Como os he ido contando aquí, este último mes lo he dedicado a la investigación en el campo de la reproducción de sonido digital y la escucha con auriculares, aprovechando mi equipamiento actual y buscando la moderación en el gasto, comprando componentes de calidad en el mercado de segunda mano y probando diversas combinaciones.
Me gusta el sonido que denominan analítico, le doy mucha importancia a la reproducción detallada y es cierto que con el equipamiento adecuado - esto es más fácil con auriculares - es posible llegar a cotas de realismo increíbles, hasta el punto de escuchar la inspiración de una vocalista antes de comenzar a cantar, o cómo un saxofonista coloca las llaves antes de soplar...
Pero a pesar de que todo ese microdetalle es muy sorprendente y atractivo, creo que mata en parte el alma de la música. Tanto detalle te saca de la escucha ya que te propone una búsqueda de información que hasta ahora desconocías, y tus discos preferidos son... diferentes. Y no estoy seguro de querer que sean tan distintos.
El sonido digital es más frío que el sonido analógico, y esa "calidez" que muchos le atribuyen al vinilo es lo que los técnicos llaman sonido coloreado y yo llamo "redondez". En general todos los componentes colorean de alguna forma el sonido, algunos más y otros menos, y nuestra afición realmente se convierte en una búsqueda de los componentes que lo hacen a nuestro gusto.
Yo he buscado componentes que procesen la señal de la forma más limpia y neutra posible y en ese proceso me he encontrado con un sonido impecable por su limpieza. Habitualmente escucho los CDs comprimidos sin pérdidas en formato FLAC y el programa reproductor se habla con un DAC externo Sabre de ESS (HifiMeDIY) que realiza la conversión de digital a analógico, para posteriormente amplificarla con un Objective 2 al que tengo conectados los auriculares.
Los auriculares son como las cajas acústicas en un sistema de audio clásico y cada uno tiene su propia personalidad y sus limitaciones, porque quienes los diseñan saben que como todo en esta vida, hay que buscar un equilibrio y no se puede tener todo al 100%.
Por eso los auriculares acaban siendo más apropiados para un género musical que para otro, y si a eso le sumas los gustos de cada uno, resulta una misión imposible encontrar una opinión de otro que valga perfectamente para ti y todo se reduce a probar, probar y probar. Y eso no es un tema fácil con productos de precio elevado.
La amplificación también tiene su parte de responsabilidad en toda esta historia, aunque opino que mucha gente confunde volumen con calidad. En general la gente te dirá que suena mejor una señal que otra solamente aumentando el volumen, y este es un truco que utilizan hasta las discográficas para editar supuestas remasterizaciones.
Para mí la clave de un amplificador está en la ausencia de distorsión y de ruido de fondo. Hay amplificadores que distorsionan sin necesidad de subir demasiado el volumen, y otros que lo hacen según le das un poco más de rosca al potenciómetro. Y hay amplificadores que te entregan un zumbido nada más encenderlos y se queda presente ahí, dispuesto a fastidiarte la escucha.
El Objective 2 que utilizo puede presumir de no darme ninguno de esos problemas, y con su conmutador de ganancia me permite utilizar dos niveles de resistencia distintos en función del tipo de auricular utilizado. No es lo mismo usar unos auriculares de baja impedancia que pueden ser movidos directamente por un móvil, que usar unos de alta impedancia pensados para estar conectados a un equipo estacionario.
Los amplificadores integrados "a transistores" tienden a ser fríos y calculadores, y en general son los que uno busca si quiere encontrar ese sonido brillante y detallado que comentaba al principio.
Por contra, los amplificadores "a válvulas" tienden a salirse de esa ecuación analítica y colorean el sonido dotándole de una calidez que muchos prefieren por recordarles al sonido del vinilo. Si tienes ganas de pasar el rato, puedes probar a cambiar unas válvulas por otras, que como colorean de distinta forma ofrecen resultados distintos.
Además de la fuente, la amplificación y el DAC, el programa reproductor tiene mucho que decir en esta ecuación, pues es un elemento que puede ser un mero transporte de la señal digital o puede alterarla de alguna forma. He probado un buen número de ellos y en general todos me suenan bastante parecido: Audirvana, Fidelia, Decibel en el Mac, foobar200 o JRiver en el PC, todos en general son muy buenos reproductores y son capaces de tomar control exclusivo del DAC y eliminar cualquier tipo de interferencia.
Mi último descubrimiento es Amarra. Un reproductor que consigue añadir una pátina de "redondez" al sonido analítico del conjunto que me ha encantado y es el primer reproductor en el que me ha gustado los efectos que se consiguen con su ecualizador.
No es el paradigma de la interfaz de usuario, y en su versión básica (Amarra Hi-Fi) se plantea como un complemento a iTunes, mientras que en su versión intermedia (Amarra) añade las listas de reproducción y el soporte de archivos FLAC. Existe incluso una versión avanzada (Amarra Symphony) que es capaz de controlar la sala y sus reflexiones.
Podéis probarlo de forma gratuita durante dos semanas en
http://www.sonicstudio.com/amarra/amarraproducts