus redactores? En este sentido toca prepararse para otras minisentencias aún por venir sobre recursos de otras CCAA. Esto tenía que ser inconstitucional sí o sí, y que cosas así se aprobaran es una irresponsabilidad de la que culpo no tanto a los redactores del Parlament (se podría entender que su obligación era intentar forzar al máximo) como de aquéllos que en las Cortes Generales lo dejaron pasar (vamos, PSOE).
Respecto a las reacciones en Cataluña ahora, dos cosas:
1) Se pronuncian afirmaciones y se editan titulares tendenciosos o falsos. Tendencioso: "El TC niega que Cataluña sea una nación" (no sólo no lo niega sino que admite que es una idea perfectamente legítima). Falso: "No podrá haber 7 veguerías, tendrán que ser las 4 provincias" (nada impide a las diputaciones provinciales catalanas presentar a Cortes una propuesta para modificar sus límites, unificándose y convirtiéndose Cataluña en una CA uniprovincial, absorbiendo la Generalitat a la Diputación, con derecho a administrar su organización territorial sin impedimentos más allá de sus propias competencias).
2) Se afirma constantemente que esto es un atentado contra la decisión soberana del pueblo de Cataluña. ¿Pero alguien ha cambiado la Constitución? Si se quería modificar el marco constitucional, las normas estaban muy claras, no se puede modificar la norma máxima a través de un estatuto de autonomía. Si el votar fue inútil, eso es algo de lo que hay que culpar a quienes quisieron hacer esa trampa; el recurso a "la interpretación" del texto como base para admitir como constitucional casi cualquier cosa, aparte de resultar abusivo tiene un límite muy claro: el TC es quien debe interpretarlo, siempre, y eso significa que al hacerlo debe anular las otras interpretaciones posibles.
Si la constitución actual no gusta o se cree que ha quedado caduca, la vía es la reforma constitucional. ¿Que no se quiere plantear porque se iría a peor desde el punto de vista catalanista, o porque no habría manera de tirarla adelante? Pues entonces es hora de plantearse otras cosas directamente. Pero de verdad. Ahora bien, ¿de verdad nos sentimos tan incómodos en el marco español actual para querer embarcarnos en un proceso independentista, con todo lo que podría conllevar? A eso debe responder cada uno, y los que quieran promoverlo tendrán que tener muy claro que realmente haya consenso suficiente para plantearlo, más allá de la "eterna sospecha" de que sí.