David Cronenberg: El Post

La mosca

¿Qué narices puede ocurrir dentro de la cabeza de alguien para hacer semejante película? Es la pregunta de rigor al hablar de Cronenberg, y especialmente de “La mosca”. Pues ocurre que la enfermedad degenerativa que padecía el padre marcó toda la infancia del joven David. Muy comprensible la fijación que sentiría por el deterioro físico, las transformaciones del cuerpo y de la mente y otros estados “anormales” del ser humano, a menudo mediados por la tecnología. Aquí vendría a demostrar que no era un simple artesano del género fantástico, sino un autor en toda regla; capaz de plantear preguntas, de desplegar todo un incómodo imaginario propio, tanto visual como conceptual. Una película híbrida (chistaco) de serie B (experimentos fallidos, un protagonista “mad doctor”), y de una temática “realista”, centrada por completo en los conflictos personales de un puñado de individuos cuyas relaciones toman la forma de un poco convencional triángulo de amor y de celos. El guión, en tal sentido, es una obra maestra y no deja nada al azar, incluso la parte “sci-fi” podría intercambiarse por un cáncer, o una condición sexual incomprendida/desviada, y seguiría entendiéndose.

Y mucho ojo, que el componente de terror y “de género” sigue siendo magistral. Los efectos especiales, tan conseguidos que continúan repugnando, impactando con los años. Muy significativo el proceso de metamorfosis de Seth Brundle; primero la confianza inicial (algo ha cambiado, no sabe el qué, le entusiasma porque le permite comenzar de cero, olvidar una existencia frustrada, castrada, dedicada únicamente al intelecto). Luego la degeneración, tan incierta por lo que tiene de transición entre un estado nuevo y otro que queda atrás. Y por último, la mutación final, la idea de la fusión llevada a las últimas consecuencias. La “nueva carne” representa el acceso a una nueva condición, que despierta horror por una parte, y al mismo tiempo es una puerta abierta a lo desconocido, a una radical trascendencia de lo humano que encierra, inevitablemente, una dimensión amoral. La unión definitiva entre el hombre, el animal y la máquina supone un alejamiento de cualquier rasgo mínimamente humano; el ordenador es una extensión del propio Brundle, y todo comienza con una pequeña herida (fuente de la infección), producida por una pieza electrónica.

¡Y menudo final! Ahí, sin vaselina. Absolutamente desgarrador; en realidad una historia de bella y de bestia, llena de romanticismo “freak”. La pobre Geena Davis, debatiéndose entre el macho alfa, el triunfador que le ofrece una relación convencional y “patriarcal” sin sobresaltos, basada en el sexo y la dominación... y entre el rarito, el disfuncional, que le ofrece algo diferente. Porque AMOR significa tener que parir una larva gigante... di que sí, puto canadiense!!!
 
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La mosca

¿Qué narices puede ocurrir dentro de la cabeza de alguien para hacer semejante película? Es la pregunta de rigor al hablar de Cronenberg, y especialmente de “La mosca”. Pues ocurre que la enfermedad degenerativa que padecía el padre marcó toda la infancia del joven David. Muy comprensible la fijación que sentiría por el deterioro físico, las transformaciones del cuerpo y de la mente y otros estados “anormales” del ser humano, a menudo mediados por la tecnología. Aquí vendría a demostrar que no era un simple artesano del género fantástico, sino un autor en toda regla; capaz de plantear preguntas, de desplegar todo un incómodo imaginario propio, tanto visual como conceptual. Una película híbrida (chistaco) de serie B, experimentos fallidos, un protagonista “mad doctor”, y de una temática “realista”, centrada por completo en los conflictos personales de un puñado de individuos cuyas relaciones toman la forma de un poco convencional triángulo de amor y de celos. El guión, en tal sentido, es una obra maestra y no deja nada al azar, incluso la parte “sci-fi” podría intercambiarse por un cáncer, o una condición sexual incomprendida/desviada, y seguiría entendiéndose.

