"Joker, 1 - Batman, 0". Ese era el título de la reseña que, en octubre de 1989, publicó en las páginas de este diario José Luis Guarner a propósito del estreno de Batman,de Tim Burton, señalando el poderío superior del villano interpretado por Jack Nicholson sobre el cumplidor pero algo soso superhéroe Michael Keaton. Casi veinte años después, el partido se repite con el mismo resultado en el marcador: en El caballero oscuro,la nueva aventura del hombre murciélago que hoy se estrena en nuestros cines, Joker vuelve a dar nota alta gracias a la composición de Heath Ledger, el joven actor fallecido el pasado enero, en el momento álgido de su carrera, pues acababa de meterse al público en el bolsillo por su papel de cowboy homosexual en Brokeback Mountain,por el que obtuvo una nominación al Oscar. A Ledger ya se le vaticina una nueva nominación al Oscar, esta a título póstumo, como la de Peter Finch en Network,por este Joker exhibicionista aunque no tan numerero como el de Nicholson, presidido por un maquillaje perfecto en su aparente sencillez y una gestualidad que el malogrado actor afirmó haber tomado prestada tanto del Sid Vicious de Sex Pistols como del personaje encarnado por Malcolm McDowell en La naranja mecánica.
El caballero oscuro ya ha batido récords de taquilla en Estados Unidos: costó 185 millones de dólares y lleva recaudados 441,6, en el plazo de cuatro semanas, la tercera marca histórica tras Titanic (600,7) y La guerra de las galaxias (460,9). Su título es una obvia referencia a Frank Miller, que en los ochenta revisó (y redimensionó) al célebre personaje creado medio siglo antes por Bob Kane. El filme reúne a gran parte del equipo artístico que hace tres años protagonizó Batman begins:
Christian Bale vuelve a enfundarse el traje negro del justiciero y repiten Michael Caine (su fiel y flemático mayordomo Alfred), Morgan Freeman (el genio de los gadgets), Gary Oldman (el jefe de policía) y, visto y no visto, Cillian Murphy (el Espantapájaros, villano saliente); sólo cambia el rostro de la guapa Rachel Dawes, que en la entrega precedente interpretaba Katie Holmes y ahora Maggie Gyllenhaal. Entran, al margen de Joker (presencia anunciada en la escena final de Batman begins),otros nuevos personajes, como el mafioso Sam Maroni (Eric Roberts) y el fiscal Harvey Den (Aaron Eckhart), este de veras fundamental.
Christopher Nolan vuelve a ponerse tras la cámara y firma el guión con su hermano Jonathan. A Nolan le van las criaturas atormentadas, escindidas, traumatizadas (Memento, Insomnio),y aquí tiene una amplia fauna para dar cancha a sus inquietudes. Su aspiración ha sido hacer una obra a la vez de acción (una supermoto se erige en la novedad más vistosa de la función) y de reflexión, por lo que no ha de extrañar a nadie que la cosa gaste un metraje de dos horas y media para dar vueltas a los conceptos del bien y el mal y el lado oscuro que todos llevamos dentro. Una oscuridad, en todo caso, relativa, pues El caballero oscuro destierra el aura gótica de Gotham City para presentar una ciudad reconocible (en realidad, Chicago): el Batman más realista de cuantos se han rodado, de estética inspirada, al decir de Nolan, en Heat y otras cintas de Michael Mann.