Respuesta: ÁGORA. El antiguo Egipto según Alejandro Amenábar
Creo que ni Sailor ni Krycek dicen que tales planos sean una "genialidad", pero sí que están puestos para decir o reflejar algo, que es lo que se ha negado anteriormente.
Hombre, menos mal que queda gente que entiende dónde está la discusión.
Citando otros ejemplos: David Lean insertó un plano del chisporroteo de un cable de la catenaria en la escena en la que Zhivago y Lara se cruzan en el pasillo del tranvía la primera vez que se ven, sin saberlo. Seguro que él no pensó que era un subrayado y más bien lo utilizó para comunicar algo al espectador, al espectador que sepa decodificar ese recurso estético. Peckinpah incluyó los planos de las hormigas atacando al escorpión en
Grupo Salvaje y Lynch incluyó el plano de los escarabajos debajo el césped en
Blue Velvet, …y seguramente las películas se entienden igual sin ese “subrayado innecesario”, pero no deja de ser un recurso atractivo y eficaz que suma estéticamente, en un arte que es mayoritariamente visual. O por citar al “apestado”, en
El Caballero Oscuro, me parece ingenioso que el diálogo final de Batman diciendo que "no pueden dejar que la gente sepa que Joker ha vencido" se acompañe de un plano de su mano dándole la vuelta al rostro quemado del fiscal y muestre su lado "sano". Unos seguiréis diciendo que es un subrayado, y encima facilón. A mí me parece que es un gran hallazgo plástico.
Y por esas misma razones, todo aquel director que se molesta en plasmar a base de recursos visuales algunos conceptos me merece consideración, y si además me parecen logrados e ingeniosos, mucho mejor. Pero aquí toparemos con lo que a cada uno “le parece”, que ya no es terreno del director sino del receptor, y donde tienen bastante peso las filias y las fobias. Y por eso ponía de ejemplo, y me preguntaba, cómo un mismo recurso en
Ágora y en
Buried, un giro de 180 grados de la imagen, es tan distintamente recibido , y encima en donde transmite algo se critica y donde es gratuito, y no dice nada, se aplaude. Porque al final, lo que puede no es la objetividad sino el cómo se recibe, o cómo se quiere recibir, o simplemente "porque Amenábar me cae como el culo y a ver cómo me lo cargo siendo ingesioso a la vez".