Y mucho ojo, que el componente de terror y “de género” sigue siendo magistral. Los efectos especiales, tan conseguidos que continúan repugnando, impactando con los años. Muy significativo el proceso de metamorfosis de Seth Brundle; primero la confianza inicial (algo ha cambiado, no sabe el qué, le entusiasma porque le permite comenzar de cero, olvidar una existencia frustrada, castrada, dedicada únicamente al intelecto). Luego la degeneración, tan incierta por lo que tiene de transición entre un estado nuevo y otro que queda atrás. Y por último, la mutación final, la idea de la fusión llevada a las últimas consecuencias. La “nueva carne” representa el acceso a una nueva condición, que despierta horror por una parte, y al mismo tiempo es una puerta abierta a lo desconocido, a una radical trascendencia de lo humano que encierra, inevitablemente, una dimensión amoral. La unión definitiva entre el hombre, el animal y la máquina supone un alejamiento radical de cualquier rasgo mínimamente humano; el ordenador es una extensión del propio Brundle, y todo comienza con una pequeña herida (fuente de la infección), producida por una pieza electrónica.

¡Y menudo final! Ahí, sin vaselina. Absolutamente desgarrador; en realidad una historia de bella y de bestia, llena de romanticismo “freak”. La pobre Geena Davis, debatiéndose entre el macho alfa, el triunfador que le ofrece una relación convencional y “patriarcal” sin sobresaltos, basada en el sexo y la dominación... y entre el rarito, el disfuncional, que le ofrece algo diferente. Porque AMOR significa tener que parir una larva gigante... di que sí, puto canadiense!!!


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me sigue pareciendo igual de terrorifica que cuando la vi con 18 años,jeje. Es una obra maestra sin duda.
 
Inseparables

Sobre una novela inspirada, a su vez, en el caso real de unos médicos gemelos que fueron encontrados muertos en su lujoso apartamento, Cronenberg narra la retorcida historia de una relación enfermiza, marcada por la obsesión y por la dependencia mutua que sienten dos hermanos idénticos físicamente, cuyas personalidades son lo más opuesto, pero cuya ideal convivencia (tanto a nivel personal -lo comparten todo sin excepción, incluso las conquistas sexuales -como profesional -llevan una prestigiosa clínica ginecológica-) pierde toda armonía cuando una tercera persona se ve involucrada; la consecuencia resultante es la autodestrucción y la progresiva degeneración de ambos, que al tomar conciencia de sí como individuos, ya no pueden formar parte de un mismo ser. Un escisión dolorosa y traumática, que les vuelve imperfectos y vulnerables. Que les hace tomar contacto con fármacos, con extrañas tecnologías, que amenazan con alejarlos para siempre de la realidad. A no ser que nuevamente puedan “reequilibrarse”...

La doble interpretación de Jeremy Irons suele ser lo más comentado de la película; realmente conseguida, meritoria en cuanto los efectos empleados para duplicar al actor en pantalla, y cargada de matices para reflejar las diferencias entre uno y otro hermano; es llamativo que, conforme llegamos al final, los dos son cada vez más indistinguibles. Por otra parte, es curioso el personaje de ella, una mujer infecunda y por lo tanto frustrada, cuya malformación hace referencia al número tres, elemento discordante que lo cambia todo... en cuanto a ellos, que se dediquen al examen clínico y profesional de la mujer implica que las ven como puro objeto de estudio, de modo que cuando hay relación con ellas, sólo puede ser sexual. Si ella es una actriz, ellos son unos farsantes (casi el reverso malsano de una comedia de los Farrelly), Más tarde, donde había una belleza interna de los órganos, ahora no hay sino horribles mutaciones. El desenlace amalgama lo grotesco y lo poético, la tragedia y el patetismo, casi a la manera de un Tod Browning.

Estética y formalmente, nos encontramos con la habitual puesta en escena cronenbergiana; aséptica, con encuadres dignos de un entomólogo, con espacios extrañamente futuristas y una atención al detalle morboso cuando todo va a peor. Un realismo estilizado, pero con los momentos truculentos marca de la casa; el sueño (como en “La mosca”) sobre la separación, revelador de las emociones del que sueña, el inquietante baile agarrado (inclasificable erotismo incestuoso, con la mujer ejerciendo de vínculo), y unas herramientas de trabajo dignas de Giger. En cuanto al “score” musical, que no parece muy indicado para reflejar lo sórdido del argumento, precisamente busca marcar un contraste.

La muerte y el erotismo unidos en un sólo concepto, las perturbaciones mentales que implican cambios físicos, el problema de la identidad, la mediación de tecnologías, instrumentos y cirugías como agentes del cambio, el eco de la ciencia-ficción en historias que hablan de la realidad y de nosotros mismos más de lo que nos gustaría... todo el turbador mundo de Cronenberg está aquí presente. Obra maestra.
 
