Respuesta: BAILANDO con LOBOS, del Kevin
Dedicada a Sikander principalmente y a todos los fans de esta obra capital del séptimo arte. Va por ustedes. Disculpad la extensión del texto pero siendo mi segunda peli favorita de toda la historia comprenderéis que es imposible. Gracias.
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Dances with wolves, Kevin Costner, 1990)
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Siempre he deseado ver la frontera...antes de que desaparezca"
La poesía de la naturaleza a lomos de una era extinta
Kevin Costner siente predilección por el género del western. Sin ir más lejos su filmografía versa, gira o enfoca el objetivo en él. Su salto a la gran pantalla tras la cámara fue con uno de los títulos clave en el género y que generó aplausos y críticas a partes iguales, en parte por haber sido la vencedora absoluta en la noche de los Oscars de 1990. 23 años después el filme, en todo su esplendor, sigue siendo un canto a la naturaleza, al respeto, a la simbiosis, el descubrimiento, la nostálgica y emotiva retrospectiva de un tiempo pasado, de un pasado donde el hombre blanco acababa encontrándose a si mismo y descubriendo un nuevo horizonte antes de que la frontera dejase de existir.
Sin ir muy lejos los primeros minutos del metraje de los casi 240 que dura la versión del director (y que para mi es la mejor de las dos que hay) son un claro ejemplo de la exposición a la cual íbamos a ser como espectadores haciéndonos partícipes de un viaje introspectivo, poético, bello y íntimo al mismo tiempo donde el intento de suicidio por parte del teniente John J. Dumbar (un Costner entregado y por ende consciente de sus propias limitaciones como actor) acaba convirtiéndolo en un acto heróico y granjeándose el punto de partida para acudir al destacamento y conseguir varios logros: descubrir la belleza de la propia naturaleza y a su vez un viaje de iniciación para romper barreras, romper los eslabones de una cadena derrotista y entablar una amistad por encima del bien y el mal, una amistad que porta el sello distintivo de evocaciones hacia directores tan maestros como Ford o Malick sin despeinarse y consiguiendo un prodigio narrativo que no decae en ninguno de los minutos que dura esta introspectiva por la América salvaje y libre.
Indios y vaqueros made in Disney
No se puede negar, soy consciente de ello, de que Costner consiguió exponer una historia con el punto de partida donde los buenos son muy buenos y los malos son extremadamente retorcidos, insensibles y carentes de sentimientos. Los Sioux son gente pacífica mientras los Pawnees son gente desalmada que no duda ni un instante en consagrarse como seres amorales, que destrozan todo ser viviente que se encuentran en el camino sin mostrar ni un rasgo de bondad. Pero no lo veo deshubicado ni mucho menos acertado cuando hasta esa fecha, por regla general, el western siempre ha sido un género estereotipado, maníqueo, presentando (casi siempre) al hombre blanco como el héroe de la función, el hombre digno de acabar con los indios, presentados como personas desaliñadas, sin escrúpulos, el enemigo a quien hay que abatir y la raza a la cual hay que exterminar.
Y no se puede negar que el tono de la película es agradable, sencillo, emotivo, cargado de sentimientos, entablando una relación concatenada entre desconfianza, intriga, acercamiento, compostura, respeto y por lo pronto admiración mutua una vez se ha roto la barrera del prejuicio. Porque Costner labra y logra un viaje al descubrimiento, a conocer, a romper tabues, a mostrar interés sin apretar el gatillo primero, a indagar en la otra cultura / raza y no verlo como un enemigo. El viaje paulatino al cual somete el director a su personaje protagonista es paulatino, pausado, sin prisas ni golpes de efecto. La cámara juega a su favor al contar con una exposición más introspectiva, mucho más agradecida en su ritmo y por ende mucho más bucólica, amparándose en un tiempo donde el reloj no era necesario y la soledad del individuo servía para meditar y conocer.
Sin ir más lejos la voz en off es otra de las herramientas de las cuales su empleo es más que admirable. Cierto es que quizás en algunos pasajes es un tanto reiterativa por subrayar lo que ya estamos contemplando pero son en el menor de los casos. Todas y cada una de sus apariciones son pequeños episodios, pequeñas píldoras de contemplativa exposición, narración y demostración. Es impresionante la forma en como Costner va contando poco a poco todos y cada uno de los pasos, episodios, vivencias y contemplaciones como si de un cuaderno de bitácora se tratase, sin resultar molesto y por ende sin empalagar.
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