:palmas

totalmente de acuerdo contigo. Es colosal. La adoro y temo al mismo tiempo, y es que es una película que te agarra el alma desde lo más íntimo, algo ináudito siendo la temática, en principio, algo ajeno y desconocido para los que no hemos tenido un hermano gemelo, pero es que Cronenberg va mucho más allá en su alcance.


ah, una acotación, yo tenía entendido que la película se basaba en un artículo de la revista TIME sobre el caso real, no en un libro.
 
Una edición bluray de "Inseparables" como DIOS MANDA sería para verla e inmediatamente después morirse. Con eso uno ya ha cumplido en la vida.

"La mosca" la vi no hace mucho y sí, fácilmente puede ser una de las películas más terroríficas de la historia. La recordaba muy explícita de cuando la vi de púber, pero es que vista ahora es igual, no ha perdido un ápice de visceralidad. Me sigue flipando la crudeza con la que se expresa el deterioro físico, la transformación en un grotesco engendro de carne, sangre y sustancias repugnantes.
 
La mosca

una historia de bella y de bestia, llena de romanticismo “freak”. La pobre Geena Davis, debatiéndose entre el macho alfa, el triunfador que le ofrece una relación convencional y “patriarcal” sin sobresaltos, basada en el sexo y la dominación... y entre el rarito, el disfuncional, que le ofrece algo diferente.

yo no vi ningun debate; la Davis deja ya al principio al yuppie, al que se retrata de forma bastante repelente (el numerito de la ducha en su apartamento). Luego pasa una cosa curiosa, y es que Goldblum se convierte en una bestia (por fuera) y el ex saca su lado mas humano...

la peli a mi no me parece nada terrorifica (diria que aposta). Asquerosilla, si.
 
Mmmm... en cuanto a la idea que subyace ahí, es más o menos lo que digo formulado de otra manera, no?

(Edito): Ella está por brundle incondicionalmente, está claro. Pero la condición física que atraviesa le causa un rechazo tan evidente que nunca termina de romper con ese tío tan gilipollas, como si fuera una opción que siempre va a estar ahí. Más aún, éste va volviéndose mejor tipo conforme avanza el asunto, por irónico que resulte. Ambos (el pichabrava y Brundle), con sus ambivalencias, son como dos polos opuestos, y ella está en el centro.

Lo del libro en que se basa "Inseparables", si no lo he entendido mal, es que está basado en ese mismo artículo. Ignoro si estará editado en castellano.
 
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Es una de las cosas más divertidas y sorprendentes de La Mosca... que el héroe (Brundle) va convertiéndose progresivamente en villano conforme sale a relucir su lado más animal, agresivo, y finalmente, loco. Y el villano (culpa suya, probablemente, todo lo que sucede, además de ser un tipo moralmente repugnante) acaba convirtiéndose irónicamente en el héroe de la función. El personaje era retomado, brevemente, eso si, en la secuela.

Respecto a Inseparables, se supone que se basa en el libro "Twins" de Bari Wood y Jack Geasland; no tengo ni idea de si lo editaron en castellano, pero de todas formas, recuerdo haber leído que a Cronenberg no le interesaba tanto adaptar el libro como partir de él; vamos, que tomó más la idea que otra cosa y que a lo mejor, ambas obras van por caminos distintos...

Inseparables es una de esas películas enfermizas y fascinantes que a la vez, quieres y no quieres ver. De todas formas, para mi la más fascinante obra de Cronenberg siempre será Videodrome :babas
 
Yo recuerdo que el título original, Dead ringers, era un término que se asociaba a las carreras de galgos o algo así, a alguien le suena? Porque no parece haber equivalencia castelllana.

el film es fascinante en tanto que da la impresión de que los gemelos Mantle han creado un ambiente ( su vivienda-despacho-quirófano ) que funciona a modo de útero externo en el que se sienten a salvo... hasta que alguien les corta el cordón de la placenta univitelina que les une ( la Bujold, que dicho sea de paso, tambien asusta lo suyo ) y surge un alumbramiento ( el de Bev ) que ninguno de los dos puede afrontar.

la penúltima secuencia del film es aterradora: el mundo exterior como amenaza invisible, como condena agorafóbica absoluta...
 
Scanners

Conspiraciones, espionajes, grandes compañías involucradas en oscuros propósitos, y en medio de todo, unos sujetos peculiares llamados “scanners”; hombres y mujeres que han nacido con la bendición (o maldición, según se mire) de un enorme poder mental, que les permite actuar sobre la voluntad de otras personas. Cronenberg ofrece una perspectiva radical de la telepatía; ya no un fenómeno relacionado únicamente con lo psíquico, sino la fusión entre cuerpos y mentes individuales que forman una única entidad superior, el control de la voluntad sobre la carne (los “robots” que crea el malo como esbirros). La película es un thriller sci-fi que sigue las convenciones del género, con un héroe, un antagonista, un mad doctor... pero donde despuntan las incipientes fijaciones cárnicas de nuestro entrañable amigo de Canadá. No me parece ni mucho menos algo tan logrado y completo como “La mosca”, pues pese a la fama, las interpretaciones son reguleras excepto la de un Ironside que está en su salsa, y el guión lo encuentro poco pulido en cuanto a desarrollo, haciéndose la picha un lío para transmitir una historia y unos conceptos que no requerían una confusión tan gratuita.

Prueba de ello son unos personajes que dan un poco igual; la líder de los scanners rebeldes y su relación con el prota, que no importa un carajo, unas apresuradas explicaciones (con conflicto familiar culebronesco incluido) que llegan tarde... la muerte del científico es lamentable. Pero como digo, las paranoias cronenbergianas están ahí y resultan muy sugestivas; la conexión de un cerebro humano con un “cerebro” informático y artificial, la droga que produce la mutación de los scanners y que permite controlar las facultades, el post-humanismo como posible via tanto hacia el progreso como hacia la destrucción... y una curiosa ocurrencia; la del artista que alivia los dolores propios de su condición a través de un arte tan original como retorcido. Momentos de incomodidad marca de la casa son; la escucha del protagonista de los pensamientos de la gente en una sala abarrotada, el “entrenamiento” modulando latidos cardíacos ajenos. Y los más impactantes y de lucir efectos especiales, como la ya mítica explosión craneal, o el duelo final entre los dos telépatas. Al “score” de Shore lo potencian unos efectos de sonido que son como el leitmotiv de los poderes mentales.

Y el final, que es un “ganamos...”, PERO... nada volverá a ser ya igual, vaya. Más que por la calidad final, me parece un título digno de ver por revelar, dentro de esquemas populares, de género, etc. a un cineasta poco ortodoxo y con mucho que ofrecer.
 
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No es que el guión de Scanners estuviera poco desarrollado, más bien es que no habia :cuniao

Cuenta Cronenberg que siempre había querido hacer una peli sobre telepatía, y que tenia una idea (que originalmente iba a llamarse Telepathy 2000) pero que, cuando los productores canadienses le ofrecieron un proyecto, lo aceptó a sabiendas de que no tenía guión, solo la idea. El guión, según confesaba el canadiense, se despertaba a las 5 de la mañana para escribirlo antes de ir a rodar. Vamos, casi parece un proyecto Corman...
 
Videodrome

La película que supone un antes y un después en la trayectoria de David Cronenberg, con unas obsesiones del todo formadas, cual manifiesto/declaración de intenciones donde ya está presente el concepto de la “nueva carne”, que tan útil resultará para entender el cine del canadiense. La violencia y el sexo en el medio audiovisual, la pantalla como ojo de la mente, puerta de acceso a nuevas realidades, a un territorio inexplorado donde realidad y alucinación se confunden, la (muy provocadora) idea de la percepción como puro engaño o como verdad, según como se mire... Pese a dedicarse a lo que se dedica, Max Renn es un tipo ingenuo que sólo busca la novedad, el estímulo, en resumen, la diversión fácil... pero cuando descubre lo que realmente es “Videodrome”, queda convertido en un títere de poderes inciertos que le absorben la voluntad. Como en “Scanners”, el esquema de neo-noir es perfecto para hablar de lo que habla Cronenberg, con los engaños, aristas argumentales y ambivalencia moral que son comunes al género. La narración es poco clara, pues el protagonista funciona cual alter-ego de un espectador igual de confuso, incapaz de confiar en nada. La tal Nicky, mujer fatal del cuento y puro objeto de deseo nuestro y de Max, es tal vez el elemento más abstracto de la función, el inevitable morbo por lo prohibido.

En el aspecto técnico, vuelve a sorprender la vigencia de unos efectos especiales que, aún correspondiendo a la época, continúan pareciendo realistas y contribuyendo a la impresión (tan necesaria) de fisicidad y repugnancia. Siguiendo con las ideas que aparecen insinuadas, hay una insistencia (en un diálogo concreto) en lo “político”; “Videodrome” no es un inocente producto de consumo, sino que viene cargado de un afán por cambiar el mundo y la manera de sentir de un espectador pasivo. La televisión es vista como una nueva forma de religión (la “congregación del rayo catódico”), de hecho es como un don, que posibilita la trascendencia a un nuevo estado que va incluso más allá de la muerte física. En tal sentido, el final (uno de los más sobrecogedores de Cronenberg) se adentra en el puro metacine, llevando la idea al extremo. Lo demás es de sobra conocido y esperable; el poder que actúa sobre el cerebro y a la vez sobre la realidad palpable, el impulso erótico y destructivo como catalizador, el hombre como ser orgánico y artificial, cuyo cuerpo es una superficie de prótesis, aberturas insólitas, implantes, armas... mientras que la máquina (la televisión) se vuelve humana y carnal, con órganos, respiración, nervios... el bien y el mal, no es de extrañar, se vuelven concepciones caducas en semejante contexto.

Una obra maestra del cine fantástico de los ochenta. Nos viene a decir que las representaciones en el arte, en los medios, no son inofensivas, sino que pueden volverse en nuestra contra. Que no hay divorcio entre imagen y objeto, entre verdad y falsedad, sino una conexión directa que nos esforzamos por ignorar en la comodidad de nuestro sofá. Hoy en día, cuando la televisión ya no es lo que era y ha sido sustituida en gran parte por nuevos medios, la película sería otra diferente, pero continúa muy viva.



eXistenZ

Thriller metafísico que hace gala de un espíritu muy de los inicios de Cronenberg (pese a que nunca hubiera abandonado en realidad el cine fantástico), como de suciedad y de serie B, con el que intenta volver a los orígenes y a lo ya conocido, después de darse el batacazo con “Crash”. El resultado es una película habitualmente vista como “menor”, como un tropiezo en su trayectoria, que no aporta nada nuevo y que se le va de las manos; en cierto modo, es a lo que se arriesga un cineasta aficionado a las propuestas locas e imposibles. Una especie de remake de “Videodrome”, cambiando la televisión por los videojuegos; el protagonista es un tontaco que descubre un mundo turbio sin quererlo, hay una mujer misteriosa que es el centro de todo... incluso detalles como las consignas en plan terrorista, la pistola biológica, un final que hace dudar y que juega con el espectador, evidencian la falta de frescura. La dificultad para distinguir el mundo real del mundo de la ficción, las realidades artificiales que engullen el mundo convencional, las extrañas dinámicas entre lo orgánico y lo tecnológico, vuelven a tener protagonismo.

La vida física es aburrida y previsible, pero un juego hiperrealista la imita perfectamente y la convierte en una partida más, donde la identidad pasa a ser un rol, la persona deviene en personaje, y finalmente, las fronteras se derrumban. El final es una aparente tomadura de pelo, que apuesta por el despiste, pero sigue siendo coherente con el enorme dislate que es la trama, con un argumento del todo rebuscado donde una guerra subterránea entre detractores y partidarios del “realismo” tiene lugar (lo político y lo religioso siempre andan de por medio). Me ha parecido que la cosa avanza a trompicones, que tanto bicho, tanto tecnicismo, con simbologías anales y venéreas de por medio, quedan muy de trazo grueso, casi dignos de una parodia del canadiense. Ojo, que entramos en lo típico de si es tal vez intencionado lo más chorra, las interpretaciones en plan “dónde nos hemos metido” de Law y compañía, porque el argumento va de ficciones, falsedades, etc. ¿La realidad es múltiple, inabarcable, o hay una “naturaleza” a la que acogerse? No lo sabemos, y eso hace más divertido el “juego”, debemos “jugar” para saberlo.

Un más difícil todavía, una gamberrada “freak”, homenaje a sí mismo por parte del Cronenberg, con algo de cachondeo consciente (“camarero, mire lo que he encontrado en mi sopa...”), y sigue teniendo elementos de interés, pese a no ser lo más inspirado.
 
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Videodrome es mi favorita de Cronenberg (con lo difícil que es precisar algo así dentro de semejante filmografía) pero es que no solo no me canso de verla, sino que encima cada vez qe la veo le saco algo nuevo! Junto con La cosa de Carpenter, para mi es la cima del fantástico de los 80.
 
Coincido en lo de eXistenz, creo que ella funciona peor cuando tira por lo que esperan de él (los monigotes de carne para "jugar", los secundarios freaks, los sitios visiblemente turbios) que cuando hace algo más sencillo como ese inicio con la pizarrita o el fondo revolucionario. No diría que es un Cronenberg "vendido" (de lo que se le acusó absurdamente con la trilogía Viggo) pero sí uno relajado: lo del ojete espinal lo saca diez años antes y ni me imagino lo que hubiese hecho con ello.
 
Vinieron de dentro de...

El debut de Cronenberg (tras unos cuantos cortos y mediometrajes experimentales) ya es una cosa totalmente suya, cuajada de sus ideas malsanas. Viene a ser casi una adaptación inconfesa de Rascacielos, la novela de Ballard; un edificio ultramoderno, provisto de las mayores comodidades, es invadido por una misteriosa plaga de parásitos que generan un insaciable instinto sexual en sus huéspedes. La otra referencia principal sin duda es Romero y sus muertos vivientes. El científico demente de turno es portador de una incómoda verdad; el hombre es un ser instintivo y todo es sexual para él... lo demás es frágil, artificial, y esos instintos deben ser liberados. Cronenberg encuentra en la serie Z (pues esta película no es otra cosa), con sus bichos repugnantes y sus truculencias gore, un medio ideal para incomodar moralmente y hablar de nosotros mismos.

Que el detonante de la invasión sea la incomunicación de una pareja lleva a pensar que hasta las verdades sociales más asentadas, como el matrimonio, son sumamente precarias. Lo más precario, sin embargo, viene a ser una realización extremadamente cutre, amateur, digna de un tipo que está aún en proceso de aprendizaje. La narración cojea igualmente, en cuanto a ritmo y estructura (muchos personajes, y algunos de chiste), no está bien lograda la sensación de tensión y de caos creciente que debería haber. Con todo, me parece una cosa medianamente digna para sus parámetros casposos, y desde luego, un semillero de ocurrencias malsanas y con mala leche que prefiguran la genialidad futura del canadiense, como el monólogo de la enfermera, o los momentos que involucran a ancianos y a niños (lo único no insinuado es la zoofilia, vaya).

Más que ser un buen título, es una propuesta sugerente y que permite atisbar una personalidad visceral en un todo mugriento, además de ser un pequeño clásico de lo suyo.


Rabia

Una mujer víctima de un grave accidente de moto es operada con una técnica experimental, pero ésta ocasiona una horrible mutación en ella; un agijón con el cual debe alimentarse de sangre, y que además propaga una rabia asesina entre sus víctimas. Prácticamente un remake de la opera prima de Cronenberg; experientos médicos con fatales consecuencias, infecciones que desatan el caos, humanos mutados en bestias... la protagonista, sin embargo, continúa siendo un ser inocente pese a convertirse en una especie de vampiro (es incluso incapaz de alimentarse de nada más), pues actua movida por una sed de sangre, es un monstruo humano que no entiende muy bien qué le está ocurriendo, de ahí lo trágico de la situación.

Siguen estando ahí las mismas torpezas de guión (más bien inconexo), efectos especiales (cutres y limitados), dirección (vamos a rodar lo que salga). Sigue habiendo algo sexual y raruno (el nuevo órgano tiene una apariencia fálica y anal, y ella misma no hace sino seducir a gente para “bebérsela”). Otro tema es la reacción social ante la expansión de la rabia; el estado hace uso de todos sus mecanismos represivos, pero es incapaz de parar el apocalipsis (como el alarmantemente pasivo novio de ella)... de hecho, la violencia es peor aún que la de nuestra protagonista, que al menos actúa por necesidad. Muy elocuente al respecto el demoledor plano final. La muerte gratuita de Papá Noel, pura psicotronía, por cierto.

Nuevamente, un Cronenberg en estado embrionario (jarl), con el hándicap de ser más de lo mismo, pero que apunta inconscientemente a lo que serían sus obras mayores.
 
Esas dos peliculas hara cosa de 25 años que no las veo, pero creo recordar, la memoria es engañosa, que me gusto mucho mas y estaba mejor hecha Rabia que Vinieron de.., esta ultima mas bien era espantosa.
 
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